PUBLICADO EN LA VERDAD EL 6 DE DICIEMBRE DE 2016
Cuando
yo era pequeña era de poco viajar. A mis padres igual les daba que hubiera un
puente que un acueducto; lo más lejos que me llevaban era a tomarme el
aperitivo a Los Alcázares. Y lo hacían sin ningún tipo de complejos, sin pensar
que estaban impidiendo mi adecuado desarrollo pisco-social o que me estaban
creando un trauma existencial. Simplemente no viajaban más porque no les daba
la gana. En cambio, mi heredero lleva más kilómetros en el cuerpo que Paloma
Gómez Borrero, que mi santo y yo estamos imbuidos por el espíritu de los
tiempos, ese que te impulsa a salir, a conocer, a ver sitios y a acumular fotos
en el móvil, ese que te dice que hay que atesorar viajes y experiencias como si
fueran puntos de descuento en la gasolinera, ese que te exhorta a llevar a tu
hijo a Eurodisney antes de que cumpla diez años, no sea que el chiquillo vaya a
ser el único de la clase que no haya ido y sufra acoso escolar, y se le quede ahí
una espinica clavada por no haber saludado a un tío vestido de Mickey Mouse, y se
vuelva un parafílico que sólo pueda tener relaciones sexuales con gente disfrazada
de animales.
Por eso,
en estos días de puente en los que no vamos ningún sitio, nos entra una especie
de desazón, de no sé qué, de qué sé yo, de estar haciendo algo malo. Que una se
queda en el sofá con una manta en vez de irse a conocer los encantos de
Villapene, provincia de Lugo, y parece que ha matado a la madre de Bambi. Y miren
que yo soy palomita voladora, pero hay veces en las que el único viaje que me
apetece echar es de la cocina al salón para coger chocolate, en una suerte de
homenaje personal a Emily Dickinson, que se pasó veinticinco años sin salir de
su casa. La pena es que a mí no me da por escribir poemas, sino por meterme un
atracón de series. Improductiva que es una. Eso sí, cuando me entre el azogue me
saco una cerveza alemana al jardín con una Bratwurst y me hago la ilusión de
que estoy un biergarten de Berlín. Y si ya me da el monazo mortal, miro el
Facebook para ver lo bien que se lo han pasado ustedes este puente, que les
gusta más darle a la pata que a Willy Fog.
3 comentarios:
Eso es porque tiene un pedazo de ambiciones con piscina.... en 28m2 le aseguro que el caserismo se le pasaba rápido... ;-)
Hombre...que manta y chocolate tampoco suena mal. Súmele un par de gintonics llegando la noche, los documentales de la 2 y si me apura tire de Calleja que ese si que le da a la pata...y a viajar desde el sofá...
Querida Musa, aquí uno que no salió por el puente ni fue a Eurodisney jamás, pero que atesora importantes cotilleos de dicho parque de atracciones (por si se anima a salir de su postura precavida).
Si se anima a tener una charla cotilla, podemos quedar en su casa, en la mía o por teléfono. Con manta, eso sí.
¡Besos!
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