jueves, 10 de noviembre de 2016

NUEVOS MINISTERIOS

PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 7 DE NOVIEMBRE DE 2016

Ser gótico en Cartagena es más difícil que ser torero en Barcelona. Qué cosica (y qué sofoco) da verlos con esos pantalones de cuero bien apretados, esa superposición de ropajes negros, esas botas altas, esos cuellos de encaje, esos pelos en la cara: viven al borde de un golpe de calor. O de la autocombustión. La tez pálida, los colores oscuros y el tormento interior están hechos para la lluvia, el frío y la niebla, no para una tierra donde hemos rozado los 30 grados en noviembre. Y no lo digo yo, que lo dice el reportaje que se publicó el domingo en este nuestro periódico sobre las alarmantes subidas de las temperaturas en la región. A este paso, los góticos murcianos tendrán que elegir entre emigrar a Laponia o hacerse surferos.


Pero más difícil que ser gótico en Cartagena es ser reina en España. Que Letizia se ponga un chándal con tacones, arreglá pero informal, es un martirio para Jaime Peñafiel. Que sólo hablemos de la ropa que lleva, es un martirio para ella. Pero si el hábito hace al monje, también hace a las reinas. Y a las ministras: veremos lo que tarda alguna revista de moda en pedirle a María Dolores de Cospedal que se fotografíe envuelta en la bandera española (“como Helen Mirren con la bandera británica en la portada de Esquire”, le dirán), aunque va a quedar más como Sonia Monroy cuando intentó colarse en la gala de los Oscar vestida de rojo y gualda. O la brasa que van a dar con el ministro de Fomento: de momento, lo único que está fomentando es que el tuiterío se vuelva loco con ese pelazo y esa planta de galansote cántabro, que aún no ha abierto la cartera para ver si Mariano le ha echado los Donuts y ya han empezado a llamarle el George Clooney del gobierno. Esta segunda temporada del marianismo promete. Y prometería más aún si Rajoy hubiera nombrado Ministro de Exteriores a Javier Maroto: con lo eurofan que es, hubiéramos recuperado el primer puesto en Eurovisión, que entre reconquistar Gibraltar y volver a reinar en la canción europea, Maroto lo tiene clarísimo. Y yo también. Pero en lugar de colocarnos a Maroto, Rajoy nos ha puesto a un señor con bigote. Así no volvemos a hacernos con el triunfo eurovisivo ni mandado a Bisbal morreándose con Chenoa. Ni siquiera enviando a los góticos.  



LAS PRUEBAS DEL DELITO: "CHANDALISMO CHIC", LO LLAMAN.
NO HAY MÁS PREGUNTAS, SEÑORÍA

2 comentarios:

Piticli no sale en chándal ni amenazado de muerte dijo...

Me quedo de pasta de boniato con ese pantalón que me acerca (oh cruel destino) a (des)Peñafiel(es)...

Hong Kong Blues dijo...

Lo bueno que tienen los góticos cartageneros es que mientras queden en un bar, con lo potentes que están allí los aires acondicionados, no hay problema. De hecho, a este paso, tendrán ustedes peceras - reserva.
Lo de la Reina en chándal (por muy de Hugo Boss que fuera) es otro cantar. Pero si Michelle hacía flexiones en directo, Letizia podría hacer unas abdominales.
En fin, y del nuevo gobierno no hablo, que me pongo gótico perdido.