PUBLICADO EN LA VERDAD EL 1 DE MARZO DE 2016
Estoy mucho mejor vestida que desnuda: si hay que poner las
cosas en su sitio, una bragafaja y un sostén constituyen un andamiaje oculto más
sofisticado que la estructura de un edificio de Norman Foster; si no, un coso
por encima y chimpún, que una buena capa todo lo tapa. Pero es que investida
estoy aún mejor que vestida, que es conferirte un cargo importante y sentarte
la ropa estupendamente. La ropa y lo que no es la ropa: Soraya Sáenz de
Santamaría se arregló la paleta rota en cuanto saltó al terreno de juego, a
Bono le salió un tupé de la noche a la mañana que ni con el crecepelo del
Doctor Rosado, y Zaplana se operó la nariz por aquello del desvío del tabique
nasal, un defecto que sólo tienen los que pueden pagarse una rinoplastia. A
todos les favorece el poder menos a Pablo Iglesias que, a decir de Josie el
estilista, se puso el smoking en los Goya y parecía un camarero del Costa
Concordia.
Por eso Pedro Sánchez tiene ganas de ser investido
Presidente, para deshacerse de su pinta de dependiente de planta de caballeros del
Corte Inglés y convertirse en un hombre de estado, bien planchao y bien digno. Él
se ve al lado de Felipe VI como un reflejo de Adolfo Suárez junto a Juan Carlos
I: jóvenes, altos, buenos mozos, con esa guapura clasicona que les gusta a las
abuelas, con hechuras para echarse un país a las espaldas. “¿Por qué la
elección de Suárez?”, le preguntó José Luis de Vilallonga al Rey. “Porque
era joven, moderno y suficientemente ambicioso como para desear ser el hombre
capaz de afrontar los momentos que vivíamos”. Pedro se arroga esa descripción. Y
se mola. Mogollón. Casi tanto como Albert Rivera. “El pacto de los guapos”,
dicen de estos dos. “El Renacido” llama David
Jiménez a Pedro Sánchez, dado por muerto antes de tiempo como el personaje
de DiCaprio en la última
película de González Iñárritu, “The
Revenant”. Lo de “El Revenío” se ha quedado ya para Mariano Rajoy, que
se le ha puesto una cara del Fary comiendo limones que pa qué. Si Bukowski afirmaba
que “Es increíble lo que un hombre tiene que llegar a hacer sólo para poder comer,
dormir y vestirse”, para investirse ni les cuento. Lo que sea. Total, para
luego quedarte en pelotas en el Congreso. Invísteme despacio que tengo prisa.
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