miércoles, 4 de junio de 2014

Peñafiel


PUBLICADO EN LA VERDAD EL 3 DE JUNIO DE 2014

Ya está. Ya me han desvirgado (periodísticamente hablando). Ya me ha pasado lo peor que le puede pasar a una columnista: tener un “¡PAREN LAS MÁQUINAS!” en toda regla. Estaba yo ayer tan fresca escribiendo sobre la Mosquera en pelotas en el Interviú, con una comparación maravillosa entre Amarcord y las pelis de Russ Meyer y con una prosa tan florida que no iban a tener más remedio que poner la columna como comentario de texto en Selectividad… y va el Rey y abdica. Esto se avisa, Majestad. A lo Gila, si usted quiere, en plan “Alguien está pensando en abdicar… alguien se está cansando de ser Rey…”, pero no así, a lo loco, que nos ha pillado a todos con la guardia baja.

Nos hemos quedado descolocados. En la redacción de ¡HOLA! se están tomando los Orfidales por cajas mezclándolos con Red Bull, Felipe Varela va como una moto haciendo bocetos para la entronización de la futura reina sobre servilletas del Starbucks y preguntando a cuánto está el metro cuadrado de armiño, Lorenzo Caprile ha metido la cabeza en el horno y, en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, han llamado a un cirujano plástico para que les ayude a esculpir el perfil de Doña Letizia. Pero Jaime Peñafiel… ¡ay, Jaime! Con la pastilla debajo de la lengua, abrazado a su almohada, balbuceando entre sollozos “Letizia reina… Letizia reina…”. Pobretico mío. Está sin ingerir alimentos sólidos desde ayer, viendo en bucle la saga de Sissi e intercalándola con ¿Dónde vas, Alfonso XII?. No sé yo si se va a recuperar de ésta: ahora que estaba el hombre tan contento porque al fin Charlene se ha quedado preñada y se ha asegurado la continuidad del trono monegasco, va la vida y le suelta este golpe. La nieta de un taxista, reina de España. Y has vivido para verlo, Jaime. Y, encima, un lunes. Qué día tan aciago. No somos nadie.

Sólo te queda el exilio en el Reino Unido, Jaime: en Buckingham, Carlos de Inglaterra le ha enseñado la portada del ABC a su madre con las palabras “El Rey cede el trono” subrayadas en amarillo fosforito. “Sorry, I don’t speak Spanish”, le ha contestado Su Graciosa Majestad, y ha seguido dándole de comer a sus corgis un solomillo de ternera mezclado con la autoestima de su hijo. Así que haz las maletas, Peñafiel, y vete con la prima Lilibeth. Seguro que te hará hueco en la corte. 



1 comentario:

Hong Kong Blues dijo...

A mí, que soy Republicano y observador del Feudalismo madrileño, la historia me persigue. El azar (porque no creo en Dios) quiso que me pillase en Madrid la Protesta de los Indignados de Puerta del Sol, y que aterrizara en un hotel frente a las Cortes el día que abdicaba el Rey.
Ojalá me pille también en Madrid el día que llegue la República, la democracia y la contemporaneidad a Is-Pain.