miércoles, 28 de marzo de 2012

El blues del autobús

PUBLICADO EL 27 DE MARZO DE 2012 EN LA VERDAD

Como leo los periódicos con retraso siempre vivo un par de días por detrás de todo el mundo, lo que me lleva a estar aún inmersa en la campaña andaluza (qué suerte, para ustedes seguro que ya ha terminado). Así que ojeo el periódico del sábado y me encuentro con una foto de Griñán haciendo campaña en un mercadillo, un clásico preelectoral de cualquier partido. Griñán pasea entre los puestos inquietantemente enmarcado por las piernas de un maniquí con unos vaqueros color caldero, una instantánea que me recuerda a las que se hizo Carmen Martínez Bordiú para ¡HOLA! fotografiándose con los gorilas en Uganda. La puesta en escena de las imágenes me da dentera: si disfrazarse de Coronel Tapioca no convierte a Carmen en la nueva Dian Fossey, visitar un mercadillo en campaña electoral no hace que un político se entere de lo que pasa en la calle. La foto deja constancia de un gesto inútil, vacío. Preelectoral. ¿Por qué no van al mercadillo un día cualquiera? Sin cámaras, sin acólitos. O se bajan al bar y aguzan el oído mientras se trasiegan una de tomate o, si no pueden catar el pan porque están haciendo la Dukan y tienen los hidratos bajo orden de alejamiento, se van a trabajar en autobús y escuchan al respetable, siempre y cuando Radio Tele Taxi les deje oír a los pasajeros, claro, porque lo normal es que esté sonando Emilio José a todo trapo y el bus parezca una disco móvil para mayores de 65 años. Pero si prestan atención, por debajo de “Soledad” oirán palabras de desencanto, frustración, desafección. Se enterarán de que la señora de la primera fila tiene dos hijos en paro, y que su mayor se ha separado y ha vuelto a su casa porque no puede pagarse un alquiler, y que ella cobra una porquería de pensión, y que toda la vida trabajando para esto. Y un hombre en la fila de atrás le contestará diciendo que él está igual, que lo han echado, que no sabe qué va hacer, con tres críos pequeños, figúrese. Y el señor que se ha quedado de pie porque se baja en seguida moverá la cabeza mascullando algo que no acertarán a entender porque ahora está cantando Juan Pardo. Y entonces nuestros políticos, los suyos y los míos, llegarán al despacho con el blues del autobús resonando en sus oídos. Y a lo mejor sirve de algo.

2 comentarios:

Carmona Dixit dijo...

Plas, plas, plas.

Rosa Palo dijo...

Me vuelven loca los aplausos. Gracias, Carmona.