miércoles, 4 de mayo de 2016

SEÑORAS TOCADAS

PUBLICADO EN LA VERDAD EL 3 DE MAYO DE 2016

Estoy engrangená viva. Literalmente: tengo los dedos de los pies que ni Juanito Oiarzábal después de bajar del K-2, pobretico mío. Que subir y bajar montañas tiene mucho mérito, no voy a ser yo quien lo discuta, pero enfundarte los juanetes en unos taconazos para ir de boda tiene más. Los tacones son una de las más refinadas formas de tortura hacia las mujeres. Esa, pasarte dos semanas cenando yogures, ponerte una braga faja de las que te traslada las lorzas de un lado a otro, echarte laca como para provocar una nueva cumbre del clima e ir con tocado, que desde que el difunto Marichalar (monárquicamente hablando) le colocara un pamelón gigante a la infanta Elena en la boda de su hermana con Iñaki Urdangarín (otro difunto; a este paso la familia real se nos queda en monoparental), a las señoras nos ha dado por ir tocadas, ponernos plumas, flores, rafias y demás cosas raras en la cabeza y convertir una ceremonia en las carreras de Ascot. Sin caballos, eso sí, aunque de vez en cuando te encuentres con algún jamelgo que otro.


Lo malo no es que estemos las señoras tocadas, es que también lo están los señores. Pero tocados del ala, que a quien se le cuente que vamos de cabeza a unas nuevas elecciones no se lo cree. Más carteles, más papeletas, más discursos inanes, más besos, más abrazos, más frases para calentar el ambiente, más mítines y más apariciones estelares en “El Hormiguero”, que sólo nos queda ver a Mariano Rajoy contando chistes de Chiquito de la Calzada mientras Marron prepara un cóctel molotov con una botella de Anís del Mono. El eterno retorno de lo mismo o qué pena que hayamos perdido la ocasión de quitarnos el sombrero (y el tocado) ante la clase política. Pero son los mimbres con los que tenemos que hacer este país, así que volveremos a votar el 26 de junio con el veranico en el cuerpo, los exámenes finales, las fiestas de fin de curso y una alta dosis de frustración. Votaremos en bañador y chanclas por culpa de la incapacidad de los políticos de negociar y de adaptarse a la nueva situación; porque no han podido meter su soberbia, su orgullo y sus intereses electoralistas en unos tacones de 12 cm. Ellos en zapatillas y, nosotros, tocados. Veremos a ver si también hundidos.



EL MEJOR TOCADO PARA IR A UNA BODA CON UNA AMIGA Y EVITAR
LAS COLAS EN LA BARRA LIBRE. CORTESÍA, AS USUAL, DE @covanechi

3 comentarios:

Hong Kong Blues dijo...

Adorada Musa, cuánta razón tiene con lo de los tacones. Una amiga (y cotizada Reina del SadoMaso) me dice que ella soporta peor los tacones que los latigazos. Y ya es decir.
Aprovecho de paso para decirle, sobre la boda que tiene a finales de junio, que puede venir hasta descalza, que hace muy artista. Pero eso sí, póngase anti mosquitos y solicite voto por correo (parece que así se libra de que la llamen a una mesa).
¡Muchos besos!

Jones dijo...

Querida Rosa,
Como tocada estoy, tocada voy a ir a la boda.Me llevo 3 pares de zapatos para ir cambiandome así vaya avanzando la fiesta. Y hartica iré también de tanto politiqueo de baratillo. Esta vez que no quería votar - ya no creo en nadie - me veo obligada. No sea que me vayan a llamar a mesa electoral y llegue tocada y con los tacones en la mano a modo de romeria gitana...

Rosa Palo dijo...

Señor y señora, yo estoy por ir a la boda como Remedios Amaya en Eurovisión: descalza perdía. Y tocarme, ya me tocaré allí. Qué ganas de fiesta!!!