miércoles, 31 de mayo de 2017

ARGUMENTARIOS

PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 30 DE MAYO DE 2017

Cómo mola ser político. En serio lo digo, que mola muchísimo, mogollón, mazo. Por varias razones, claro, pero sobre todo por una: porque tienen respuesta para todo. Aquí servidora devanándose los sesos para encontrar un ápice de luz entre tanto relato y tanta posverdad y tanta tontería mientras que ellos, con echarle un vistazo al argumentario que les manda su partido, ya saben qué opinar acerca de lo divino y de lo humano antes del primer café de la mañana. Qué gusto, qué gloria, qué descanso no tener que pensar por uno mismo, no verse obligado a calentarse la cabeza, ni a reflexionar, ni a cuestionar, ni a cuestionarse. Qué no daría yo por tener un ideario con un nombre molón ("Éramos pocos y llegó Sánchez", se llama el último de Podemos) que diera solución a mis grandes temas vitales, como qué me pongo para ir a una boda de tarde o cuál es el mejor método para limpiar bien la vitrocerámica, que el otro día se me salió la leche y monté un lío en la cocina que no lo soluciona ni el mayordomo de la tele.

Así que estoy loca porque mi hijo se afilie a algo, a lo que sea, al Partido de los Adolescentes de las Hormonas Revolucionadas o a la Unión de Púberes con Bozo, que el tío, por alguna extraña mutación genética, me ha salido listo y no para de preguntarme quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, y si estamos solos en la galaxia o acompañados, y yo le doy largas diciéndole que lea, que estudie y que me deje vivir, que bastante tengo yo con lo de la vitrocerámica. Frita me tiene, el existencialista. Que la vida siempre es mucho más fácil cuando te dicen qué hacer y qué pensar; que llegar a alguna conclusión por nuestros propios medios es peligroso. Por eso hay que tirar de argumentarios para sobrevivir, aunque sean tan básicos que conviertan un chiste de Chiquito de la Calzada en el "Tractatus" de Wittgenstein, tan obvios que se puedan copiar de un partido a otro sin que se percate el personal y tan predecibles que ya se ha creado un sistema de inteligencia artificial que permite construir discursos políticos originales a partir de un banco de datos de discursos anteriores. Y cuelan, oigan. Porque todos los mandamientos se resumen en uno solo: la culpa siempre es del otro. Amén.

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