miércoles, 3 de agosto de 2011

Haz las maletas

Publicado el 31 de Julio en LA VERDAD

Como todos necesitamos un poco de norte para no perder el sur, me pillan ustedes preparando las maletas para ir a Cantabria. ¿Recuerdan cuando uno viajaba con un trolley en la mano y un cigarrillo en la boca? Qué grande era ser joven y qué poco espacio ocupaba. Ahora parece que un maletón de Samsonite tenga la misma capacidad que un bolso de noche, ya que tienen que caber todos los “por si”: la rebequica “por si refresca”, los modelos “por si salgo” (cosa que nunca sucede), el paraguas “por si llueve” (cosa que siempre sucede), las chanclas y las toallas “por si hace bueno”, el Dalsy ibuprofeno (se me olvidaba lo de los genéricos, perdón) “por si el crío se pone malo”… Y luego, cierra la maleta: la última vez tuve que llamar a Falete para que se echara sobre ella. Y después, ábrela si es que recuerdas la combinación, porque si no te toca hacer más cálculos que Russell Crowe en Una mente maravillosa.

Y así, transportando maletones para los que necesitaríamos dos sherpas, nos encontramos el año pasado en León a Carmen Lomana de cuerpo presente, que diría Kiko Hernández. Con la mala suerte que tengo este verano me toparé con José Campos en guayabera por el Sardinero. A Carmen Martínez Bordiú seguro que no la veo, porque estará en algún viaje patrocinado persiguiendo gorilas. Ni a Bustamante, que ahora que ha adelgazado ya le dejan entrar en Ibiza (en Ibiza cuando te bajas del avión te miden la masa corporal, como en Cibeles, pero al revés: si tu índice supera el 18%, te deportan). ¿Cómo habrá entrado Joan Laporta, ahora que lo pienso? Pero seguro que todos ellos tienen un valet de chambre que les hace las maletas, que para eso los puso Dios en la tierra, para eso y para planchar los periódicos: mi marido, después de ver Downton Abbey, quería que le planchara La Verdad antes de leerla. Como intente llevarme a la caza del zorro, le pongo las maletas en la puerta. Aunque se las tenga que hacer yo.

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