miércoles, 3 de diciembre de 2014

Tímidos


Decía Samuel Johnson que la causa más frecuente de la timidez es una opinión excesiva de nuestra propia importancia. Según esa afirmación, debo de creerme la reina del Chantecler, que servidora es de timidez intrínseca y de sonrojo rápido. Por eso me echo un trago al coleto para enfrentarme a las relaciones sociales, que ni les cuento cómo lo paso cuando me toca relacionarme con gente a la que no conozco o, lo que es peor aún, a la que admiro: lingotazo mediante, salto del balbuceo inicial con parálisis facial a ponerme en un modo fan que ni Juanito el Golosina con la Faraona o la Bollo con la Pantoja.

Eso sí, no llego al extremo de Patty y Selma Bouvier con MacGyver, que todavía no me ha dado por secuestrar a nadie, ni tampoco por guardar cacas ajenas, que si el oro siempre es oro, la caca siempre es mierda. También evito comportarme como las señoras que le dicen al famoso “Soy muy ídola tuya” mientras le aplastan las mejillas entre las manos y le dan besos ruidosos, o como las que se hacen selfies con celebridades (para qué, si aunque me fotografíe al lado del feo de los Calatrava siempre salgo horrorosa), y procuro no disfrazar mi desmedida ambición de humilde admiración, al estilo de Eve Harrington en “Eva al desnudo”. La pena es que no bebo con tanta clase como Margo Channing, que se toma un martini de un trago y suelta cuchillas de afeitar en lugar de frases. Pero lamentablemente la vida no tiene diálogos tan brillantes, así que los tímidos pasados de rosca que no sabemos beber nos convertimos en adolescentes azorados y atolondrados, en incontinentes verbales que intentamos cubrir nuestra vergüenza con comentarios absurdos y torpes. A nuestro lado, José Luis López Vázquez doblando la bisagra y diciendo “Fernando Galindo, un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo” es el colmo de la dignidad.

Lo único que me consuela es que dicen que los tímidos perciben el mundo de una manera diferente y muestran una actividad cerebral más intensa ante ciertos estímulos. Si a esto añadimos que recientemente se ha descubierto que las mujeres con culo gordo son más inteligentes que las culo carpeta, tengo que ser listísima. Claro, que la teoría del culo gordo cae por su propio cuando pienso en Kim Kardashian. Pero esa tímida, lo que se dice tímida, no es. Seguro.

1 comentario:

Hong Kong Blues dijo...

Y añadiré una cosa más: los tímidos tienen un sex-appeal espectacular. Al menos para mí.
Disfrute de su timidez, y, por supuesto, de su culo (se lo dice un culo-aspirina envidioso).
¡Besos!