PUBLICADO EL 6 DE NOVIEMBRE DE 2012 EN LA VERDAD
He cumplido 43 años. Cuarenta y tres. Cosecha
del 69, toma castaña. “No te preocupes, que la vida empieza a los 40”, me
dicen. “Sí, a ir cuesta abajo”, les digo, que ya me tengo que poner las gafas
de cerca para escribir esta columna: más que Rosa Palo soy Rosa Marchita.
Encima, en vez de cumplir los años el 2 de noviembre, como la Reina Sofía, y
nacer marcada por la realeza, los cumplo al día siguiente, el mismo que Raquel
Bollo, y claro, nazco marcada por el chonismo. Predestinación astral.
Por aquello de la coincidencia numérica (y
porque estoy canina, que también) se me ocurrió hablar con Licor 43 para que
patrocinara mi fiesta de cumpleaños, pero me dijeron que si no iba Tamara
Falcó, ná de ná, que un photocall con mis cuñados no vende. Y Tamara no podía
venir porque el mismo día se casaba su hermano Julio José (E.M., Exclusiva
Mediante) en la finca de Carlos Falcó, así que al final el cumple lo solventé
con una olla de michirones, que no son tan finos como los macarons pero que
nunca fallan. ¡Ay, lo que hubiera dado yo por estar en esa boda! Total,
camuflada entre el equipo de traductores licenciados en Comiuniqueisons que
necesitaron los invitados para poder hablar entre ellos, ni se hubieran
percatado. Pero al final el enlace quedó algo descafeinado, porque no hubo
reencuentro entre Julio Iglesias y su hijo Enrique, ni tampoco asistió Carlos
Falcó, por lo que no hubo fotón de Isabel Preysler con sus tres maridos
(Iglesias, Falcó, Boyer) cogiéndola en volandas, a lo Norma Duval con sus
bailarines. Y como también fallaron Miranda y sus niños, se deduce que mucho
“Nos llevamos todos fenomenaaaal” y mucho enseñar la piñata a la cámara, pero a
la hora de la verdad a Julio José le caben los invitados en una mesa plegable
del Carrefour.
Lo cierto es que el árbol
genealógico de la familia Iglesias-Preysler-Falcó-Boyer es más complejo que el
de los Buendía de García Márquez, pero el hecho de que recuerde perfectamente
los nacimientos, matrimonios y divorcios del clan pone de manifiesto una verdad
incómoda: que soy una señora de mediana edad. Así que aquí estoy, a mis
cuarenta y tres cumplidos, apuntalándome la papada con un boli BIC y esperando
a que salga el ¡HOLA! para ver cómo gente que me lleva veinte años parece que
tiene la mitad que yo. Maravillas de la técnica.
1 comentario:
FELICIDADES. No sólo por el cumpleaños. Es que usted está y ES Magnífica.
La adoro.
En otra ocasión lo planificamos y nos colamos en el bodorrio ;-)
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