miércoles, 8 de marzo de 2017

CURSO DEL 87

PUBLICADO EN LA VERDAD EL 7 DE MARZO DE 2017

De todo hace ya treinta años. De "MacGyver" y de Nirvana, de la teta de Sabrina y de "Dirty Dancing", de la primera entrega de los Goya y del final de COU. Treinta años, sí. Y te enteras porque, de la noche a la mañana, te encuentras metida en un grupo de wasap creado para organizar un reencuentro de antiguos alumnos, que han pasado tres décadas desde que salimos del colegio y hay que celebrarlo, y verse, y ponerse al día,  y contarse la vida, que los números redondos son siempre una excusa para reunirse y para festejar, mucho más que los primos, unos números tan raros que una nunca sabe qué hacer con ellos.

Los números redondos, además, tienen la facultad de poner tu vida ante un espejo: lo que fuimos y lo que somos, lo que se esperaba de nosotros y lo que hemos conseguido, las expectativas cumplidas y las fallidas. Sales del colegio y, treinta años después, nada es como lo habías imaginado: la mayoría de las ilusiones compartidas se quedaron entre los bocadillos de tortilla con mayonesa de la cantina, los libros de Historia del Arte, las carpetas pintarrajeadas y las casetes de The Smiths. Y hay que volver a ver a aquellos con los que las compartiste. Antes, al menos, los reencuentros eran más fáciles, que podías epatar al personal y dártelas de triunfadora diciendo que habías inventado el Post-it, como Lisa Kudrow en "Romy y Michele"; ahora es impensable, porque sueltas eso y ya tienes a tres excompañeros buscando tu nombre en Wikipedia o rastreándote en Linkedin. La única que puede ir a una reunión de antiguos alumnos con la cabeza bien alta, y hasta con una tiara sobre ella, es la reina Letizia (Urdangarín, pobre, lo tiene peor incluso que Juan Camus en el reencuentro de OT). O Donald Trump, que le aseguraba hace treinta años a Oprah Winfrey en una entrevista que ganaría las elecciones si se presentaba a presidente de los EE.UU. O Arthur Fry, el verdadero inventor del Post-it. A los demás sólo nos queda asumir lo que somos. A veces es fácil, a veces no, que ya me dirán ustedes si este grado de celulitis que tengo en los muslos hay ser humano que lo acepte. Si me da tiempo, me hago una liposucción. Si no, me coloco una braga faja y digo que la inventé yo. Ojalá que no haya wifi.



1 comentario:

Hong Kong Blues dijo...

Qué clase la de aquel 87.
Esas quedadas de ex alumnos son muy literarias. En mi caso, tras años de bullying en la EGB, un reencuentro impensable. Y eso que creo que mi sola presencia conservando tipo y cabello me situaría por encima de unos cuantos.
La felicito por formar parte de su generación. Y de ésta.