miércoles, 30 de enero de 2013

Secretos de un matrimonio


PUBLICADO EN LA VERDAD EL 29 DE ENERO DE 2013

Los columnistas somos lo que escribimos. Por eso hay columnas rectas y columnas torcidas, con escoliosis. Hay columnas dóricas, jónicas y corintias, según el grado de verbo florido. Hay columnas adosadas (a una idea, a un partido, a una tendencia) y columnas aisladas. Hay columnas de media caña y columnas de whisky on the rocks, que así salen. Hay columnas estriadas y hay columnas fajadas, como las mías, que aún no me he puesto a plan después de las Navidades y escribo con la Spanx puesta (los columnistas también somos lo que comemos). Y hay columnas falsas, de cartón piedra, de decorado de peli péplum, que se pagan a 0’16 euros la pulsación, incluyendo espacios. Ni las de Hércules, oiga.

Sólo conozco a dos columnistas capaces de comprarse unos Manolos con lo que ganan por artículo: Carrie Bradshaw y Amy Martin. Casualmente, las dos son personajes de ficción. Con Bradshaw siempre me preguntaba lo del cuplé: ¿de dónde saca, pa tanto como destaca? De Amy Martin ya lo sabemos, y ahora su marido también lo sabe, que el muchacho no tenía ni idea. A mi santo le pasa lo mismo: no sabe que yo soy Rosa Palo. Me ve en la foto del periódico y me dice “Hay que ver cómo te pareces a esta tía”. Y se va a las páginas de deportes. Ni lee la columna (mejor). Y así vamos. Si fuéramos suecos nos quedaría todo muy intelectual, muy bergmaniano, a lo “Secretos de un matrimonio”, pero al final aquí todo tiene un tufo a lo José Luis Moreno, porque la historia de Amy Martin y Carlos Mulas es de Pepa y Avelino, no me digan que no: ella quería crear un heterónimo, como hizo Pessoa, y le ha salido un Milli Vanilli, y en lugar de aparecer en “Página 2” va a acabar en un polígrafo del “Sálvame De Luxe”, que la coge Conchita por banda y ésta canta hasta que tuvo roce con Matamoros; él, mientras tanto, en la inopia. ¿O no? Y es que en este invierno de nuestro descontento donde nos están chorizando por todos lados e incluso algunos se empalman haciéndolo, lo único que podemos agradecer es que, al menos, lo hagan de una forma original, que lo de Suiza está ya muy visto. Yo, por si acaso, voy a calcular a cuánto me sale la columna. Total, el alias ya lo tengo.

3 comentarios:

Hong Kong Blues dijo...

Yo a usted le pagaba cada una de sus maravillosas columnas en Manolos, euros y hasta en mújol.
Porque USTED LO VALE, querida.

Rosa Palo dijo...

Pues mire, prefiero la hueva de mújol a los Manolos. Así estoy. Besos mil

Piticli se declara superado por la realidad y decide exiliarse al vídeoclip de Yuri con los bailarines de Neutrex dijo...

Que grande es usted, por favor: "este invierno de nuestro descontento" me ha dejado prendado. Menos mal que hay gente como ud que nos cuenta la historia a lo Mary Poppins (con un poco de azúcar), para que no nos ahoguemos...