miércoles, 17 de abril de 2013

Mercados

PUBLICADO EL 16 DE ABRIL DE 2013 EN LA VERDAD
Bar. Interior noche. Salida de madres (no de madre, que aquí el plural es importante). S. echa una visual y sentencia “¡Cómo está el mercao!”. Y sí, entre los perullos con aspiraciones y los perullos a secas, una confirma que, efectivamente, hace falta que Europa nos intervenga, porque la cosa está muy malita, ¿te das cuen? Nosotras tampoco es que estemos para tirar cohetes, que yo tengo los huesos desencajados, el fémur tengo muy dislocado y tengo el cuerpo muy mal, pero no porque lleve una gran vida social, sino porque ya estoy viejuna. Entre los perullos y las desencajadas, el nuestro es un mercado en crisis. 

Pero los malos tiempos han llegado incluso a los mercados de los países desarrollados: en Holalandia, ese lugar donde los diamantes de Suárez brillan más que el sol, Adriana Abascal, viuda in pectore del dueño de Televisa y ex de Juan Villalonga (sí, el de Telefónica) anuncia su boda con un tal Emmanuel diciendo que no es multimillonario. Cuando se da un titular así, por algo será, que “Excusatio non petita, accusatio manifesta”, reina. Pero es que somos muy mal pensados, que a ella lo que le enamoró de Emmanuel fue su alma, que ellos son felices con unas palomitas en el cine. En eso lleva razón: yo sería feliz yendo al cine en París aunque fuera a ver Los Bingueros (por cierto, Fernando Esteso quiere volver a los escenarios y busca fondos a través del crowfunding; ahí lo dejo, por si quieren convertirse en mecenas de la cultura). 

No sé si me molesta más que Adriana Abascal tenga ese tipazo o que intente convencerme de que se casa con un tornero fresador. Pero a mí no me la pegas, mona, que lo que no queréis es cumplir los Objetivos del Milenio y que los países ricos aumenten el acceso al mercado para que haya un comercio abierto y no discriminatorio. O lo que es lo mismo, que cualquiera de nosotras pueda tener la oportunidad de ligarse a un pibonazo forrado como Emmanuel, que ya le cambiaré yo el nombre y le diré Manolo, que es más de macho. Y en pleno intercambio comercial tú, Adriana querida, te vienes para acá y te paseas entre los perullos, a ver si alguno te encadila por su alma. Y si te enamoras, ya me llamas y quedamos para ir al Carrefour cuando haya ofertas. Bienvenida a la economía de subsistencia. 

1 comentario:

Piticli busca multimillonario manipulable (preferentemente sin familia), a punto de conocer a San Pedro. dijo...

Fíjese que yo creo que Adriana sólo cae enamorada de puro sentimiento... de amor de los de verdad, de los de yo por mi cartera mato.