PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 19 DE ENERO DE 2016
Le
escribía Quevedo a Manuel Serrano del Castillo que “todos deseamos llegar a
viejos, y todos negamos que hemos llegado”. La frase tiene su mérito, sobre
todo porque la formuló antes de conocer a Isabel Preysler, la mayor negación
posible de la vejez. Pero por mucho que se intente, uno sólo puede negar los
años hasta que los ve negro sobre blanco: recibe mi santo
una carta donde se le invita a ir a un “acto muy especial donde le mostraremos
las últimas novedades relacionadas con su salud. La invitación es personal e
intransferible para personas mayores de 50 años”. Tal cual. Y ya tenemos melodrama
a lo William Wyler, que una carta lo mismo te tira por tierra la coartada de un
asesinato que te trunca el espejismo de la juventud. Desde entonces, mi santo
no levanta cabeza. Sólo le falta que le llegue la Tarjeta Dorada de Renfe para irse
a Benidorm con la madre de Belén Esteban.
La carta ha sido la confirmación de lo que sospechábamos,
porque los primeros síntomas del viejunismo nos llegaron viendo la constitución
del Congreso, un hemiciclo llenetico de juveniles donde ya -casi- no conocemos
a nadie. Peor que cuando sales de bares y te encuentras a los hijos de tus
amigos. Ah, ahí está Patxi López, menos mal, uno de nuestra época, que por
mucho que Patxi se crea mocito porque escucha a los “Yeah Yeah Yeahs”, un tío
que le compró a Joaquín Almunia su primer tocadiscos por 13.000 pesetas es
viejo. O, por lo menos, viejoven: “Por dentro cheerleader y por fuera
Matusalén”, canta Ojete Calor. Esa es nuestra tragedia.
Para consolarme, me hago una infusión de
menta-poleo mientras veo el florecer del amor en la tercera edad. Teresa Campos
y Edmundo Arrocet, el artista antes conocido como Bigote, dan una entrevista
juntos en “Sálvame De Luxe”: como dos tórtolos enamorados, como dos tóntolos al
fin y al cabo, la Campos se empeña en que Bigote cante rancheras, en que imite
a Cantinflas y en que sonría. Igualica que cuando Isabel Pantoja entró por
teléfono en “Hable con ellas” (sí, aquello) y le dijo a Chabelita que hablara
en inglés. “Tú tienes que demostrar lo que vales”, ordenó. Esa es la tragedia
de Chabelita, que no ha podido demostrar nada. La mía es que ya me queda menos
tiempo para demostrar algo.
BONUS TRACK: Aquí va "VIEJOVEN" de Ojete Calor.
1 comentario:
Esa carta es peor que un sobre con ANTRAX. OMG.
Debo decirle que su post, y una experiencia reciente con un adolescente, motivaron el mío.
Así es usted siempre, inspiradora. Eterna.
¡Besos!
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