miércoles, 22 de febrero de 2012

La piel que habito

PUBLICADO EL 21 DE FEBRERO DE 2012 EN LA VERDAD

Como hoy es el último día de Carnaval he ido a buscar un disfraz de Rosa Belmonte o de Elvira Lindo para sentarme a escribir esta columna y que me saliera algo en condiciones, pero en los chinos me han dicho que no, que de columnista no hay. De Elena Anaya recogiendo el Goya tampoco tienen. Pregunto por uno de Carlota Casiraghi, que puestos a habitar otra piel yo quiero la de una veinteañera millonaria que se baja del caballo para subirse al yate, y del yate se baja para subirse al avión (¿tocarán alguna vez los Louboutin de Carlota el suelo?). Nada. “Sólo me quedan disflaces de enfelmela y de Malujita Díaz” me ha dicho el dependiente. Me he llevado el de Marujita para Halloween.

Vuelvo a casa y busco en el armario: tengo el de madre abnegada, el de compañera solidaria y el de amiga que escucha sin juzgar (éste último está el pobretico pa que lo remienden). Ni hablar, que esos me los coloco todos los días. Encuentro el disfraz de bebedora de vodka hecho un gurruño en el fondo de un cajón; ahí está, olvidado y abandonado por culpa del mal carácter de mi colon, que es muy irritable. Salgo de nuevo a ver si encuentro uno de Mónica Belluci y por lo menos le doy una alegría a mi marido, que el pobre no levanta cabeza con el Efesé, pero sólo encuentro el de español que aguanta el chaparrón sin rechistar y el del español que aguanta el chaparrón y rechista a través del Facebook. Paso.

Sigo sin encontrar nada. ¿Y si me hago uno a medida? Puedo llamar a Sastrerías Cornejo. O mejor, al doctor Monereo, que Fernández de La Vega parece encantada habitando su nueva piel… no; con la suerte que tengo seguro que hoy Monereo no está y lo sustituye Antonio Banderas como cirujano. Y ya tenemos lío.

Total, que hoy termina el Carnaval y no me he disfrazado. Peor suerte han tenido aquellos a los que les han colocado el disfraz de parado: a ver si pueden quitárselo de una vez y mañana se ponen el de siempre, el de levantarse con los ojos pegaícos de sueño para irse a trabajar. Ojalá. Y ojalá que esta noche el panorama queme su máscara de crisis en la hoguera de Don Carnal. Que la vida es un carnaval pero, a veces, las penas no se van cantando.

2 comentarios:

Hong Kong Blues dijo...

Si en general soy fan suyo, más lo soy cuando consigue escribir de forma tan crítica y certera sin olvidar el humor.
Yo a usted le pondría el vestido de Grande de España.

P.d. aunque no lo crea, yo no me suelo disfrazar por Carnaval ni me gusta. Bastante lo hago ya en el día a día :-)

Rosa Palo dijo...

Por Dios, usted no se disfraza! Usted crea tendencia, marca el camino, rompe moldes, inspita tendencias... usted es la bomba!
Ahora bien: si con lo del vestido de Grande de España se refiere a que Cayetana me deje una de sus camisetas ibicencas, me mosqueo.