jueves, 18 de agosto de 2016

ACENTO

PUBLICADO EN LA VERDAD EL MIÉRCOLES 17 DE AGOSTO DE 2016

Lo mío con los acentos no tiene remedio. Una semana en Euskadi y vengo convertida en Karra Elejalde con cartucheras. Aúpa. A Dani Rovira tuvieron que ponerle un “coach” para que le enseñara el deje vasco; yo le hubiera salido gratis a Martínez-Lázaro, que lo de servidora es una mímesis con el entorno que ya la quisiera para sí el camaleón enano. Que vi a Iñaki Perurena levantar una piedra de 150 kilos y me pasé dos días intentando llevar la maleta a pulso. Que me comí una ensalada de chipirones más grandes que el kraken que atacó el submarino del capitán Nemo, una tortilla de bacalao XXL y una chuleta de brontosaurio, y todavía pedí postre. Que sólo me ha faltado aprender a bailar el aurresku y cortarme el flequillo con un hacha para que me hicieran hija adoptiva de Barakaldo.


Definitivamente, con tanta facilidad para que se me peguen los acentos parezco Meryl Streep. O idiota. Lo mismo le pasa a José María Aznar: leo a María Vela Zanetti (siempre hay que leer a María Vela Zanetti) diciendo que Aznar, en su última aparición en público, “deja en evidencia que su lengua del alma es más el gringo que el recio castellano”. Tantas clases magistrales en Georgetown le han dejado acento de narcotraficante de la frontera. Claro, que él cobra 35.000 dólares por conferencia. Por ese dinero, el que se ríe es él de nosotros. Como la familia Iglesias Preysler Falcó Boyer, una tribu que habla su propio idioma, que para eso son república independiente de sus casas (y mansiones). Esa voz nasal, ese arrastrar las palabras, ese para nada, ese fenomenal, esa fonética de clase alta, ese que se me note que he estado en un internado americano, ese necesitar subtítulos para entenderlos. Tan acostumbrados están a que se metan con su acento como nosotros con el nuestro, que últimamente no hay artículo que no se descojone sobre nuestra forma de hablar: somos el nuevo Lepe. Izquierda Unida pidió que los chistes de Lepe fueran declarados Bien de Interés Cultural como patrimonio inmaterial. Nosotros también podríamos pedir la declaración del pijo como patrimonio inmaterial. O material, depende.


Yo tenía un caserío en Guipúzcoa, al pie de las colinas de Pagoeta...

3 comentarios:

Lorena dijo...

¡¡¡Osssssea!!!

Víctor.- dijo...

Aibalaostiapatxipalo

Hong Kong Blues dijo...

Cómo la entiendo. Servidor es tan acento-esponja que los pacientes nunca saben de dónde soy. Lo cual tiene su ventaja: cuando estoy fuera nunca me toman por catalán, jaja.
Disfrute de sus virtudes. Y de sus digestiones. La adoramos, acentuada como es usted.