miércoles, 7 de noviembre de 2018

REBELIÓN A BORDO

PUBLICADO EL MARTES 6 DE NOVIEMBRE DE 2018 EN LA VERDAD
Me he quedado sin muso. Tal cual. El heredero, que se me ha puesto bravo. Que me calle, me dice. Que no hable más de él, me ordena. Que no cuente sus cosas porque sus amigas han empezado a leer mis columnas y le voy a fastidiar la adolescencia, me argumenta. Acabáramos: tenían que ser ellas las que me leyeran, claro, tan listas, tan bonicas, tan de entrar por la puerta con sus meneos de melena y su hola, qué tal, y sus dos besos, y su complicidad femenina, y su ponerme al día de lo que pasa en el instituto. Ellos no: ellos aparecen en mi casa como una panda de orcos, me saludan con un sonido gutural y van a echarse una Play. Y todas sus lecturas se reducen a las puntuaciones del FIFA. 
El tío sigue en sus trece: que si Andreíta le ha prohibido a su madre hablar de ella, yo no voy a ser más que la Esteban, y que si aún no he aprendido que de las personitas no se puede hablar en público. "Personitas" es el eufemismo que utilizan en "Sálvame" para hablar de los menores, algo que produce mucha risa cuando el menor en cuestión es un bigardo de metro ochenta con pelos en la barba; la misma risa que da leer en ¡HOLA! que Naty Abascal se manifestó de forma "alegre y desinhibida" al salir de una fiesta por no decir que iba más pedo que Alfredo. "Los limites de mi lenguaje son los límites de mi mundo", sentenció Wittgenstein. Y así estamos, limitados perdidos.
En resumen, que me he quedado sin uno de mis temas recurrentes. Y, para colmo de males, el heredero no sólo me ha salido censor, sino también republicano. Que la monarquía es una institución desfasada, que tendrían que hacer un referéndum y que, de casarse con Leonor, nasti de plasti. Ya ven: yo, que me pirro por un armiño, unos chatones, unas joyas de pasar, una reverencia, una pompa y una circunstancia; yo, que me veía abuela de reyes; yo, que me pensaba entrando por la Almudena vestida de madrina, me he quedado tocada, hundida y plebeya por los siglos de los siglos porque el niño se me ha rebelado. Para una oportunidad que tenía servidora de ponerse un Caprile, va y me la joroba. Y luego soy yo la que le fastidia la adolescencia. Cría cuervos. 

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