miércoles, 12 de marzo de 2014

Más estrellas que en el cielo


PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 11 DE MARZO DE 2014

Entiendo de estrellas lo mismo que de pavos preñaos. De las únicas que sé algo es de las de bótox y hueso, que hay que ver cómo estaba el patio (de butacas) la noche de los Oscar: entre estiramientos, ácidos hialurónicos y trasplantes capilares, parecía la sala de espera de “La muerte os sienta tan bien”. Estrellas que se resisten a apagarse y que ven, con resignación, cómo nacen supernovas que dan el lupitazo, enanas marrones que se pegan el patakazo en la alfombra roja y astros que mezclan tantos tonos de tinte que consiguen un color que no está ni en la pantonera: Travolta no es que necesite a Rupert, es que necesita a Eduardo Manostijeras.  

Por eso, por no saber nada de las estrellas del cielo y demasiado sobre las de la tierra, nos fuimos a observar el firmamento. Aldebarán, Alfa Centauri, Sirio, la galaxia de Andrómeda, las Pléyades: el espacio está lleno de nombres sugerentes y evocadores. Y como soy tan ignoranta, si me dicen que aquel planeta de allí es Tatooine, que el de al lado se llama Alderaan y que en las noches despejadas puedo ver los Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser, también me lo creo. De hecho, estoy convencida de que algún tipo que me llevó a mirar las estrellas me la pegó inventándose la mitad. En cambio, si te llevan ahora sacan un móvil con una aplicación que te dice los nombres exactos de las constelaciones. Más científico, sí, pero menos romántico: los hombres que te enseñan las estrellas a través de las pantalla de un teléfono son los mismos que te mandan iconos de flores por WhatsApp en lugar de enviarte un ramo de tulipanes a casa. Así estamos.

Pero, a pesar de los mangurrianes, es hermoso descoyuntarte el cuello buscando la Osa Mayor, saber identificar la Estrella Polar, mirar la luna a través de un telescopio, observar las franjas de Júpiter y contemplar la nebulosa de Orión rodeada de aficionados a la astronomía que te hablan del cielo con más pasión que Mister Spock en un planetario. Y eso que no saben que en el firmamento patrio acaba de nacer una nueva estrella: Chabelita ha sido madre de un niño, un astro más que será atraído por ese gran agujero negro que es Isabel Pantoja. “Para agujero negro Falete, que se lo traga tó”. Pues también. 

Nota: Vimos las estrellas gracias a la Asociación Astronómica de Cartagena. Una experiencia estupenda puesta en marcha por un puñado de locos apasionados que se pasan la vida mirando al cielo. http://astronomiacartagena.blogspot.com.es




1 comentario:

Hong Kong Blues dijo...

Recuerdo la canción de Mecano: "Aire". Hablaba del aire de ciudad, que si bien no es el más sano lo prefiere el ser humano.
Lo digo porque el fin de semana pasado estuvimos en Cadaqués y la contaminación lumínica del Cap de Creus es tan baja que pudimos pasear de noche bajo tal cantidad de estrellas que se hubieran necesitado hordas de replicantes de Bertín Osborne para presentarlas en un concurso.
Qué gozada estas lecciones y sorpresas que nos da la naturaleza cuando se lo permitimos.
¡Un abrazo!