Publicado el 24 de Julio en LA VERDAD
99 fotos en ¡HOLA! recogen la boda de Carla Goyanes. Pero entre las sonrisas blanqueadas, los clutchs y el color block hay una foto que destaca por encima de todas porque su pie lo podría haber escrito Roberto Bolaño, titulándola “Las cirugías salvajes”. Si como decía Agrado en Todo sobre mi madre, “una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma", algunas de las asistentes a la boda de Carla Goyanes han soñado con ser trolls. Si no, no se explica.
La foto tiene un gran interés antropológico, ya que muestra la primera generación de abuelas que han pasado por el cirujano plástico. Es la diferencia entra las abuelas con y sin posibles: las abuelas con posibles se operan de todo, mientras que el resto sólo se opera de vesícula. Las abuelas con posibles les dejan a sus nietas los collares de perlas de tres vueltas, los Balenciaga y el teléfono de sus cirujanos; las demás nos legan una foto de su boda vestidas de negro. A las abuelas con posibles les brilla la cara por las cremas de La Mer, a las otras les huele la piel a Maderas de Oriente. Las abuelas con posibles están condenadas a vivir en el no-gesto perpetuo por soñar lo que no debían.
En las 98 fotos restantes de esta boda monísima (“Monísima” es a los Goyanes lo que “Fenomenal” a Lydia Lozano) comprobamos cómo la cirugía ha mejorado notablemente en la segunda generación, ya que las madres con posibles están mejor retoqueteadas (ya nadie se opera, sólo se hacen retoquitos) que las abuelas con posibles, lo que hace que aumente el contraste con sus maridos no retoqueteados, que acaban pareciendo sus padres. En fin, un lío generacional debido a que el retoque parece ser el dress code de esta celebración. Claro, con razón a ustedes ya mí no nos invitaron a esta boda, porque ¿dónde se ha visto que las señoras de nuestra edad frunzamos el ceño? En el ¡HOLA! no, desde luego.