martes, 29 de septiembre de 2009

El oro siempre es oro

Es curioso esto de la publicidad por las mañanas: en nuestra vida pre-crisis todos eran anuncios sobre créditos que se concedían con total facilidad en la línea "Gastad, gastad, malditos" (aunque luego para devolver la pasta te mandaran a los amigos de Tony Soprano). Pero ahora en un zapping entre AR y Susanna Griso usted puede encontrarse con un spot maravilloso: ORO POR EUROS. Es muy requetefácil: a cambio de sus joyas de oro (medallas de Primera Comunión, semanarios, esclavas con su fecha de nacimiento, aquella caña de oro espantosa que le regaló su suegra y sólo se pone cuando va a cenar a su casa en Nochebuena) ellos le dan un dinerito. E ideas: "Por el anillo de mi primer matrimonio recibí mucho más dinero de lo que esperaba". Así que si su ex marido no le pasa la pensión y usted tuvo la sangre fría de no tirar su alianza por el váter a lo Concha Velasco (cada vez que se enfadaba con el Marsó ¡hala, a tirar de la cisterna!) puede empeñarla y pagar los libros del colegio. Imagínese qué negociazo estará haciendo Carlos Larrañaga, que se ha casado cuatro veces. O Elizabeth Taylor con GOLD FOR DOLLARS. Pero ¡atención!: si está usted felizmente casado, puede vender la dentadura del abuelo. Gore a la hora del aperitivo. Fascinante. Con esto Calparsoro hace una tv movie de un tipo que desenterró a su yaya y le quitó las muelas con una tenaza. Próximamente en Tele 5.

Con 0 euros en la cartera y una blusa de Adolfo Domínguez en mente, tras ver el anuncio miro a mi alrededor por si hay algo que empeñar. Y empiezo mal: sólo me he casado una vez y en ello sigo, los cementerios me dan yuyu y las joyas de mi Comunión me las robaron hace más de 20 años. Lo más dorado que hay en casa es una caja de Ferrero Rocher. Llamaré a Paloma Cuevas, a ver si le interesa.

¡Mecachis! Eso me pasa por no hacerle caso a Lydia Lozano, que ya lo dijo hace muchos años: "el oro siempre es oro". Lo veo en Sálvame mientras hago partyline con mi amigo Juancho, que me dice alucinado "¡pero si parecemos nosotros después de irnos de cañas!". Vaya, yo creía que éramos algo así como el Grupo de Bloomsbury. O, al menos, como Dorothy Parker y su Tabla Redonda trasladados del Hotel Algonquin a la Cervecería Principal. Pues no, resulta que somos como Mila, Belén y Kiko. A mí seguro que me toca Karmele, porque si leyeron ustedes "Karmele en la nieve" no se pierdan este año "Karmele en la playa", la segunda parte de por qué una servidora no debe hacer deportes de riesgo como bañarse en una playa almeriense con un poniente que pa qué.

Y ahora, un poco de oro de verdad:

- el artículo de Elvira Lindo en EL PAÍS del domingo, o la exposición con fuste (y no lo que hace servidora) de la función de la crónica social

- Anatomía de un instante, de Javier Cercas, o el relato con fuste (y no lo que hacen otros) del 23-F.

- John Connelly, un irlandés que se leen de un tirón con unos diálogos estupendos. Sí, ya sé que esto es como lo que le pasó a Isabel Gemio. Lo cuenta Jorge Javier Vázquez en EL MUNDO: "llegó un día la Gemio a una reunión de amigos con el rostro demudado, levemente transido. Transportada toda ella a un plano de la realidad poco menos que etéreo. Se sentó en un sofá, tomó aire y comenzó a contar el motivo de su peculiar sentir: «Estoy leyendo un libro que me tiene fascinada, jamás pensé que alguien pudiera escribir algo así. Se llama Madame Bovary, ¿lo conocéis?». La pregunta no obtuvo contestación; probablemente todos habían leído el libro 20 años atrás". Pues eso, que seguro que ustedes se lo han pasado bomba leyendo a Connelly, pero yo lo acabo de descubrir.

- el estreno para el que quiero comprarme la blusa de AD: Lirusión, el último espectáculo de Riversson, en Madrid el 3 de octubre.

Más oro, pero del que cagó el moro: no me pregunten cómo pero me he encontrado con la web de Aída Nizar, y en ella regala 3 noches de hotel por cada libro que vende. Así que si a la Nizar le va bien dentro de poco empiezo a sortear entradas para el circo de Ángel Cristo entre mis lectores. Porque el blog siempre es blog.

NOTA: Sr. Pellicer ¡¡¡¿DÓNDE ESTÁ SU BLOG?!!! Empiezo a preocuparme.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

San Jorge y el dragón

Cuando anunciaron "Sálvame" como programa-comentario sobre "Supervivientes" y dieron los nombres de los colaboradores, servidora pensó que iba a ser un cagarro más de la factoría Tele 5. Lo único que me animaba un poco era saber que Jorge Javier, esa gran dama de la televisión, volvía al tajo. Y da gusto ver cómo una, acostumbrada a equivocarse del todo, esta vez sólo se equivocó a medias, porque Jorge Javier reconvertido en Rottenmeyer dominatrix (y dominatrix de verdad, no lo de Risto, que es de juguete) ha conseguido que los auténticos supervivientes sean sus colaboradores: han sobrevivido a unas carreras televisivas demoledoras reconvirtiéndose en los payasos de la tele. Jorge Javier ha transmutado a Karmele en una doctora Ochoa pre-Foster que canta folklore patrio, a Lydia en la niña que baila los politonos como si estuviera en el Buddah Bar y a Mila en una superviviente de sí misma. Incluso ha logrado que Kiko Hernández se lea un periódico entero. Y a Belén le ha quitado el ligero, ligerísimo barniz de señorita que AR intentó darle y le ha dicho "¡Desparrámate!". Y le ha hecho caso, claro.

Ése es el secreto: reírse mientras se devoran. Se ríen de sí mismos, de la profesión y de la madre que les (y nos) parió al tiempo que se lanzan dentelladas. Una suerte de canibalismo pandillero donde casi no hay víctimas colaterales, porque el ombliguismo es de tal calado que no les da tiempo a ir a por los de fuera. Ellos se guisan y ellos se comen.

Jorge Javier, que ya se pasea mejor que AR por los platós, lo mismo te habla con unas bolas tailandesas colgando de la solapa que le hace recitar a Kiko Hernández un poema de Jaime Gil de Biedma ("¿Jaime Gil de Vietnam?" dice el muchacho, "¡No, pedazo de burro, de BIEDMA!"). Hasta las señoras del público le ofrecen a sus hijos como novios: una le lleva una foto de su retoño. "Es conductor de autobuses en Ibiza", "Ah, muy bien. ¿Pero es gay?", pregunta Jorge Javier. "No, gay no es". Pues claro que no, que ya no hace falta ser gay para enrollarse con alguien que sí lo es: José Isaac tampoco era gay y estuvo a punto de casarse con Falete. No pasa nada de nada. Se le hace un ritual santero pasándole un pollo por los mismísimos y ¡hala!, maricón perdío. El caso es emparentar.

Comentaba el otro día Enric González en El País: "Umberto Eco, uno de los primeros teóricos de la ironía posmoderna, preconizaba en 1963 otra televisión. Irónicamente, preconizaba el entretenimiento televisivo de hoy, que recurre continuamente a un dudoso concepto de la ironía, el más cínico. El mensaje de la actual estrella de la televisión viene a ser el siguiente: yo no me lo creo; usted, telespectador, sabe que no me lo creo; y yo sé que usted sabe que no me lo creo. Es un juego de estricta posmodernidad. Y es la base de lo que conocemos como telebasura. Sólo en casos muy concretos (notables en Canal Sur), la telebasura intenta prescindir de la ironía cínica: desprovista de la excusa, la emisión se convierte en un trágico desfile de monstruosidades".

Me gustaría a mí saber cómo llamaría don Umberto a "Sálvame". Jorge Javier ya ha cambiado el término de televisión posmoderna por el de neorrealismo televisivo. Y posmoderno o neorrealista, San Jorge ha acabado con el dragón de las tardes sin audiencia de Tele 5. Y ahora ha ido a por DEC. Lo único que me preocupa es que el chiquillo trabaja ya más que Jesús Vázquez. Y encima está a dieta. Y tomando Obegrass y el café que da cagalera. Se nos va a quedar en ná.

NOTA: Sr. Pellicer ¡¡¡¿DÓNDE ESTÁ SU BLOG?!!!