miércoles, 15 de mayo de 2013

Pollita


Las primeras horas de una fiesta con gente que no conoces demasiado son siempre un poco extrañas, que al principio del sarao me siento más perdida que Belén Esteban en una biblioteca. Pero es echarme dos vodkas con tónica al coleto y salirme la Naty Abascal que llevo dentro, oiga, y ya no me duelen los pies, y la noche es joven, y qué alegría me da verte, y vamos a tomarnos la penúltima.

Desafortunadamente, cuando era pequeña sólo contaba con una Fanta de naranja para sobrellevar las reuniones sociales, que a menos que pertenezcas a una saga de actores de Hollywood está mal visto que los niños beban. Era llegar y encontrarme con un “Dale un besito a esta señora, que es muy amiga de la mamá”. Y la señora, que se había echado Maderas de Oriente como si no hubiera un mañana, decía “Mírala, si está hecha una pollita”. Pollita. ¿Hay una palabra más fea que esa? Si viviera en Wisconsin le hubiera descerrajado un tiro con mi rifle rosa a cada uno de los que me decían “pollita”.

Por si eso no era suficiente, la señora me daba un beso mientras me pinchaba con el bigote, y yo me limpiaba el beso con la manga del vestido (que picaba, porque los vestidos de arreglarse siempre picaban) ante la mirada reprobatoria de mi madre. Y después de tan gloriosa presentación, me decían “Anda, vete a jugar con la hija de Fulanita”. Y yo, que no conocía de nada a la hija de Fulanita pero que sospechaba que era tan tonta como su madre, protestaba por lo bajini y acababa obedeciendo, que para eso era una niña de colegio de monjas.

Ahora, la que manda a su hijo a jugar con niños que no conoce soy yo. Y la que le dice a los hijos de los demás “¡Ay, cómo habéis crecido!” mientras les pellizca los mofletes. Y también la que les pincha con el bigote, que con esto de la presbicia soy incapaz de depilarme debidamente, así que luzco mostacho a lo Íñigo y cejas de político ruso antes de la Perestroika. Pobres críos. Un día se rebelarán, se pondrán todos de acuerdo conectando en red sus Nintendo, contratarán al abogado de Urdangarín y nos demandarán por haber cometido con ellos todos los errores que cometieron con nosotros. Bueno, todos, todos, no. Al menos yo no digo “pollita". 

3 comentarios:

INF - PRIM dijo...

Excelente además de vero.

Hong Kong Blues dijo...

Jajaja. De verdad, yo la veo con ese rifle rosa.
Espejo de aumento para la depilación efectiva. Mano de Santo (al menos para los que nacimos seguidores de Frida K.)

Rosa Palo dijo...

Ya tengo el espejo de aumento, pero o me pongo en modo Rompetechos o no hay manera. Pelos como cañamones llevo.