jueves, 30 de julio de 2015

MAR MENOR


PUBLICADO EN LA VERDAD EL MIÉRCOLES 29 DE JULIO DE 2015

El hijo adolescente de mi amiga M. J. está desesperado. “En esta playa no hay tías buenas”, dice la hormona con patas. Y entiéndase por “esta playa” cualquiera de las urbanizaciones surgidas junto al Mar Menor donde el colmo de la diversión es ir al cine de verano, tomarte un chambi en la heladería (y escribo “la”, y no “una”) y hacer apuestas acerca de si la señora Ginesa habrá sobrevivido al invierno. Para los adolescentes, que miran por las noches las luces de La Manga como si se tratara de la Tierra Prometida, con deseo infinito en los ojos y azogue en el cuerpo, las playas del Mar Menor se han convertido en el cementerio de las elefantas, en un lugar donde las que ya nos hemos tomado muchos gintonics ahora vamos a tomar las aguas. Porque en ese mar tranquilo las señoras se pueden bañar sin estropearse la permanente y sin quitarse las gafas, poniéndose a remojo como los garbanzos y presumiendo de hijos con las vecinas, que mi mayor se colocó en un banco y mi pequeña es enfermera. Mientras, los respectivos van a echarse la partida y dejan a sus santas a merced de cualquier gerontófilo en Meyba, que un día de estos aparece por aquí Alfonso Díez buscando remedio para su viudez y se levanta a alguna.

Con un panorama donde la tipa más joven que hay en la playa es tu prima hermana (y, a no ser que te apellides Vargas Llosa, lo normal es que dejes tranquila a la familia), los pobres chiquillos creen vivir por un rato dentro de un anuncio de cervezas cuando se escapan al Mar Mayor. Y les da una sobredosis de rubias y morenas, como molan las tías buenas, de la que no se reponen en todo el verano. Ven a salir a las muchachas a lo Ursula Andress emergiendo de las aguas cuchillo al cinto, y se les hace la picha un lío. Literalmente. Si se van a Ibiza, se nos mueren estos langostinos. Es el ciclo de la vida. Ya les colgarán las carnes. Mientras tanto, que disfruten, ellas y ellos. Yo voy a quitarme el Tena Lady y a ponerme el bañador, que me bajo a la playa.





2 comentarios:

Hong Kong Blues dijo...

Cada playa tiene su público. En Barcelona tenemos las gays, las súper gays, las de marineros, las de turistas...
En todo caso, pese al sufrimiento del muchacho, resulta un mar menor.
¡Besos!

Rosa Palo dijo...

El público de mi playa es sexagenario, me temo. Y tanoréxico. Más besos.