PUBLICADO EL MARTES 30 DE ENERO DE 2018 EN LA VERDAD
Los ricos también lloran. Y, desde el sábado,
también rajan. Y mucho: fue salir Ágatha Ruiz de la Prada poniendo a parir a
Pedro J. Ramírez y quedarnos pegados a la pantalla, que ver a una señora bien
tirándose al fango es tan fascinante como pillar a Isabel Preysler haciéndose
el moco o a Naty Abascal limpiándose los dientes con un palillo. En las señoras
bien, lo cotidiano se transforma en insólito.
Ágatha es una diseñadora que no encontraba su
sitio en el mercado hasta que se dio cuenta de que no estábamos dispuestas a
vestirnos de mamarrachas, pero que sí nos molaba hacerlo con nuestras hijas,
nuestros azulejos y nuestra ropa de cama. Y, entonces, Ágatha agathizó todo lo
agathizable, incluso a Pedro J., al que le puso tirantes de corazones y calcetines
de payaso. Y eso duró hasta que el innombrable fue desagathizado por el beso de
otra señora. En ese momento, Ágatha se convirtió en una bruja malvada que
empezó a llamarle cursi, vanidoso, pretencioso e hijo de puta. Lo de cursi es
lo peor, sí. Y lo curioso es que, en treinta años de convivencia, no se hubiera
dado cuenta antes.
Criticar a tu ex marido en público es un
derecho constitucional que nos ampara a todos, que si Rosa Benito puede insultar
a Amador Mohedano previo pago de su importe, las finústicas de buena familia
también. La diferencia es que ellas lo hacen sonriendo, sentaditas en el filo
del sillón, con la espalda bien recta y las piernas cruzadas; que ellas
adelgazan con los disgustos mientras que el resto de las mortalas nos amorramos
a los gin tonics con torreznos y acabamos más gordas que Paquita Salas; que
ellas ahogan las penas pasando la Nochevieja en la embajada de Italia y bailando
rodeadas por ochenta maromos que están para ponerles un piso, mientras que nosotras
pasamos el fin de año en un bar donde suena Luis Fonsi en bucle y al que sólo
acuden desechos de tienta. Con ese panorama, si me deja mi santo, me meto a
monja.
A todo esto, hoy es el cumpleaños del Rey. Para
celebrarlo, las redes se ceban con el video de la familia real, que también son
ganas de darle munición al enemigo. Pero lo cierto es que decir
"sopita", "caprese" y "examen de Natu" te hace parecer
más cursi que unos Juegos Florales. Y hasta que Pedro J.