miércoles, 14 de octubre de 2015

INSTAGRAM


Por muchas vueltas que le doy a la cabeza, no recuerdo cómo vivía antes de que surgiera Instagram. Cómo solventaba esa necesidad, que hoy es imperiosa y que hace cinco años ni siquiera sentía, de decirle al mundo entero lo que viajo para hacerme la vivida, lo que leo para hacerme la lista, lo que como para hacerme la gorda; cómo soportaba la realidad sin verla a través de un buen encuadre, sin desenfocar las aristas de lo cotidiano con un buen filtro. No entiendo cómo podía vivir antes sin hacer fotos de mis columnas en el chiringuito.
En Instagram hay tantas cuentas como tontos del haba estamos en el mundo: de gatitos enfadados, de cosas que parecen pichas, de adolescentes empeñadas en emular a Loulou de la Falaise sin saber quién es Loulou de la Falaise, de mascotas con camiseta y gorro (mucho toro de la Vega y mucho toro embolao, pero de la humillación animal instagrámica no se habla), de niños con cara de malotes, de David Bustamante con gafas de sol, de señores abandonados a su suerte en la puerta de alguna tienda mientras sus santas van de compras y de artistas que se hacen selfies sin maquillaje, algo que yo haría ni con una orden judicial. Otras, en cambio, se enfadan porque las retocan más de la cuenta: Inma Cuesta se ha mosqueado porque una publicación la ha photoshopeado tanto en una portada que casi no se reconoce. Ella puede; yo denunciaría que publicaran una foto mía sin manipular.
En cambio, a Neville Jacobs, el perro de Marc Jacobs, no le hace falta denunciar a nadie porque ya le hacen fotos para su Instagram los mejores fotógrafos del mundo. El bicho vive a tutiplén, que no hay nada como ser perro de un diseñador famoso. O novio, que lo mismo tiene: casi tan bien como el chucho de Jacobs vivía Pelayo Díaz mientras le duró el amor con Nicolas Ghesquière, curiosamente sucesor de Jacobs como director creativo de Louis Vuitton, que este trajín de novios y curros parece la pandilla de Lara Dibildos en los noventa. Pero tras rompn saber﷽﷽﷽ Tele 5 con Marta Tornes y parecen tontucios, s de sol, ue te fotografpero de la humillacian idealas. érsele el amor de tanto usarlo, Pelayo ha pasado de subir fotos bañándose en la piscina del Chateau Marmont a publicar instantáneas del plató de Tele 5 con Marta Torné. Y eso no hay filtro que lo dulcifique ni Instagram que lo remedie. 

Loulou de la Falaise. Charm y chic.

1 comentario:

Hong Kong Blues dijo...

A mí las fotos de instagram que más me gustan de Pelayo son las de publicidad de unos cereales. Son tan inverosímiles que causan risa. La animo a que contemple detenidamente una en que sostiene un bol "tras una caminata con su madre por Asturias".
Por cierto, qué fuerte que esta semana compartamos tema.
¡BESOS!