miércoles, 30 de octubre de 2013

Mirada sucia


PUBLICADO EL MARTES 29 DE OCTUBRE DE 2013 EN LA VERDAD

Lo sé, sé que me estoy volviendo cada día más carca y más viejuna. Lo sé, y por eso lo digo yo antes que me lo digan ustedes, que después de leer esta columna me van a mandar a tomar el té con Pitita Ridruejo y con Juan Manuel de Prada, pero a mí me da que nos estamos pasando un pelo, porque enciendo la tele y no hay videoclip donde no aparezca una tipa enseñando cacha, retozando pringada de aceite en una playa, restregándose con un macarra o sacando la lengua más allá de lo fisiológicamente posible. El último video finísimo que he visto ha sido el de Miley Cyrus, que sale despelotada chupando un martillo; tan fino que Sinéad O’Connor le ha mandado una carta en plan maternal diciéndole que está eclipsando su talento al permitir que la prostituyan. Pero claro, como eso lo ha dicho una irlandesa turulata, no le han hecho ni puñetero caso. Tampoco creo que tenga más suerte Annie Lennox, que ha pedido que se restrinja por edades el acceso a los videos más pornográficos y oscuros. A Lennox la desacreditarán diciendo que tantos años de tinte platino le han destrozado el cerebro, y asunto finiquitado.

Y así seguimos, dando una imagen de las mujeres hipersexualizada, que aquí estoy para hacerte feliz, mi amo y señor, mira qué culo, qué cara, qué tetas, y mira lo que canto, papi chulo, ven a mí. Y nuestros críos crecerán pensando que las mujeres somos un objeto a su disposición, y las crías que si no llevan esa pinta de gataperra no van a triunfar en la vida. Y todos aprendiendo a imitar los movimientos del frungimiento antes de saber hacer restas con llevada. Y díganme, de verdad de la buena, que esto es provocación, que el pop-rock tiene que saltarse las normas, que tiene que ser irreverente, atrevido, salvaje, rompedor, transgresor; díganme que esto es lo mismo que lo que hacían David Bowie, Iggy Pop, Madonna, Lou Reed. No: esto es Esteso y Pajares metidos a productores musicales.

Pues si no estás de acuerdo, vigila lo que ven tus hijos y no te quejes tanto. Y cómprales un disco de “Viva la gente”. Vale. Quito la MTV, le pongo una peli de dibujos animados, y resulta que la novia de Tadeo Jones tiene más canalillo que servidora. Pues eso, que será que tengo la mirada sucia, como Antonio Resines en “Los Serrano”. Mayormente.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Embelenamiento


PUBLICADO EL MARTES 22 DE OCTUBRE DE 2013

Me dormí. Sí. Tal cual. Toda la semana esperando el regreso de la Esteban y al tercer “Me veo bien” me quedé clisá. Qué quieren: a veces el cuerpo se rebela. El mío y el de Belén, que durante su ausencia de la televisión ha cogido 18 kilos. Para su reentré, los envasó al vacío en un vestido comprado en Delito y Castigo, la tienda multimarca y multicarísima para chonis venidas a más y de la que Obregón es cliente VIP. También es posible que Esteban no tuviera mucho donde escoger, porque como Obregón va a interpretar a una general en una peli estilo “Homeland” (dicho por la mismísima, que servidora es incapaz de imaginar tamaño despropósito), se ha llevado toda la línea militar-putónica de Versace y ha dejado los percheros temblando.

Embutida y recauchutada, Belén habló de su situación, de su psicoterapeuta (que habrá tenido que tirar de hemeroteca para poder hacerle el historial clínico) y de lo bien que estaba. Y hasta ahí puedo escribir, porque servidora se adormiló en el sofá. Sólo me espabilé cuando oí “Me he hecho de un liberalismo…”, y se me representó la Esteban como nuestra Sarah Palin patria liderando el Café con Leche Party, o sustituyendo a Rodríguez Braun como analista de economía. Pero no, lo del liberalismo es porque la muchacha se ha frungido a unos cuantos en Benidorm, esa tierra de perdición cuna de Mª Jesús y de su acordeón, “que en Benidorm me he quitado el turbante”. El turbante y todo lo demás, que tiene hasta juguetes sexuales. Dos, en concreto. “Cosas para animar el ambiente”, suelta la liberada. “¡Confeti!”, dice Jorge Javier. La cosa estaba entre el consultorio sexual del “Nuevo Vale” y una revista de Luis Cuenca. Y otra vez a roncar.

Entre sueños oí “Andrea”, “Campanario”, “la Reme”, “Jesulín”, “Fran”… el eterno retorno de lo mismo. Esteban y sus fantasmas. Esteban y sus Variaciones Goldberg. Pero da igual, porque el “De Luxe” tuvo más de tres millones de espectadores. No sé qué porcentaje estábamos durmiendo, pero lo cierto es que, víctimas del embelenamiento, teníamos el programa puesto: para verla, para criticarla, para escribir columnas, para comentarlo en la peluquería o para que nos acunara en una noche de otoño. Me eché una mantica por los pies, seguí dormitando. Y cuando desperté, el dinosaurio todavía estaba allí. Ah, no, que era Víctor Sandoval. Acabáramos.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Transición


PUBLICADO EL MARTES 15 DE OCTUBRE EN LA VERDAD

Me hallo en plena transición: estoy dejando de ser la vecinita de al lado para convertirme en madre de Primaria. Vamos, que lo poco atractivo que me quedaba se está yendo a tomar viento, que soy el ejemplo perfecto del efecto de la gravedad sobre el cuerpo humano, todo colgandero, oiga, tanto que ni las de FEMEN me quieren. Y eso que, con lo caídas que tengo yo las pancartas, me cabe en una la Declaración de Derechos Humanos y en la otra la discografía entera de Calamaro, pero nada. Es la transformación de capulla en oruga, y de oruga en vaca vieja.

Y si no fuera bastante difícil de llevar esa transición personal, también estamos pasando por otra, una mucho peor, más dura. Ellos lo llaman aclimatación, ajuste, adaptación, conversión; yo lo llamo putada. Porque esto no es lo que nos habían contado, por lo menos a mí, que toda la vida he estado escuchando que lo mejor era hacer oposiciones para tener algo fijo, que si estudiaba mucho encontraría un buen trabajo, que para qué me iba a ir a otro sitio si aquí se está estupendamente, que la vida tiene otro sabor, que España es la mejor, y ahora van y nos cambian el disco, y nos hablan de movilidad laboral, espíritu emprendedor, adaptación al mercado, globalización, reestructuración y no sé cuantas cosas más. Que el panorama ha cambiado y hay que amoldarse. Que hay que ser competitivo, imaginativo, arriesgado, dispuesto. Que no hay que tener miedo, que hay que salir a comerse al mundo. Vale. Pero no nos han enseñado cómo hacerlo, y tenemos que aprender a base de capones. Y, mientras tanto, los que no aprenden se quedan por el camino. Y yo, sinceramente, a estas altura aprender, lo que se dice aprender, aprendo poco, que se ve que tengo el disco duro lleno. Ahora que vamos para toros mansos o para vacas viejas, quieren que crucemos el oeste buscando prados nuevos. Así que, como en una ouija no me posea el espíritu emprendedor de Steve Jobs, no me escapo de ésta, porque me da a mí que hacerse un curso online de Community Manager no es suficiente. ¿Cómo, que usted también se ha apuntado? Pues nada, estupendo. Ya sólo nos falta hacernos distribuidora Avon, que me iba a hacer de Tuppersex, pero cuando me han visto las pancartas tan caídas, tampoco me han dejado.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Dictadores de moda


PUBLICADA EL MARTES 8 DE OCTUBRE DE 2013 EN LA VERDAD
Cada día somos más tontos. Y más petardos. ¿Una muestra?: siguiendo una broma que hizo Jimmy Kimmel en la Semana de la Moda de Nueva York, la revista VICE se fue a la Fashion Week de Madrid para preguntar a la fauna modelni por colecciones ficticias hechas por dictadores famosos: las cuestiones iban desde el polémico desfile de Fujimori hasta el regreso de Videla a la pasarela. Y consiguieron respuestas que ni la antología del disparate: a la pregunta “¿Te gusta el estilo de Ceaucescu?”, una coolhunter contesta con un “Yo realmente diseñadores españoles no conozco a muchos”. Y cuando requieren una opinión ante la nueva línea presentada por Kim Jong-il, un estudiante de periodismo (¡ay!) responde “Yo creo que hay que ser innovador, transgredir, y a mí la verdad es que me ha gustado muchísimo. Me gustó”. En eso lleva razón, porque Kim Jong-il, lo que se dice transgredir, transgredió: básicamente, todos los derechos humanos. Además, la confusión es normal, porque con sus tacones y su pelo cardado, Kim Jong-il tenía más pinta de estilista que de estalinista.
No saber historia no es un delito (si lo fuera, Vaquerizo y yo cumpliríamos condena juntos), el delito es no intentar solucionarlo: me preguntan a mí hace unos años en un desfile por Idi Amin y, entre el champán a palo seco y la tontuna que me entra, digo que me parece ideal su uso de los estampados étnicos, pero que canibaliza demasiado las tendencias. Y me quedo tan ancha. Ahora no, ahora ya he aprendido que, cuando uno no sabe algo, tiene que callarse. O preguntar directamente, aún a riesgo de parecer lelo. Por eso, una de las cosas que mejor hago (aparte de preparar martinis), es rodearme de gente mucho más lista que yo y, cuando ellos hablan, servidora achanta la mui y abre las orejas. Que en esta orgía de ombligos en la que vivimos, la reivindicación constante del “yo soy asín y asín seguiré” hace que seamos cada día un poco más egoístas, un mucho más ignorantes. Que con el “yo pa qué quiero saber eso, si no me sirve pa ná”, no vamos a ningún sitio. Y que prefiero a una abuela que diga que le chiflan los vestidos de volantes de Luchino y Visconti que a un tío molón convencido de que Pol Pot y los Jemeres Rojos fueron la revolución del último SOS. Porque no habrá un grupo que se llame así, ¿verdad?   

NOTA: aquí, el original de VICE al completo
http://m.vice.com/es/read/los-dictadores-triunfan-en-la-fashion-week


miércoles, 2 de octubre de 2013

¡Taxi!


PUBLICADO EL 1 DE OCTUBRE DE 2013 EN LA VERDAD

Soy taxicómana perdía. El chiste no es mío, pero es lo que tenemos las torpes, que no sabemos conducir aunque tengamos carnet y que nos apropiamos de juegos de palabras ajenos. El caso es que cojo más taxis en Cartagena que Miguel Ángel Revilla en Madrid, que cada vez que iba a Moncloa o a Zarzuela llamaba a uno, y los taxistas se echaban a suertes llevarle porque siempre los obsequiaba con productos de su tierra. También se echan a suertes llevarme a mí, sí, pero me lleva el que pierde, que yo a primera hora de la mañana no estoy pa ná, y cuando el paisano intenta iniciar la charla con un “Parece que hoy va a hacer calor”, respondo con un “Sí” en un tono de voz a lo Lola Gaos que hace que al pobre se le quiten las ganas de hablar y hasta de vivir. Pero la culpa no es del taxista, es que la mala follá matutina me viene de serie junto con la celulitis.

En cambio, cuando estás fuera de casa se agradece la conversación, porque con el taxista tienes guía turístico, sociólogo y chófer por el mismo precio. Aunque hay que tener cuidado con el tema del que se habla: en Palermo, Pietro, un siciliano viejo y retorcido como un sarmiento, nos llevó al Duomo di Monreale, a comer cannoli y al Teatro Massimo. Y a mi amigo C., temerario como es, no se le ocurrió otra cosa que preguntarle cómo iba lo de la mafia, eh, Pietro, qué me dices. El tipo hizo un gesto de desprecio y respondió “Mafia? Mafia è il governo centrale di Roma!”. Y acto seguido echó un lapo por la ventanilla que podría haber ahogado a un perro. Me pasé todo el recorrido de vuelta al hotel pensando en que me iba a encontrar una cabeza de caballo bajo las sábanas.

Pero mientras el gremio de taxistas no me boicotee por siesa, servidora seguirá haciendo uso del servicio. Y eso que mi santo está empeñado en que vuelva a conducir. Que tendré más independencia, dice. ¿Independencia? Pues que me ponga un chófer negro, como a Miss Daisy, pero en versión Denzel Washington y verá si me independizo, y me declaro comunidad autónoma foral si hace falta. Hasta ese momento, prometo ser más simpática con los taxistas siempre que no lleven puesto regaetton a toda mecha. Ni al Fary, que le tienen mucha fe.