PUBLICADO EL MARTES 11 DE NOVIEMBRE DE 2014 EN LA VERDAD
Sábado por la tarde. Mientras yo intento
escribir, mi hijo se pelea con su prima a grito pelao y la música de “El Barrio”
entra por la ventana de la buhardilla. No me hace falta escuchar ni una canción
de “El Barrio” para saber que no me gusta, y puedo decirlo sin conocimiento de
causa porque soy columnista, y los columnistas opinamos de lo que nos de la
gana sin tener ni idea: es la esencia de nuestro trabajo. Pero pongo la oreja y
me reafirmo, que me taladra la cabeza un flamenquito popero con un poco de
quejío digerible del que le gusta a los señoritingos de cuarta generación, que también
son de barrio, pero del de Salamanca, ese barrio donde los primos no se pelean
porque uno está interno en Suiza y el otro en Londres, y así las señoras podemos
dedicarnos tranquilamente a escribir nuestras columnas para la hoja parroquial,
tomar el té con Cuqui Fierro y organizar rastrillos benéficos. Que me gustaría
a mí haber visto a la Preysler quitándole las cacas a Anita, limpiándole los
mocos a Tamara, poniéndole los lazos a Chábeli y explicándoles los hiatos, los
diptongos y las divisiones con decimales a Enriquito y a Julio José. Al internado
y chimpún, hombre ya. Y cuanto más lejos, mejor.
Aunque lo mismo la que se va interna soy yo. A
descansar de móvil y de niños; a reposar a un colegio, a un convento de
clausura o al talego, que es el sitio de moda: hay más famosos allí que en la
Buchinger. Que no sé de que te quejas, Isabel. Si vas a ser la reina de la galería,
sin líos, sin periodistas, sin los críos dándote disgustos, que hay que ver qué
trabajo dan. Que a mis amigas les ha dado por reproducirse, y están las pobres
todo el día con cara de sueño y con la teta fuera. Las que están en edad de procrear,
claro, que las otras están (estamos) premenopáusicas perdías. Pero yo no pongo
la mano en el fuego por el climaterio de nadie: miren a María Teresa Campos, a
la que le pregunta Ana Rosa si hace cositas con Bigote. Cositas. Pues espero
que las cositas las hagan con protección, que Teresa es capaz de quedarse embarazada
de trillizos sólo por darle en los morros a Ana Rosa y a sus gemelos. Menudas
son las Campos.
1 comentario:
Amén.
¿Nos vamos juntos, Sra. Palo?
Anímese.
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