PUBLICADO EL MARTES 23 DE SEPTIEMBRE EN LA VERDAD
Los padres van a recoger a sus hijos al
colegio. Esperan en la puerta alargando el cuello para verlos salir, y sus caras
de cansancio y de mal humor desparecen cuando los críos afloran despeinados y
con el baby lleno de rayajos de rotulador. Los niños nos curan del desaliento
porque son un libro en blanco, una promesa, un viernes de puente donde todo lo
bueno está por llegar. Son una crema antiarrugas que elimina los signos de
fatiga (la que usaba Papuchi, que engendró al hermano de Julio Iglesias con
noventa años) y hasta un complemento de moda, igual que los perros enanos y
travestidos que se llevan debajo del sobaco (como si parecer una rata con pelo
no fuera ya bastante humillación). Porque ahora hay que salir de casa
combinando el pañuelo con el jersey del perro, el color del vestido con la
corbata del marido y la ropa de los niños con la de las mamás: la hija de
Jessica Alba “es experta en crear sus outfits”, y la de Valeria Mazza “apuesta
por un estilo casual para salir con su madre”, mientras que Suri Cruise, las
gemelas de Sarah Jessica Parker, los niños de los Brangelinos y los de los
Beckham marcan tendencia. Me parto y me mondo. Que los críos prefieran ponerse
una ropa u otra es normal, pero de ahí a vestirlos como un Mini Yo o
convertirlos en trendsetters de poco más de un metro de estatura, va una caja
de Choco Krispies. Aunque hay niños que tienen más criterio a la hora de vestir
que Terelu. Y hasta perros.
Lo bueno es que se tarda menos en tener un
hijo que en lucir un Birkin de Hermès: nueve meses de gestación frente a dos
años de espera. No hay color. Y si ya quieres ir a la última, el complemento
más cotizado es un hijo de Alberto Isla. Isla es Spermator: te mira y te preña.
No ha cumplido los veinte años y ya tiene dos zagales y otro en plena mitosis,
que hay una tipa que dice que se metió con él en un coche y acabó embarazada. Bingo.
Yo no me meto con Alberto Isla ni en un ascensor, que todavía soy fértil. Pero
lo más inquietante es que Isla, Chabelita y Kiko Rivera también fueron libros
en blanco, y ahora están llenos de tachones. Es lo que tiene pasar del lápiz al
boli antes de tiempo.
2 comentarios:
Ay, no me hable de hijos. Entre los de mi ramo lo que se estila es "encargarlos a un vientre de alquiler" y eso, señora mía, cuesta CIEN MIL EUROS.
Total, que me da para unos cuantos bolsos, y aún me llegan antes.
Disfrute de su retoño, que bien majo les ha salido.
¡Besos!
Ni lo dude: entre un niño y una colección de bolsos, quédese con los bolsos. SIEMPRE.
Un besico.
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