miércoles, 5 de septiembre de 2012

La nueva religión


PUBLICADO EL 4 DE SEPTIEMBRE DE 2012 EN LA VERDAD

Las bicicletas son para el verano. Y como el verano se acabó, las bicis regresan a los cuarteles de invierno, junto con las gafas de bucear y las esterillas. Ah, ¿que usted la utiliza todo el año? Me quito el sombrero, porque como yo en bici tengo la misma estabilidad que Belén Esteban con tacones, me da miedo cogerla en la ciudad, así que me he pasado el verano recorriendo los caminicos del Mar Menor, esos en los que nos desollábamos las rodillas de pequeños y que ahora son Itinerarios Ecoturísticos, oiga, que hasta han puesto carteles con los nombres de las plantas en latín para que te puedas cagar con propiedad en los matojos que te arañan las pantorrillas.

Servidora ha sustituido las mañanas en las que sudaba entre las sábanas un pedal de campeonato por mañanas en las que sudo dándole al pedal. Me he convertido a la verdadera y única religión, la que me permitirá entrar en el Reino de los Cielos de los Vaqueros Pitillo, porque el Señor (¿en su infinita sabiduría?) me ha bendecido con unas caderas de mesonera que no me caben ni en el pijama de Falete. Lo cierto es que lo que me pide el cuerpo es ir en bici como el Piraña, comiéndome un bombón, pero visualizo a Isabel Preysler y me echo un trago de agua.

En mi peregrinaje hacia la talla 38 me cruzo con otros hermanos en la fe: los tanoréxicos sin camiseta, más morenos que Ana Mato, los colesterólicos, que creen ciegamente en que si desayunan Danacol y corren media hora cada tres días se obra el milagro de desatascar las arterias, los decathloneros, que van tan equipados que piensas que te has cruzado con Valverde, o los que son víctima de un arrebato y cogen una BH a la que le han subido el sillín. Pero mi fe es tan frágil que sólo dura lo que dura el buen tiempo. “Tú sigue este invierno, que ya verás qué bien te sientes cuando empieces a segregar endorfinas”, me dice R., maratoniano converso. ¿Endorfinas? Lo único que segrego últimamente es bilis. Pero le voy a hacer caso a R. y voy a pegarme una maratón: una de todos los capítulos de “Mad Men” que he dejado grabando este verano. Y espero que eso me haga más llevadera la vuelta, que con el panorama que se presenta dan ganas de coger la bici y salir corriendo.

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