miércoles, 30 de diciembre de 2015

SOBREVIVIR A LA NAVIDAD

PUBLICADO EL 29 DE DICIEMBRE DE 2015

No llego al 2016. Ni de broma. Aún vamos por la mitad de las Navidades y ya he estado a punto de palmarla dos veces. La primera, por un laconicidio frustrado: mi suegra quiso hacerme creer que un hueso de jamón era un trozo de lacón, y un poco más y me tienen que practicar una traqueotomía con el cuchillo de la mantequilla. La segunda, por una okupación ilegal: mis cuñados, en una suerte de confabulación judeo plutónica diseñada para hacerme luz de gas, juran y perjuran que me dejé llevar por el espíritu de la Estrella (de la de Levante, no de la de Navidad) e invité a toda mi familia política a tomar el aperitivo en mi casa. Que me pongan las imágenes, pedí. Que les hagan un “Poli de Luxe”, exigí. Pero se pasaron mis requerimientos por el arco del triunfo y por el portal de Belén, y allí que aparecieron todos. Los treinta. Me río yo de lo de “casa okupada, casa encantada”, Ada Colau. La próxima vez, que vayan a la tuya.

Mi familia es una plaga bíblica. De langostas, para ser exactos, que después de la okupación no me queda ni un trocico de hueva con almendras que echarme a la boca. Pero, a veces, hasta las más bárbaras de las invasiones se agradecen: en este largo invierno de nuestro desgobierno en el que las mesas de Navidad con sitios vacíos nos producen un dolor insoportable, en el que intentamos llenar los huecos enormes del corazón rellenando el estómago, en el que pretendemos compensar a base de dulces el sabor de boca amargo que nos dejan las ausencias, en el que los que nos quedamos aquí, los leftovers, los sobrantes, echamos tanto de menos a los que se han ido que estamos a punto de volvernos locos, sólo el cariño de la familia, de la genética, la política o la adoptada, de la que te viene de serie, de la que tú eliges o de la que te elige a ti, te reconforta y te consuela. Que te dejen con la nevera vacía o que intenten matarte con un hueso de jamón es peccata minuta, que mi familia no tiene culpa de descender de los Borgia. Eso sí, para Nochevieja servidora se lleva como acompañante a un catador de venenos. Por si los cianuros. 

miércoles, 23 de diciembre de 2015

INGOBERNABLES

PUBLICADO EL MARTES 22 DE DICIEMBRE DE 2015 EN LA VERDAD

Tan preocupados andamos todos por las elecciones, el pactómetro de Ferreras y la estrechez de las corbatas de Albert Rivera, que entre tanta papeleta se nos ha escapado la más gorda: Gloria Camila, hija de Rocío Jurado y Ortega Cano, ha dado el salto al mundo de la moda como empresaria. Eso dicho en titulares holísticos, que traducido al román paladino es que ha puesto una tienda de ropa. Acabáramos. Que Gloria Camila, trendsetter del chonismo poligonero, se dedique a la moda es como si Falete se nos hubiera hecho vegano: un sinfuste, un sindiós y un sinsentido. Que lo que da miedo no es que venda bragas, es que algún día le de por diseñarlas (o, peor, por enseñarlas). Si todas las familias felices se parecen entre sí, las de los famosos se parecen más aún: mucho profesor particular, mucho colegio de élite y mucho internado suizo, pero de estos niños no hay quien que haga carrera. Ni siquiera María Teresa Campos, que ha hecho más por colocar a los hijos de sus amigos que el INEM: Lara Dibildos, Rocío Carrasco, la Jesulina o Alejandra Prat han pasado por sus programas. ¿Para qué? Eso quisiera saber yo. A María Teresa sólo le queda poner una discoteca para meter a Paquirrín de Dj residente.

Pero que entre esta muchachada no haya ni uno con el bachillerato aprobado no influye a la hora de encontrar curro: si a las finústicas de apellido compuesto les da por el joyerío, como Eugenia Martínez de Irujo, diseñadora de osos, o Simoneta Gómez-Acebo, relaciones públicas de Cartier (no va a ser de Galería del Coleccionista, que una es Grande de España), a las longilíneas les da por hacerse estilistas y a los herederos por la hípica, la única actividad que se puede practicar vestido de Gucci. Ahí están Cayetano Martínez de Irujo, Carlota Casiraghi o la zarina Marta Ortega para demostrarlo. Al trote y al galope.

Así que aquí estamos usted y yo, dándoles la matraca a nuestros hijos con los afluentes del Ebro, las ecuaciones de segundo grado y los versos asonantes en las rimas pares para que, al final, comprueben que anunciando la dieta de la alcachofa se saca más perras que teniendo tres carreras. Estos niños que han heredado todo de sus padres, menos el talento, sí que son ingobernables, y no este país. Que también. Ferreras, pásame el pactómetro.


miércoles, 16 de diciembre de 2015

LOVE MACHINE

PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 15 DE DICIEMBRE DE 2015

El Twitter es un campo de minas. O de sueños, depende de quién tuitee: escribe Monedero “Vamos a ganar las elecciones porque somos pueblo y sentimos como el pueblo. Somos, es nuestro secreto, una máquina de amor. Gracias Pablo”. Una  máquina de amor. Él se queda tan fresco y yo me quedo tan muerta. Monedero convertido en una “love machine”. No en una “sex machine” a lo James Brown (o a lo Pedro Sánchez, que vaya piolet enseñó mientras escalaba con Jesús Calleja), ni siquiera en un orgasmatrón a lo Woody Allen. En una máquina de amor. Acabáramos.

Después de esto, Monedero está a un paso de empezar a tuitear frases de Paulo Coelho. O de soltar un “Buenos días , mundo”, a lo Rosa Benito. Rosa Benito sí que estaba casada con una “sex machine”, que Amador era muy de venirse arriba en cuanto Rosa le ponía una mano encima. A Benito se le puede perdonar cualquier cosa (o no), desde que se casara con Amador hasta que diga que antes de volver a “Sálvame” se parte las piernas y luego aparezca en el “De Luxe” como si tal cosa. Pero a Monedero no se le puede perdonar la cursilería, que se empieza siendo una máquina de amor y se acaba mandando PowerPoints de gatitos. Porque Monedero, tras esa pinta de ex componente de Ismael y la banda del Mirlitón, oculta un corazón de adolescente enamorada de Justin Bieber. No quiero ni pensar los wassaps que van a salir de su teléfono felicitando las fiestas: “Te quería mandar algo súper especial para esta Navidad, pero tuve un problema. ¿Cómo envuelves un abrazo y un besote?”. Los mensajes de los políticos los carga el diablo. Que se lo digan a Rajoy.

Entre la “love machine” y la “sex machine”, yo me quedo con la “dance machine”, a lo Miquel Iceta, que yo soy más de bailar, aunque acabe cayéndome sobre un suelo enfangado de cubatas por intentar hacer de Olivia Newton-John subida a unos tacones de doce centímetros. Es lo que tiene ser también una “drink machine”. Menos mal que me espatarro sobre el suelo y no bajo un señor con bigote, como le pasaba a Dorothy Parker. "Me gusta tomarme un Martini. Dos como mucho. Después del tercero estoy debajo de la mesa. Después del cuarto estoy debajo del anfitrión”. Los Martini también los carga el diablo.

jueves, 10 de diciembre de 2015

LIBRE

PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 8 DE DICIEMBRE DE 2015

A Isabel Pantoja y a mí nos han dado el tercer grado al mismo tiempo. Libres al fin. Las dos. Ella para lucir por Cantora los bolsos que se hacía en el talego, yo para pasear palmito prenavideño. Tanto tiempo tengo ahora que me sobra vida. Seguramente lo invierta en seguir el “Toñogate”, que me he perdido mucho estos días del asunto entre Belén Esteban y su representante y estoy en un sinvivir. También voy a poder leer a Vargas Llosa, no como Chábeli, que no lo lee porque ella sólo lee en inglés, dice. Chábeli es el más claro ejemplo de aquella frase de Groucho Marx, “Es mejor permanecer callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente”, que la capacidad de la familia Iglesia Preysler Falcó Boyer para abrir la boca y dar titulares es infinita. Como cuando contó que a ella le preocupaba tan poco su aspecto que su madre le dijo “¡Qué poco física eres!”. Poco física y poco química; para química, la de su ex marido Ricardo Bofill. Nunca moló tanto Chábeli como cuando estaba casada Bofill Jr., que hubiera dado yo la oreja derecha por escuchar las conversaciones de ese par. Pero tras el divorcio ella se convirtió en una mujer desesperada versión Miami y Bofill en director de cine, que rodó “Hot milk”. Amárrame los pavos y suéltame los perros. La peli iba sobre juergas y desfase en Ibiza. Lo sorprendente hubiera sido dirigir una película que se desarrollara en un convento. O en una biblioteca.

Y, mientras tanto, las elecciones. Y el debate, que vaya paliza han dado en Antena Tres. Que si cuántas cámaras va a haber, que si la cuenta atrás, que si el postdebate, que si cómo ven los niños a los candidatos y que si tienen un experto en comunicación no verbal. Eso ya lo hacían los del “Tomate”, que contrataban a un lector de labios para saber qué decía Raquel Mosquera desde la ventana del hospital ante el horror del periodismo serio. Ahora el periodismo serio acude a señores que se dedican a decir que si te rascas el ojo izquierdo no es porque te pica, sino porque estás mintiendo. Y se quedan tan anchos. Menos mal que el viernes vuelve Rosa Benito a “Sávame”, y yo voy a poder verla. Eso sí que va a ser un debate de verdad.



REPÚBLICA INDEPENDIENTE

PUBLICADO EL MARTES 1 DE DICIEMBRE EN LA VERDAD

Leo este fin de semana un artículo en El Mundo titulado “¿Por qué todas las parejas discuten en Ikea?”. Hay titulares que lo clavan: pelearse cuando vas a comprar muebles con el santo es un hecho antropológico, que no conozco un solo matrimonio que no acabe tirándose las albóndigas suecas a la cabeza después de pasar una tarde en Ikea. Según el texto, los conflictos revelan diversos aspectos de la relación, como la lucha por el liderazgo a la hora de tomar decisiones, el reparto de tareas o el nivel de compromiso. Eso por lo que respecta a ir juntos a la tienda, porque si hablamos de montar muebles al alimón, ya entramos en el terreno de la trifulca monumental, la bronca tremebúndica o la cruz de navajas por un quítame allá ese tornillo: la primera y última vez que mi santo y yo nos pusimos a montar una librería, lo único que montamos fue un pollo. Él es de la escuela de “para qué me voy a leer las instrucciones si puedo poner esta tuerca donde me da la gana y si no encaja la aprieto hasta que entre”, y yo de estudiármelas como si estuviera opositando a Notarías. Al final, bronca y una estantería que, cuando cambias un libro de sitio, te cae todo el peso de la literatura occidental encima.


Pero una, que aprende de los errores y que está dispuesta a hacer cualquier cosa en tal de salvar su matrimonio (o casi), juró no volver a montar un mueble en pareja nunca más, así se pusiera delante Fassbender en elástica sport con un destornillador en la oreja: desde entonces, siempre contratamos una empresa de montaje. La jugada nos sale más cara que si amuebláramos la casa en Roche Bobois, pero nadie dijo que la vida en pareja fuera fácil. Ni barata. Temblando estoy porque después de Navidades nos metemos en obras. Una insensatez como otra cualquiera, pero es que hemos llegado a unos niveles de humedad que tengo las cara de Bélmez en las paredes del salón, con cuerpo y todo, que no sé si llamar a los pintores o a Iker Jiménez. Y, encima, antes de la reforma tengo que contratar arquitecto, ingeniero, artesano, carpintero, albañil, armador y terapeuta de pareja, que mi casa, más que república independiente, va a ser un estado de guerra durante una buena temporada. Ganas me dan de irme a vivir debajo de un puente.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

SENADORA LOMANA


PUBLICADA EN LA VERDAD EL MARTES 24 DE NOVIEMBRE DE 2015

Estoy alucinada, perpleja, apocalíptica y desintegrada: a las alturas de campaña que estamos y aún no me ha llamado nadie para que me presente a las elecciones. Ya ven: yo, que podría utilizar este púlpito todos los martes para lanzar un mitin, que tengo mucho Word y tengo mucho Perfect, y nada, ninguneadita perdida por el politiqueo patrio.

Más perplejo aún tiene que estar Juan Carlos Monedero. A Monedero, que siempre le traiciona la razón y le domina el corazón, ahora también le han traicionado sus mayores: su padre y Carmen Lomana se presentan por VOX, uno como diputado y la otra como senadora. Tú al Congreso y yo al Senado es el nuevo tú a Boston y yo a California. Monedero tiene que estar malamente: si que VOX te levante a tu padre tiene delito, que se quede también con tu nueva mejor amiga ya es para pellizcarse los testículos a dos manos. Pero Lomana, que no pierde comba, sabe que ahora viste más ir de candidata por un partido que estar en el front row de Chanel. Lo sabe Lomana y lo saben los jueces, las socialités, los ex militares y los actores que ya han fichado por diferentes partidos. A un tris estamos de que Belén Esteban, después de afirmar que le daría mucha pena que Barcelona fuese independiente (por lo visto que se independicen Tarragona, Gerona y Lérida le da igual), sea propuesta como candidata. O que Karmele Marchante, que se declara independentista, izquierdista, feminista y todo lo que acabe en “ista” (menos lista), de un paso al frente envuelta en la estelada y se presente por Tortosa.

En estos tiempos confusos, la farándula se politiza y los políticos se enfarandulan: Rivera sale tanto en la tele que la junta directiva de Ciudadanos Valladolid ha dimitido, entre otras cosas, por la “reiterada aparición de Albert Rivera en los medios de comunicación”. Y eso que fue antes de que saliera en el programa de la Campos para arañar votos entre los abuelos, los mismos que se han quedado sin viaje del Imserso y que han arruinado las galas de Rosa Benito, la artista antes conocida como la cuñada de Rocío Jurado. El caso es que aquí estoy yo, tan fina, tan mona, tan intelectuala y sin un mal escaño que llevarme a la boca. Seguro que se lo ofrecen antes a Rosa Benito. Al tiempo.