miércoles, 16 de octubre de 2013

Transición


PUBLICADO EL MARTES 15 DE OCTUBRE EN LA VERDAD

Me hallo en plena transición: estoy dejando de ser la vecinita de al lado para convertirme en madre de Primaria. Vamos, que lo poco atractivo que me quedaba se está yendo a tomar viento, que soy el ejemplo perfecto del efecto de la gravedad sobre el cuerpo humano, todo colgandero, oiga, tanto que ni las de FEMEN me quieren. Y eso que, con lo caídas que tengo yo las pancartas, me cabe en una la Declaración de Derechos Humanos y en la otra la discografía entera de Calamaro, pero nada. Es la transformación de capulla en oruga, y de oruga en vaca vieja.

Y si no fuera bastante difícil de llevar esa transición personal, también estamos pasando por otra, una mucho peor, más dura. Ellos lo llaman aclimatación, ajuste, adaptación, conversión; yo lo llamo putada. Porque esto no es lo que nos habían contado, por lo menos a mí, que toda la vida he estado escuchando que lo mejor era hacer oposiciones para tener algo fijo, que si estudiaba mucho encontraría un buen trabajo, que para qué me iba a ir a otro sitio si aquí se está estupendamente, que la vida tiene otro sabor, que España es la mejor, y ahora van y nos cambian el disco, y nos hablan de movilidad laboral, espíritu emprendedor, adaptación al mercado, globalización, reestructuración y no sé cuantas cosas más. Que el panorama ha cambiado y hay que amoldarse. Que hay que ser competitivo, imaginativo, arriesgado, dispuesto. Que no hay que tener miedo, que hay que salir a comerse al mundo. Vale. Pero no nos han enseñado cómo hacerlo, y tenemos que aprender a base de capones. Y, mientras tanto, los que no aprenden se quedan por el camino. Y yo, sinceramente, a estas altura aprender, lo que se dice aprender, aprendo poco, que se ve que tengo el disco duro lleno. Ahora que vamos para toros mansos o para vacas viejas, quieren que crucemos el oeste buscando prados nuevos. Así que, como en una ouija no me posea el espíritu emprendedor de Steve Jobs, no me escapo de ésta, porque me da a mí que hacerse un curso online de Community Manager no es suficiente. ¿Cómo, que usted también se ha apuntado? Pues nada, estupendo. Ya sólo nos falta hacernos distribuidora Avon, que me iba a hacer de Tuppersex, pero cuando me han visto las pancartas tan caídas, tampoco me han dejado.

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