PUBLICADO EN LA VERDAD EL 9 DE SEPTIEMBRE DE 2014
Hay mujeres a las que siempre les traiciona la
razón, les domina el corazón y no saben luchar contra el amor. Son mujeres que
confunden los gases con las mariposas en el estómago, como Giuliana Piterà, una
italiana que viajó a Cádiz para pasar sus vacaciones y, desde entonces, busca
desesperadamente a un gaditano que le robó el corazón. Ni siquiera llegó a
hablar con el moreno, pero quedó “paralizada por su sonrisa”. Giuliana, que se
había puesto de ortiguillas rebozadas y manzanilla hasta el moño, confundió el
empacho con el amor.
En cambio, otras están tan hartitas de los
hombres que se notan un cosquilleo en la barriga y se toman dos cucharadas de sal
de frutas. Por eso, la propia Teresa Campos se muestra sorprendida a la hora de
reconocer su romance con Bigote Arrocet. Pensaba la Campos, citando a Ana
Gabriel, que ella ya había cerrado ese capítulo en su vida. Pero no, porque Teresa sigue la máxima de Clint Eastwood para continuar
vivito y coleando: mantenerse ocupado y no dejar entrar al viejo en casa. Campos
tampoco deja que la vieja entre en casa, pero sí Bigote Arrocet.
Teresa, que es moderna moderna, empezó su relación
con Bigote a través de Whatsapp porque él estaba en Chile. Cuando vino a
España, quedaron a cenar, y catapún, doña Mairucha, así no más. “Edmundo es un hombre serio, y yo pido respeto
para él”, dice Teresa. De acuerdo, pero yo me lo imagino diciendo “¡Terecha,
cha, cha, cha!”, y el respeto se me va por el desagüe. Como si pienso en Aznar
hablando catalán en la intimidad. Sólo falta que, cuando Bigote llame a la
Campos, le suene “¡Piticlín, piticlín!” en el móvil.
Lo cierto es que será el amor, ay, será,
será, pero María Teresa ha rejuvenecido, que a ella y a sus hijas ya les llaman
las Hermanas Campos (están a dos tonos de rubio de convertirse en las Trillizas
de Oro). Ha conseguido, como la Preysler, tener menos edad que sus retoñas. En la
peluquería, las abuelas piden que les pinten las uñas de verde o de azul “como
las lleva María Teresa”, comentan admiradas los modelos que luce y aprueban su
romance con Bigote: “¡Pues muy bien que hace la tía! ¿No te parece?”. Teresa convertida
en una “it yaya". A ver si ahora las abuelas también se nos van a enamorar
y la liamos.
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