miércoles, 27 de mayo de 2015

PACTAD, PACTAD, MALDITOS


PUBLICADO EL 26 DE MAYO DE 2015 EN LA VERDAD

Qué lío de elecciones: tras un fin de semana pegada a la televisión, el domingo a última hora ya no sabía si este país estaba votando para que saliera Edurne de alcaldesa o para que Esperanza Aguirre nos representara en Eurovisión cantando un chotis en inglés; si Letonia, Estonia y Lituania formaban parte de las coaliciones de izquierda o si la rusa con cara de estreñida era candidata por Ganar Lo Pollo. Es lo que tiene juntar dos acontecimientos históricos planetarios, que se te produce un desbarajuste mental horroroso.

Más desbarajustados se han quedado muchos candidatos. Desbarajustados y sin huella dactilar tras pasarse la noche electoral dándole a F5 para actualizar resultados. Pero ya está. Se acabó. Chimpún. Fin de partida, y hasta fin de partido en algunos casos. El pueblo ha hablado; ahora tienen que hablar ellos y entre ellos, que después de la fiesta de la democracia llega el resacón de los pactos. Y se echan un Alka-Seltzer al coleto dispuestos a tragar lo intragable, a admitir pulpo como animal de compañía, a firmar cualquier pacto con tal de no pasar de cien a cero, de no perder poder. Sí, ahora saben lo que nosotros ya sabíamos desde hace tiempo: que hace mucho frío ahí fuera. Porque las caricas que tenían el domingo por la noche los desbarajustados eran parecidas a las que se les quedaron a muchos españoles después de que los despidieran, o de que los echaran de sus casas, o de que fueran por enésima vez al INEM o por primera vez a Cáritas. Y así estamos. Y así están, descompuestos y sin novia: Olga María, la ex amante de Monago, se ha descolgado tuiteando que "A todo cerdo le llega su San Martín”. A un cerdo ibérico de dehesa extremeña, claro, que una no está para salir con un marrano cualquiera. En Twitter, la venganza se sirve fría. Y, por lo visto, en las elecciones también.

Ahora, a tomarse un café cargado y un ibuprofeno para acabar con la resaca y a ponerse a trabajar. Con ilusión, sea cual sea la posición que se ocupe. Con respeto hacia los resultados electorales. Con los oídos bien abiertos para escuchar al respetable. Con capacidad para asumir la derrota responsablemente y para gestionar la victoria sin triunfalismos absurdos. Y que el primer acuerdo al que lleguen sea para que vuelva Mocedades a Eurovisión. Si no, no hay manera. 

jueves, 21 de mayo de 2015

MAD MEN


PUBLICADO EN EL "ESPECIAL ELECCIONES" DE LA VERDAD EL 20 DE MAYO DE 2015
El lunes acabó “Mad Men”. Para siempre. Y termina con un final perfecto, redondo y chispeante, tanto que veo la última escena con una sonrisa en la boca y un cigarrillo en los labios, que no se pude fumar más ni mejor que en “Mad Men”. Y tampoco se pueden dibujar personajes con más capas, ni escribir mejores diálogos, ni silencios más sonoros. Porque, en “Mad Men”, los silencios se escriben y se oyen.
Lo peor es que no se puede contar nada del final, que se te va la tecla y se te echa el tuiterío encima. Es un problema de profundo calado social al que ningún partido político se ha atrevido a meterle mano: ¿cuánto tiempo tiene que pasar para que comentar el final de una serie no sea spoiler? A punto estuve de morir acribillada a tuitazos cuando acabó “Isabel” porque dije que la reina moría y heredaba su hija Juana, aunque estuviera más loca que yo. Por eso no puedo decir quién ganará las elecciones. Lo sé, pero no puedo decirlo.
Afirma Don Draper que “Lo que llamas amor fue inventado por tipos como yo para vender medias”. Después de ver cómo se ha desarrollado la campaña electoral, parece que lo que llamamos democracia también fue inventado por tipos como ellos para vender esperanzas. Las que tanta falta nos hacen. Las que necesitamos comprar para creer que todo puede ir a mejor. Y, como los políticos saben de nuestros apremios, siguen prometiéndonos lo imposible, azuzándonos, apelando al voto útil o al del miedo y persiguiendo a los votantes indecisos con más ansiedad que Fernando Esteso a Jenny Llada. Pero todos los males de la democracia, decía Al Smith, pueden curarse con más democracia. Y posiblemente, la aparición de nuevos jugadores en el tablero sirva, si no de cura de todos los males, de efecto placebo. O de cataplasma: la que nos va a caer encima en cuanto finalice la campaña y empiecen los pactos, las llamadas, los wassaps y las especulaciones. Que van todos locos porque no saben cómo termina esto. Pero yo sí.





miércoles, 20 de mayo de 2015

CARRETERA Y MANTA


PUBLICADO EL MARTES 19 DE MAYO EN LA VERDAD

Qué difícil es sustraerse del ambiente electoral, tanto que a estas alturas del año aún no he escrito el clásico artículo estival y autoflagelante sobre las similitudes existentes entre servidora tumbada en la arena y una ballena blanca varada en la playa. Me resulta complicado pensar en estos pequeños infiernos veraniegos cuando hay muchos hombres y mujeres que viven un tormento aún mayor. Y es que una, que es muy empática, no puede evitar sufrir cuando ve a los candidatos en campaña.

Si esto es Motilla del Palancar, hoy es martes. Y lo mismo da una plaza de toros que el salón de bodas y baquetes Maribel. Y una comida por aquí y una cena por allá, y prueba esto, compañero, que en este sitio el cordero lo hacen de maravilla, que cómo te vas a ir sin tomar ná. Y los asistentes del candidato, madres contratadas por horas, les van pasando bajo mano un Omeprazol, un Almax, caramelos para la garganta, algún que otro Orfidal y la colección de píldoras que recomendó Preysler: magnesio, colágeno, fósforo, calcio y todas las vitaminas del alfabeto, del nuestro y del cirílico. Y carretera y manta. Y más besos, y más abrazos, y más selfies. Y los jefes de prensa, padres contratados por horas, al borde del parraque permanente, apagando fuegos, sincronizando agendas. Y llegan los dirigentes nacionales para arropar a los candidatos locales, y los candidatos locales se despepitan al oír cómo los dirigentes nacionales los llaman por sus nombres de pila, y les dicen al respetable que voten por Pepe, por Ana o por Reme porque tienen toda su confianza, cuando no hace ni dos minutos que les han presentado a Pepe, a Ana o a Reme. Y los peces gordos se van, y los pequeños siguen nadando. Y una Coca-Cola, un repaso al maquillaje o un cambio de camisa. Y seguimos para bingo.

Qué angustia, qué sinvivir, qué todo. Si nosotros tenemos ganas de que pase la campaña, ellos tendrán más. Seguro, que también son personas humanas. Están tachando los días en el calendario como Pantoja en el talego. Y ustedes quieren que yo me preocupe porque estoy tan blanca y tan gorda que el capitán Ahab podría perseguirme arpón en mano. Lo mío y lo de mis lorzas, al lado de lo de esta gente, es una broma. Que acabe ya la campaña. Por su salud y por la nuestra.


lunes, 18 de mayo de 2015

GENTE CORRIENTE


PUBLICADO EN EL "ESPECIAL ELECCIONES" DE LA VERDAD EL 17 DE MAYO DE 2015
Cada vez que un político dice “poner en valor”, muere un gatito. Y cada vez que sueltan “empoderar”, “hoja de ruta” o “gobernanza”, mueren colonias gatunas enteras. Definitivamente, los políticos no son catfriendly, que llevan varios cadáveres de mininos a sus espaldas.
Pero durante esta campaña han abandonado la jerga habitual para poner sus lenguazas en palabras que, suponen, queremos oír: no hay programa electoral que no hable de “honradez, eficacia y transparencia”, la Santísima Trinidad de estas elecciones. Y no hay candidato que no se describa a sí mismo como una persona normal, que los “seres humanos normales” de Rajoy son el nuevo “personas humanas” de Rosa Benito, la reina del pleonasmo.
Todos los candidatos quieren convencernos de que son ciudadanos de a pie: los de siempre son políticos disfrazados de personas normales, y los nuevos son personas normales disfrazadas de políticos. Unos se bajan del coche oficial durante la campaña y rompen el cordón sanitario que los separa de los electores para demostrar que son uno de los nuestros; otros hacen suya la narrativa del hombre ordinario en circunstancias extraordinarias, la del anónimo que salta a la arena política espoleado por su sentido del deber. Pero tanta normalidad me asusta. Porque los que nos han estafado, mentido y humillado no eran sociópatas escapados de un centro de reeducación; eran personas normales. Tan normales como usted y como yo. Y yo no sé si sería capaz de no apropiarme de lo ajeno, de no olvidar mis promesas electorales, de no creerme el ombligo del mundo.

Por esta razón, espero con ansiedad la candidatura de los raros, de los anormales que puedan entender y asumir que los políticos son servidores públicos. Y mientras eso no suceda, yo voy a votar al perro de Esperanza Aguirre. Esperanza no es catfriendly ni gayfriendly, pero sí dogfriendly. Su perro se llama “Pecas”, y la lideresa dice que manda más que ella. Así que, si hay alguien o algo capaz de hacerla callar, le voto. Aunque no sea un ser humano normal. Ni siquiera una persona humana. 


Pecas tiene mi voto: @SoyPecas


jueves, 14 de mayo de 2015

EN CAMPAÑA


PUBLICADO EN EL "ESPECIAL ELECCIONES" DE LA VERDAD EL 13 DE MAYO DE 2015

¡Ay, mísera de mí, ay, infelice! Yo, que me las prometía tan felices en esta campaña, con tantos partidos emergentes, convergentes y divergentes, con tanta emoción y con tanta encuesta, y voy y me encuentro con que los políticos regionales son unos aburridos. A ver quién le saca ahora punta al panorama.

No se han percatado de que para ganar hay que arriesgar. Y aprender de Luis Alberto Nicolás Pérez, candidato socialista por un pueblo de Cantabria que posa en pelotas con una rosa tapándose la anchoa. Y añade “Soy mejor que tú y lo sabes. Y si no, desmiéntemelo”. Y se lo desmintieron, que desde el PSOE regional le obligaron a retirar los carteles: combinar una frase de Julio Iglesias con otra de François Gallardo es demasié hasta para los aguerridos montañeses. Pero a nosotros, que estamos hechos a todo, nos encantaría ver nuestros candidatos desnudos con una hoja de limonero tapándose el paparajote. Transparencia total y alegría pal cuerpo.

También tienen la posibilidad de estampar su cara en una caja de condones. Es lo que ha hecho el alcaldable de Getafe por el PP, Juan Soler, con el lema “Sensibilidad y eficacia”. Toma slogan. Y amárrame los pavos: pilla los preservativos la imbécil del anuncio de Desigual y los pincha (del Foro de la Familia, ni hablamos). En cualquier caso, si el candidato tiene mucho hot, tiene mucho tempo y tiene mucho down, siempre puede rapear el programa electoral, que para eso Monago, ese hombre que no tiene parabólica ni sentido del ridículo, ha creado escuela.

En estas elecciones en las que muchos candidatos han pasado de disfrazarse de persona normal a concursante de “Tú sí que vales”, es una pena que los políticos de nuestra tierra nos hayan salido tan sosos. Pero ya que no están por la labor de cantar, al menos podrían participar en un debate en profundidad. Con propuestas, con ideas, con análisis. Y desde este periódico se les ha invitado a hacerlo. Si encima luego se marcan un striptease, miel sobre hojuelas y trending topic.



miércoles, 13 de mayo de 2015

RUBIAS AL PODER


PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 12 DE MAYO DE 2015

Dice Cristina Cifuentes que ella se hace la cola desde que la nombraron delegada del Gobierno porque, como tenía muchas reuniones con policías y guardias civiles, necesitaba un peinado austero. Lo que necesitan los políticos es una vida austera, no un peinado. Pero por algo se empieza.

Cifuentes lleva la cola repelá, como si le hubiera lamido una vaca. La cola repelá proporciona empaque a las rubias de pelo largo, que no estaría bien visto que Cifuentes diera órdenes a la Benemérita con golpes de melena a lo Carmina Ordóñez. Aguirre, en cambio, lleva sin complejos su pelo liberal y pizpireto, que la lideresa es capaz de mandar a tomar viento a María santísima mientras intenta someter a un flequillo tan indómito como ella. Pero algo tienen las dos rubias en común: ambas se han hecho una blefaroplastia para operarse los párpados; Aguirre los de arriba y Cifuentes los de abajo. Que no digan que el PP no está abriendo los ojos.

Cifuentes se disputa con Pablo Iglesias la coleta como seña de identidad, y va a repartir coleteros azul PP durante la campaña. Pero Cifuentes ha olvidado que Carrie Bradshaw aseguraba en “Sexo en Nueva York” que sólo las no neoyorquinas llevan coletero. Es seña de identidad, sí, pero de pueblerina. Y Aguirre se lo recuerda, que ella no pierde comba: "Lo del coletero es una chorrada".

Hillary Clinton no lleva coleta, pero se ha aclarado el pelo para presentarse a las elecciones. El pelo y la piel: lifting integral, bótox, grasa en los pómulos y blefaroplastia (sí, también). Porque Hillary, aunque tenga la misma edad que Reagan cuando asumió la presidencia, es vieja para la política. Y ahí está la diferencia: las mujeres tienen que rajarse enteras para acceder al poder, mientras que los hombres pueden alcanzarlo manteniendo sus arrugas, sus calvicies y sus barrigas indecentes. Como mucho se operan después, cuando llega el abandono de la política activa y de sus santas esposas.

La única que se ha oscurecido el tono del cabello ha sido la reina Letizia. Es la seguridad que te da saber que ya no tienes que perseguir el poder porque estás en él. Y, por la misma razón, se ha cortado la melena. Escribe Boris Izaguirre que “Cuando una mujer se corta el pelo es porque algo serio acaba de pasar en su interior”. Yo creo que cuando una mujer se corta el pelo es porque ya no puede manejárselo. 

lunes, 11 de mayo de 2015

ACUERDO PRENUPCIAL


PUBLICADO EN EL "ESPECIAL ELECCIONES" DE LA VERDAD EL 9 DE MAYO DE 2015

Cuando Jay Z le prometió a Beyoncé fidelidad eterna, ésta le hizo firmar un contrato prematrimonial por el cual se embolsaría cinco millones de dólares cada vez que a su flamante marido le diera por rapear fuera de casa. No es que fuera desconfiada la muchacha, es que Beyoncé, la mujer con el escote en el culo, es muy de contratos, tanto que hasta exige por escrito que el papel higiénico con el que se limpia el beyoncino sea rojo.

Pero en lo del matrimonio le doy la razón: los acuerdos prenupciales sirven para obligar al otro a cumplir sus promesas. Las de amor o las electorales. Y cada vez que un ciudadano mete una papeleta en la urna, el partido y el votante firman un acuerdo prenupcial: yo le voto y usted cumple lo que prometió. Y prometer, están prometiendo más que Yola Berrocal cuando se presentó a alcaldesa de Marbella por el YIL, el Yola Independiente Liberal, dispuesta a subvencionar las cirugías estéticas de los vecinos a través de una Concejalía de Belleza y Salud. A punto estuve de empadronarme allí: me da Yola pista libre y le hago un agujero a las arcas municipales más grande que el de la capa de ozono que, con esto de las operaciones, cuando haces pop ya no hay stop.  

Desafortunadamente, Yola no llegó al poder. Y da igual: de haber llegado, sólo le habría preocupado cómo mantenerse en él, y servidora se hubiera quedado sin liposucción. Pero decía Mazzini que “Las promesas son olvidadas por los príncipes, no por los pueblos”. O, lo que es lo mismo, que cosa prometida es medio debida. Y los ciudadanos han empezado a tomar rabos de pasas. Por algo será.

JED Y FRANK


PUBLICADO EN REVISTA GURB EL 8 DE MAYO DE 2015
Cuando iba al cole contaba la vida por cursos, después por años y ahora por temporadas, el calendario gregoriano de los seriéfilos. Y me pasé siete pegada a El Ala Oeste de la Casa Blanca, chutándome un par de capítulos antes de dormir, viendo cómo los demócratas norteamericanos se desayunaban con un ataque terrorista a las 5 de la mañana, comían un sándwich de pastrami mientras los republicanos les hacían el calzoncillo chino, se tomaban un café al borde de un conflicto internacional, y cenaban… no, no cenaban. No tenían tiempo. Ellos eran los hombres y mujeres del Presidente. Y el Presidente era Jed Bartlet, el único político en el mundo al que le compraríamos un coche de segunda mano.
Dice Marcos Ordóñez en un magnífico artículo sobre Aaron Sorkin, creador de El Ala Oeste (y de las no menos estupendas Sports Night, Studio 60 y The Newsroom) que Sorkin siempre escribe sobre lo mismo: la fuerza del equipo. “Las cosas –dice Ordóñez– podrían ser de otra manera si formáramos una banda y nos enfrentáramos a los cobardes, a los mezquinos, a los muertos vivos que se empeñan en repetir que la batalla está perdida porque así ganan su guerra”. Ordóñez, además de escribir sus artículos tan magistralmente como Sam Seaborn o Toby Ziegler redactan los discursos de Bartlet (que merecen capítulo aparte), expresa perfectamente el sentimiento de muchos en los tiempos que corren.