martes, 19 de abril de 2011

Cuarentones por el mundo

Cuarentones por el mundo. Éste va a ser el nuevo programa prime-time de TVE para la temporada primavera-verano: un grupo de cuarentones viaja por las principales capitales europeas ¡sin niños! Nuestros protagonistas convertirán sus 48 horas de libertad condicional en un viaje alucinante donde jamás se escucharán frases como "mamá, estoy aburrido" o "hay que buscar algún sitio para cenar, que los críos tienen hambre". Primera parada: ÁMSTERDAM.

¡PELIGRO! BICIS SUELTAS:
Ámsterdam vive dentro de un bucle de la cabecera de Verano azul. Todo amsterdanés tiene un Pancho o una Desi en su interior (un Piraña no, porque son todos altísimos y delgadísimos) que les lleva a ir en bicicleta de un sitio a otro atropellando a su paso todo lo que se menea. Las bicis no llevan luces y los timbres van de adorno. Los paseos de nuestros cuarentones por la ciudad se convertirán en un remake de El diablo sobre ruedas.

HIJOS:
Nunca deje a su hijo ir a Ámsterdam:
- si es pequeño tendrá que pasearlo por algunas calles de la ciudad como si fuera el hijo de Michael Jackson, es decir, con la cabeza tapada. ¿O cómo le va a explicar la cantidad de penes y vaginas de todos los materiales, tamaños y formas que va a encontrar a su paso? ¿Y lo de las cadenas, las esposas, los disfraces de enfermera cachonda, las máscaras, las bolas, los consoladores, los látigos, las fustas y demás accesorios? ¿Le dirá que en Ámsterdam siempre es Halloween o que el vibrador de dos velocidades es el Bakugan de papá y mamá?
- si es mayor, peor todavía: que tampoco vaya hasta que no haya aprobado Notarías. Si quiere hacer un Erasmus, que se vaya a Ciudad del Vaticano.

IDIOMA:
El holandés suena a Cayetana de Alba con la boca llena de polvorones, por lo que, descartada la posibilidad de hablar el idioma local, usted podrá poner a prueba sus conocimientos de COU. Si quiere un plano de la ciudad, siempre puede decir "Can you give me a plane (avión)?" en lugar de "map" (mapa) ante la mirada comprensiva del recepcionista. Comprenderá que tararear dos estrofas seguidas de Mrs. Robinson no equivale a saber inglés.

AMPARO, FÚMATE UN PORRO:
¿Se le ha olvidado cómo se lía un peta? No se preocupe: en los coffee-shop los venden ya liadicos. Pida un "soft marihuana specially for forty-somethings" y hágase el enrollao con frases como "Buah, esto no es ná. ¡Si vieras las trompetas que me fumaba yo!" antes de sentir que la tierra tiembla bajo sus pies. Cuando se le pase el colocón recordará porqué dejó de fumar canutos hace diez años. Y no, no piense que las magdalenas de marihuana son más suaves: estoy en situación de asegurarles que es un error.

CULTURA:

Los cuarentones desatados cumplirán con su prurito cultural visitando un museo (y no vale el de la Heineken) para poder decir a la vuelta "Oh, la pintura holandesa del XVII es una maravilla, aunque personalmente me gusta más Vermeer que Rembrandt" y epatar a los amigos que no viajaron. También patearán sin descanso la ciudad admirándose de la belleza de sus fachadas (cada vez que vean algo que parece importante consultarán su guía para saber qué es -"¡Ah, claro, esto es el Het Huis met de Hoofden de toda la vida"- y calmar así su sed de conocimientos, porque la de cerveza ya ha sido calmada en sucesivas paradas). Y, por supuesto, pasearán en barco por los canales saludando a todo bicho viviente como si fueran la mismísima reina Beatriz.

GASTRONOMÍA:
El plato estrella amsterdanés es cualquier cosa comestible aderezado con marihuana. Queso, magdalenas, pasteles, té, bizcocho, galletas... así que, si encuentran un plato llamado "Cogollo ahumado sobre lecho de hierbas, semillas y setas", desconfíen: no es una ensalada desestructurada.

VUELTA A LA REALIDAD:
Los cuarentones recogen a sus hijos y les entregan camisetas (de talla equivocada, por supuesto) con la palabra ÁMSTERDAM escrita de todas las formas posibles mientras los niños les preguntan porqué no les han traído unos Gormiti Elemental Fusion. Besos y a la cama.

Nuestros protagonistas regresan a casa agotados pero felices. Ámsterdam es una ciudad deliciosa, amable y divertida, y sus canales son como la piscina de Cocoon: consigue que unos cuarentones vuelvan a los veintitantos durante dos días. Definitivamente estoy convencida de que Cuarentones por el mundo va a ser el programa revelación de esta temporada. Tiembla, Gran Hermano.

viernes, 1 de abril de 2011

Cómo convertirse en redactor de ¡HOLA!

Sí, lo sé: muchos de ustedes darían la mano derecha por escribir en el ¡HOLA! Yo también, de hecho me la cortaron en el primer post (tecleo con un garfio, así que perdonen las erratas), pero servidora no desiste en su intento. Así que aquí van unas pequeñas notas obtenidas del análisis morfológico y sintáctico de la revista:

1) Abandonen el camino del realismo sucio, del Nuevo periodismo de Tom Wolfe o del chonismo semántico del "Cuore" y repasen las primeras novelas de Corín Tellado. No teman ser más cursis que un especial de "La casa de la Pradera" (Chiquito dixit).

2) No olviden que las ocasiones son "excepcionales", las reuniones sociales "extraordinarias" y las veladas "inolvidables".

3) Para describir cualquier look utilice siempre dos adjetivos:

- "sofisticada y glamourosa", cuando es una de las holísticas de cabecera (Naty Abascal, Isabel Preysler, Adriana Abascal o la recientemente resucitada tras años de ostracismo campestre Patricia Rato)

- "espléndida y serena madurez" si la señora en cuestión tiene más de cincuenta, se lo ha pasdo pipa en su juventud y ha conseguido borrar las huellas de las juergas marbellíes a base de liftings 

- "sencilla y natural", si pillan a Eugenia Martínez de Irujo hecha un Cristo por la calle

- "original y juvenil", si pillan a la madre de la susodicha hecha otro Cristo (aquí hay una variante: si Cayetana está en Ibiza paseándose con una camiseta con flecos en los bajos y pulseras en los tobillos, entonces su estilo se torna "hippie y desenfadado") 

4) Casas y mansiones:
Si la casa es un despropósito (recuerdo la de una hija de Jack Nicholson, que parecía decorada por Pascua Ortega con un trastorno bipolar), es "un reflejo de la personalidad original de su dueña"; si no cabe ni un alfiler en el salón y da la sensación de que vive allí alguien con síndrome de Diógenes "está llena de recuerdos", y si tiene las paredes blancas en lugar de estar entelada hasta el techo "es de estilo minimalista".

5) Viajes:
Las grandes ciudades son "sofisticadas y cosmopolitas", y si estamos en África los protagonistas siempre viven una "exótica e inolvidable aventura" (le llaman aventura a alojarse en un hotel de lujo donde el mayor peligro es que tarden más de 15 minutos en llevarte el desayuno continental a la habitación) 

6) Entrevistas:
Son siempre "profundas y sinceras", o "reveladoras" si "desnudan su alma y su corazón" (excepto si son cañeras, que entonces se vuelven "impactantes", cuentan "su verdad" -yo toda la vida convencida de que verdad sólo hay una, ¡qué burra soy!- y se accede a los "archivos vitales" del personaje).

7) Palabras prohibidas:
Borren para siempre de su vocabulario términos como "liados", "nuevo rollete", "madre soltera" o "separados" y sustitúyanlos por "felices y enamorados", "recupera la ilusión", "afronta en solitario su maternidad" y "ponen fin a su historia de amor". Recuerden: Ernesto de Hannover no se corre una juerga, sino que se muestra "alegre y desinhibido".

8) Abusen del Photoshop:
Comenten en Maquetación que quieren que las fotos de su reportaje parezcan directamente extraídas del Museo de Cera de Madrid. Ni una arruga, ni una ojera, ni un michelín: la piel más tensa que el arco de Orzowei (voy a tener que deschiquitearme, que me estoy pasando).

9) Recuperen su fe: cuando la entrevistada les conteste "lo único que hago para estar así de bien es dormir 8 horas y beber mucha agua", tienen que creerla a la primera. ¡Y dejen de buscarle cicatrices detrás de las orejas, por Dios!

10) Y por último, pero no menos importante, oculten su vena republicana: estudien árboles genealógicos, repasen el Gotha, aprendan a distinguir toisones, órdenes militares, blasones y condecoraciones, diferencien de un golpe de vista un vizconde de un marqués y, sobre todo, especialícense en familias reales en el exilio (sin mencionar jamás el motivo por el cual fueron exiliadas, por supuesto, que esto es el ¡HOLA!, no PÚBLICO). 

Para finalizar, realicen este ejercicio práctico

Piensen en Carmen Martínez Bordiú y José Campos de viaje por el Ártico, con el titular "Amor en el fin del mundo": hagan un comentario de texto y fotos sin incluir las palabras "que se compren un iglú" y "a ver si montan una compañía de baile con Nanuk el esquimal".

¿Lo han conseguido? Estoy convencida de que sí. Yo lo he reescrito doce veces, pero siempre me sale la frase "qué pena que no se quedaran ahí, congeladicos como Walt Disney". ¡Maldito subconsciente! Pero volveré a intentarlo. Lo prometo.