PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 21 DE FEBRERO DE 2017
Esta semana no he leído las revista del
corazón. Ni una. Ni un divorcio, ni un casorio, ni una fiesta, ni un photocall
de la dieta de la alcachofa que llevarme a los ojos. Nada. Niente. Nothing.
Nasti de plasti. Es la primera vez en la vida que me pasa: hasta estando de luna
de miel me las apañé para conseguir un ¡HOLA! en Sicilia, que mucho templo de
Agrigento y mucho teatro de Taormina y mucho cannoli, pero yo tenía una desazón
que no me dejaba vivir: a punto estuve de perderme que los barones Thyssen celebraban
su catorce aniversario de boda en la intimidad familiar (con la revista como
testigo, claro, que la intimidad pagada es menos íntima pero más rentable). Y a
ver cómo hubiera sobrevivido servidora sin conocer tamaña noticia de alcance.
Pero estos días estoy fuera de juego. Me he
perdido a Chabelita casándose con retroactividad y alevosía, a la mujer de Kiko
Rivera diciendo que es una suerte tener a Isabel Pantoja como suegra (tanta
como tener a Ángela Channing de madre política, intuyo) y a María Teresa Campos
confesando que toma pastillas contra la ansiedad. Normal: si yo pasara la mitad
del día junto a un señor teñido con Farmatint y la otra mitad jugando al
"gin rummy" con un montón de septuagenarias morenas por nacimiento y rubias
por dedicación exclusiva, también me empastillaría hasta las trancas. Y
bebería. Y lloraría. Y me tiraría por el balcón. Lo curioso es que, leyendo la
prensa seria, tampoco he echado tanto de menos las revistas: Iglesias, Errejón,
Montero, la infanta, Urdangarín. Y Trump, siempre Trump, que nos lo ha puesto
ahí el Señor para salvar a los columnistas del mundo. God bless America. Está
animadísimo el panorama. "Cultura política pop", que dice Ximo Puig.
También dice que "Sálvame" ha invadido la política. Repito: lo dice
Ximo Puig. Con esos pelos. Si Trump lleva un gato muerto en la cabeza, Puig
lleva una rata (y los del PACMA sin decir nada). También afirma Mario Vargas Llosa
que no hay diferencia entre la prensa seria y la prensa amarilla. Repito: lo afirma
Vargas Llosa, que ha salido más en el ¡HOLA! que yo de copas. Me chiflan esto
señores que se hacen los estrechos, pero que les gusta más una cámara que a
Mocito Feliz. Visto el panorama, hay más bufones fuera que dentro de las
revistas.