PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 7 DE NOVIEMBRE DE 2016
Ser gótico
en Cartagena es más difícil que ser torero en Barcelona. Qué cosica (y qué
sofoco) da verlos con esos pantalones de cuero bien apretados, esa
superposición de ropajes negros, esas botas altas, esos cuellos de encaje, esos
pelos en la cara: viven al borde de un golpe de calor. O de la autocombustión.
La tez pálida, los colores oscuros y el tormento interior están hechos para la lluvia,
el frío y la niebla, no para una tierra donde hemos rozado los 30 grados en
noviembre. Y no lo digo yo, que lo dice el reportaje que se publicó el domingo en
este nuestro periódico sobre las alarmantes subidas de las temperaturas en la
región. A este paso, los góticos murcianos tendrán que elegir entre emigrar a
Laponia o hacerse surferos.
Pero más
difícil que ser gótico en Cartagena es ser reina en España. Que Letizia se
ponga un chándal con tacones, arreglá pero informal, es un martirio para Jaime
Peñafiel. Que sólo hablemos de la ropa que lleva, es un martirio para ella.
Pero si el hábito hace al monje, también hace a las reinas. Y a las ministras:
veremos lo que tarda alguna revista de moda en pedirle a María Dolores de
Cospedal que se fotografíe envuelta en la bandera española (“como Helen Mirren con
la bandera británica en la portada de Esquire”, le dirán), aunque va a quedar
más como Sonia Monroy cuando intentó colarse en la gala de los Oscar vestida de
rojo y gualda. O la brasa que van a dar con el ministro de Fomento: de momento,
lo único que está fomentando es que el tuiterío se vuelva loco con ese pelazo y
esa planta de galansote cántabro, que aún no ha abierto la cartera para ver si
Mariano le ha echado los Donuts y ya han empezado a llamarle el George Clooney
del gobierno. Esta segunda temporada del marianismo promete. Y prometería más
aún si Rajoy hubiera nombrado Ministro de Exteriores a Javier Maroto: con lo
eurofan que es, hubiéramos recuperado el primer puesto en Eurovisión, que entre
reconquistar Gibraltar y volver a reinar en la canción europea, Maroto lo tiene
clarísimo. Y yo también. Pero en lugar de colocarnos a Maroto, Rajoy nos ha
puesto a un señor con bigote. Así no volvemos a hacernos con el triunfo
eurovisivo ni mandado a Bisbal morreándose con Chenoa. Ni siquiera enviando a
los góticos.
LAS PRUEBAS DEL DELITO: "CHANDALISMO CHIC", LO LLAMAN.
NO HAY MÁS PREGUNTAS, SEÑORÍA