viernes, 9 de diciembre de 2016

GORDITO RELLENO

PUBLICADO EL 29 DE NOVIEMBRE DE 2016 EN LA VERDAD

En China han prohibido llamar “gordito” a Kim Jong-Un. Le puedes decir cafre, asesino, loco, enano cabezón, pero no gordito. Le puedes decir hasta que se le parece a Falete después de que Rupert le haya cortado el pelo a lo taza, pero no gordito. Los sitios web chinos bloquearon el apodo "Kim Gordito el Tercero" tras una reunión que mantuvieron con las autoridades norcoreanas. Lo normal en el orden del día: el programa nuclear, las restricciones al comercio y la prohibición de llamarle gordo al presidente. Amárrame esos pavos.

Menos mal que mi abuela no era china, que si no hubiera acabado en una cárcel asiática: lo que más le gustaba en el mundo era decirte “¡Estás más repuesta!” mientras te daba palicos en los brazos. Ella, que había pasado muchísima hambre de joven, lo decía como un piropo; tú, que también habías pasado muchísima hambre de joven (y de mayor, que una dieta es para siempre, como los diamantes) te lo tomabas a la tremenda. La diferencia es que no podías matarla porque cometer un abuelicidio estaba mal visto en mi casa. En Corea del Norte igual no.

La que está también muy repuesta de lo suyo es Mar Flores: acaba de divorciarse de Javier Merino, un señor mayor y millonario, y ya está saliendo con otro señor. Más mayor, claro. Y más millonario, claro: de magnate en magnate, que aquí hay tomate. Mi abuela hubiera dicho que la Flores tenía una asombrosa capacidad de recuperación. Bueno, no, mi abuela hubiera soltado cosas muchísimo peores, de acabar cumpliendo condena en el penal de Alcalá de Guadaira, que si yo tengo una boca de camionero, la de mi abuela era la del mismísimo conductor del diablo sobre ruedas. Pero lo cierto es que los famosos patrios tardan menos en encontrar un nuevo amor que yo en comerme un bocadillo de atún con pimientos. A mí me dan un palo emocional, que no amoroso (mi santo es un ídem), y la sensación de fracaso me persigue, me atormenta y me golpea en la nuca mientras me lavo los dientes. En cambio ellos se casan, se descasan, se despluman, se hacen una exclusiva con cara de pena, se van a Ibiza y se encuentran con un nuevo amor a velocidad de vértigo. Y los demás, que arreen. Los famosos revisteriles están hechos de otra pasta. De pasta gansa.
 
 


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