miércoles, 16 de mayo de 2012

El primer día

PUBLICADO EN LA VERDAD EL 15 DE MAYO DE 2012

Tengo la mesa llena de papeles, semanarios y periódicos, tantos que mi despacho es el sueño de “Callejeros”, que no hay cosa que más les guste en el mundo que un buen síndrome de Diógenes o una nevera vacía y churretosa (y si abren la nevera y un solitario yogurt caducado echa a andar porque se le han activado los bífidus, ni les cuento). Mientras tecleo, las revistas que me rodean se empeñan en recordarme que se acerca el primer día en bikini: el día fatídico, terrible, desolador; el día en el que abandonas todas tus máscaras (incluida la de pestañas) y te muestras tal cual. El horror. Pero como mi yo aspiracional me puede, intento seguir todos los consejos que me dan para bajar a la playa sin que me detengan: depilaciones, exfoliaciones, anticelulíticos, autobronceadores, protectores solares… vale. Termino antes muriéndome y reencarnándome en una modelo que haciendo todo lo que me indican, aunque con el cagarro de karma que tengo seguro que reaparezco en el cuerpo de Falete.


Sólo hay un día peor que el primer día en bikini: el día en el que voy a comprarlo. El año pasado la dependienta me sacó una braguita en la que no cabía ni el culo de Barbie Malibú. Ante mi insistencia de que necesitaba algo más de tela, bajó la voz y me dijo “Tenemos unos un poco más grandes por si hay alguna cicatriz que tapar”. Miré al suelo con cara compungida y le confesé que sí, que tenía una cicatriz enorme de mi época de torera, cuando me llamaban “La Niña del Palo” y un morlaco bragao y astifino me cogió en La Malagueta. Desde entonces utilizo ese truco: en algunas tiendas ya me sueltan un “¡Suerte, Maestra!” cuando me meto en el probador. Y de esta forma, entre engañifas y pareos atados a la cintura (que yo no me levanto sin taparme la celulitis ni aunque se aproxime un tsunami) voy resistiendo un verano tras otro. Lo malo es que últimamente tengo la sensación de vivir un primer día en bikini perpetuo, de estar bajo el chicharrero sin sombrilla, sin protector solar, con media botella de agua calentuja, mientras que hay unos tipos en el chiringuito bebiéndose unos mojitos que, encima, he pagado yo. Así que, antes de quemarme del todo, voy a buscar la sombra de una palmera para esperar a que baje el sol. ¿Les hago hueco?

4 comentarios:

Hong Kong Blues dijo...

Yo, desde que la dermatóloga me dijo que "el sol ni verlo" lo tengo fácil: nada de bañadores ni pecho descubierto. A lo sumo, camiseta de tirantes (que no sé qué tienen pero favorecen)y descubrirme SÓLO para meterme en el agua (o a veces ni entonces).
Aunque mi prenda estrella para esta época es la KURTA. Déjese seducir por la misma, hágame caso.
Porque recuerde: en L.A. o Miami ya NADIE toma el SOL. ¡Eso es cutre, no saludable y antiguo!
Tápese y siéntase la más moderna y evolucionada.
¡Suerte, Maestra!

Piticli se churrasca de mayo a octubre dijo...

El primer día de playa es como rito iniciático en el Día de la Marmota: uno ya lo ha vivido muchas veces pero no por ello deja de ser la prueba de fuego que da acceso al modo rumboso (porque el verano es rumboso y nada sofisticado). Por ello nada mejor que:
1. Playa nudista: cada uno tiene lo suyo con lo que no se preocupa de lo del otro.

2. Playa textil: gafas de sol, lectura y boca abajo o boca arriba sin posturas en escorzo lateral o levantarse del nivel toalla.

A mi me funciona (y lo que aprovecho para poder leer y echarse siestas de órdago).

De todas formas, la encuentro estupendísima, así que no le hace falta preocuparse de nada. Bueno, sí, de disfrutar.

Rosa Palo dijo...

Mr. Kong, qué burrica soy: he tenido que buscar lo que era una KURTA, y resulta que tengo una, que me da un aire a Pitita Ridruejo bajando a bañarse al Marbella Beach que es lo más. Gracias por ponerle nombre chic a lo que yo llamaba "La chisma pa bajar a la playa".

Rosa Palo dijo...

Estimado Piticli:
- servidora no se desnuda así se le ponga Michael Fassbender delante
- con un hijo de 7 años, las olas, las medusas, los erizos y el "échate crema que te vas a quemar, nene", es imposible, repito, imposible, que esté más de 3 minutos tumbada

En cualquier caso, le agradezco los consejos. Y si me encuentra estupenda, gradúese la vista.