PUBLICADO EL 9 DE OCTUBRE DE 2012 EN LA VERDAD
En mi barrio ya hay casi más academias que
bares. Al lado de mi casa acaban de abrir cuatro, tres de inglés y una de apoyo
escolar, pero yo me he apuntado a una de costura, a ver si así dejo de pegar los
bajos con Super Glue. Mientras espero mi turno en la máquina de coser, leo:
“Isabel Preysler se prejubila a favor de sus hijas”. Y releo: “Tamara y Ana
cobran 20.000 euros por amadrinar una marca durante una noche”. Y yo
aprendiendo a pasar pespuntes. Eso sí que es educar, Isabel. ¿No ha pensado en
abrir una academia? Porque me inscribía de cabeza, que a mí me encantaría
convertir mi hobby en una profesión. Además, yo con un cursillo rápido ya voy
bien, que a mí a fina no me gana nadie, que yo la clase la llevo dentro, que de
toda la vida he dicho “pompis”, lo que pasa es que mi entorno no me acompaña,
Isabel, que cuando le digo a mi santo que se arregle para ir a una “soirée” me
dice que eso qué es lo que es, y claro, me hunde, que le digo que me coja el
tabaco del “shopping bag” y se va a las bolsas de Mercadona a buscarlo. Y así
no se puede, oiga.
Usted sólo tendría que enseñarme algunas
cosillas: a posar sin que se me vea mucho la molla del brazo, a hablar sin
decir absolutamente nada y a pronunciar con acento nasal “ideaaal” y
“fenomenaaal”, que yo la intento imitar a usted y parezco Arévalo contando un
chiste de gangosos. Y no se preocupe, que me pongo extensiones para poder dar
bien el golpe de melena. Y si me tengo que operar, me opero, que si no has
pasado por quirófano te pagan menos en las fiestas. Y, si es menester, en vez
de ponerme unas carillas de porcelana me pongo unas de Porcelanosa. Y le
prometo no abalanzarme sobre las bandejas de canapés ni cocerme a base de
champán rosado, que luego una echa la pota en la puerta del hotel Urban y se le
salpican los Manolos. Catequíceme, Isabel, que la cosa está muy mal y necesito
un sobresueldo, que el crío me ha salido listo y no para de pedirme que le
compre libros, el muy pedazo de lector. Y, si le da pereza abrir la academia,
no se preocupe: siempre puede adoptarme.
5 comentarios:
Ay, ¡apúnteme a mí también!
Pero a las dos: a la de Isabel y a la de costura.
Eso sí, yo lo de no abalanzarme a los canapés y moderarme con el cava rosado no puedo prometerlo. Es lo que tiene no haber superado una procedencia humilde. Y ahora que sale el tema... si no me acuerdo de esto en clase de Isabelismo, recuérdemelo, please.
¡BESOS!
Esta gente levita toda su vida por encima del "populacho". Vendiendo cáscaras vacías de mérito alguno por el que merecer esa suerte. Pero esa oferta tiene buena demanda, así que es lo que hay. Así nos va.
Lajarin, no se preocupe, que nos apuntamos Hong Kong Blues y yo. Usted siga dibujando, que ya le mangaremos canapés y botellicas de cava rosado.
Para usted caviar y Dom Pérignon, por favor...
Pobre Rosa, el chico le ha salido listo.
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