PUBLICADO EL MARTES 22 DE OCTUBRE DE 2013
Me dormí. Sí. Tal cual. Toda la semana esperando
el regreso de la Esteban y al tercer “Me veo bien” me quedé clisá. Qué quieren:
a veces el cuerpo se rebela. El mío y el de Belén, que durante su ausencia de
la televisión ha cogido 18 kilos. Para su reentré, los envasó al vacío en un
vestido comprado en Delito y Castigo, la tienda multimarca y multicarísima para
chonis venidas a más y de la que Obregón es cliente VIP. También es posible que
Esteban no tuviera mucho donde escoger, porque como Obregón va a interpretar a
una general en una peli estilo “Homeland” (dicho por la mismísima, que
servidora es incapaz de imaginar tamaño despropósito), se ha llevado toda la
línea militar-putónica de Versace y ha dejado los percheros temblando.
Embutida y recauchutada, Belén habló de su
situación, de su psicoterapeuta (que habrá tenido que tirar de hemeroteca para
poder hacerle el historial clínico) y de lo bien que estaba. Y hasta ahí puedo escribir,
porque servidora se adormiló en el sofá. Sólo me espabilé cuando oí “Me he
hecho de un liberalismo…”, y se me representó la Esteban como nuestra Sarah
Palin patria liderando el Café con Leche Party, o sustituyendo a Rodríguez
Braun como analista de economía. Pero no, lo del liberalismo es porque la
muchacha se ha frungido a unos cuantos en Benidorm, esa tierra de perdición cuna
de Mª Jesús y de su acordeón, “que en Benidorm me he quitado el turbante”. El
turbante y todo lo demás, que tiene hasta juguetes sexuales. Dos, en concreto.
“Cosas para animar el ambiente”, suelta la liberada. “¡Confeti!”, dice Jorge
Javier. La cosa estaba entre el consultorio sexual del “Nuevo Vale” y una
revista de Luis Cuenca. Y otra vez a roncar.
Entre sueños oí “Andrea”, “Campanario”, “la
Reme”, “Jesulín”, “Fran”… el eterno retorno de lo mismo. Esteban y sus
fantasmas. Esteban y sus Variaciones Goldberg. Pero da igual, porque el “De Luxe”
tuvo más de tres millones de espectadores. No sé qué porcentaje estábamos
durmiendo, pero lo cierto es que, víctimas del embelenamiento, teníamos el
programa puesto: para verla, para criticarla, para escribir columnas, para
comentarlo en la peluquería o para que nos acunara en una noche de otoño. Me
eché una mantica por los pies, seguí dormitando. Y cuando desperté, el
dinosaurio todavía estaba allí. Ah, no, que era Víctor Sandoval. Acabáramos.
1 comentario:
Por fin entiendo a qué se refería cierto "insigne analista" cuando dijo recientemente que en España se había terminado la época de las "Vacas Flacas".
Si al final todo cuadra. Y, por supuesto, la Esteban sigue siendo el barómetro de esta Is-Pain nuestra.
¡Besos!
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