miércoles, 25 de mayo de 2016

CALCETINES

PUBLICADO EL MARTES 24 DE MAYO DE 2016 EN LA VERDAD

Contaba Miguel de la Quadra-Salcedo que, en cincuenta años, no se había puesto calcetines nunca, ni siquiera a 20 grados bajo cero. Como Einstein, que dejó de usarlos cuando se dio cuenta de que podía explicar el universo pero era incapaz de averiguar por qué desaparecen los calcetines en la lavadora. O como los jóvenes y las jóvenas este invierno, que mis pobres sobrinos han ido durante meses sin un mísero calcetín que llevarse al pinrel, con las canillas al aire, congeladitos perdíos. No saben que cabeza fría y pies calientes dan larga vida a la gente. Pero la juventud es temeraria. Y paradójica: la tendencia de llevar zapato cerrado sin calcetines ha convivido esta temporada con la de usar calcetines con sandalias. Amárrame esos pavos. Y amárramelos con nudo doble, que la culpa de la introducción de esta moda en España la tiene Esperanza Aguirre: hace años, y recién sobrevivida al atentado de Bombay, Aguirre llegó a la rueda de prensa con sandalias y calcetines. Esperanza, tan anglófila ella, se puso el uniforme oficial que luce cualquier inglés para pasearse por Benidorm, demostrando con un solo gesto su admiración por el Reino Unido, por los tory y por Thatcher ("Si usted ahorra para su pensión en un calcetín, probablemente nacionalizarán los calcetines", decía la primera ministra). Y nosotros vimos a Esperanza y nos quedamos traspuestos, sin saber que poco después sería la pera ir calzado como un guiri loco. Esperanza, creadora de tendencias. Por algo Umbral la llamaba “Chica Telva”. Y por algo Esperanza se pone calcetines con la bandera de España para jugar al golf, posiblemente porque sea la única manera que ha encontrado de tener el país a sus pies.

La moda es eso que ayer nos parecía ridículo y hoy nos resulta ideal. El pesimismo antropológico nos lleva a pensar que lo peor acabará siendo aceptado: le temíamos a las sandalias con calcetines más que a un nublao y llegaron para quedarse; nos reíamos del chándal con tacones de Pantoja y este año se ha convertido en lo más, despreciábamos a los gañanes de calcetines blancos (excepto a Bryan Ferry) y hoy estamos a un estilismo de ¡HOLA! de que se los ponga hasta el rancio de Fran Rivera. Pero el pesimismo sin ironía es de mal gusto, que dice Jean Echenoz. Y la ironía es el recurso argumentativo más utilizado en moda. Por eso nos divierte tanto. Por eso y por las camisetas de Paquirrín.



Bryan Ferry en pleno "Slave to sock", que dice la ingeniosísima @covanechi



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