miércoles, 21 de marzo de 2012

La gravedad es relativa

PUBLICADO EL 20 DE MARZO DE 2012 EN LA VERDAD

Como la ignorancia no me ha hecho atrevida, ni se me ocurre comentar la actuación de José Carlos Martínez el pasado jueves en el Auditorio El Batel: no creo que haber visto “Cisne negro” e “Isadora” me faculte lo suficiente para ello. Tampoco pude ampliar estudios con “Un paso adelante”, porque era salir Beatriz Luengo dando perigallos y a mí entrarme alferecía, así que mis conocimientos sobre la danza son nulos. Pero cuando el pasado jueves vi a José Carlos Martínez y a la CND me quedé fascinada, alucinada, asombrada. Elegantes, bellísimos y exquisitos, Martínez y los suyos demuestran que la gravedad es relativa: giran, saltan y aterrizan sobre el escenario sin hacer ni un ruido al caer. Y sin esfuerzo aparente: sus rostros sólo reflejan la emoción de la música y no el extraordinario sufrimiento de sus cuerpos. ¿Cómo lo hacen? Si a mí me ha salido una arruga en el entrecejo con las clases de Pilates tan sólo de intentar llevar los isquiones hacia abajo como si a) yo supiera qué son los isquiones y b) en el caso de saberlo, pudiera localizarlos entre una masa de celulitis que avanza hacia mis rodillas como Godzilla hacia Tokio, no quiero ni pensar qué cara se me pondría haciendo un Grand Jeté. Miedo me doy.

Agradecida por una noche mágica (qué ganas tenía de escribir “noche mágica”, lo siguiente va a ser “marco incomparable”), sólo un “pero” a la organización: la próxima vez traigan a Pepe, el animador de “Sálvame”, para que nos indique en qué momento tenemos que aplaudir, porque por allí sí había algún ignorante atrevido. Y repartan Pictolines con las entradas, que la Reina se marchó pensando que una epidemia de tosferina asolaba la ciudad. Porque ya saben que vino la Reina, que últimamente Cartagena es un non stop de inauguraciones y celebraciones: Doña Letizia estuvo en la del Hospital de Santa Lucía, el Príncipe Felipe en el 475 aniversario de la Infantería de Marina y la Reina en la inauguración del Auditorio. Mucho están viniendo por la zona; les sale a cuenta abandonar Marivent y comprarse un apartamento en La Manga del Mar Menor. Y el “Fortuna” que lo dejen en Mallorca, que aquí tenemos el “Joven María Dolores”. Así que mientras practico mi demi-plié, voy a hacer un fondo de caldero y a congelarlo, no sea que Doña Sofía me aparezca un día a comer sin avisar. Un, deux, trois y sofrío las ñoras.

7 comentarios:

Puebla dijo...

No lo había leído aún, pero suscribo todo lo dicho. Claro, que Ud. lo cuenta con más gracia. Mi acompañante sugirió lo que se podía hacer con los 'tosedores' profesionales, pero esas cosas es mejor no dejarlas por escrito. Gran artículo.

Ramón R. Iborra dijo...

C'est magnifique... o como se diga, miss Palo.

Rosa Palo dijo...

Don Manu, qué honor! Y me alegra ver que yo no fui la única a la que le pareció estar dentro de "Congo", "Contagio" o de cualquiera de las películas que versan sobre una pandemia. La próxima vez voy con mascarilla al Auditorio, como Michael Jackson, que en Gloria esté.
Un besico.

Rosa Palo dijo...

Merci beaucoup, monsieur Iborra. Y a ver si en una de sus carreras se desvía y pasa por Cartagena, que hace tiempo que no le veo ;) Total, entre Cartagena y Murcia hay los mismos KMs. que una maratón.

Carmona Dixit dijo...

Vamos a traer al agente Smith de Matrix y que le haga a los tosedores profesionales lo mismo que a Keanu Reeves en el primer interrogatorio. Para qué quieres la boca, si no puedes... toser.

Con los aplausos fuera de lugar ya sólo se me ocurren barbaridades.

Hong Kong Blues dijo...

Qué maravilla. Debió de ser un espectáculo formidable.
Y qué marco incomparable el elegido por la Familia Real...
¡Ups! ¡Yo también me estoy transformando!
Disfrute, que bien lo merece (especialmente por tanto como nos aporta).
Un besazo.

Rosa Palo dijo...

Como verá yo me codeo directamente con la realeza, querido. Es mi sitio natural. Vamos a encargarnos unas tiaras para la próxima ocasión: ¿tiene usted joyero de confianza?