martes, 17 de enero de 2012

Sol de invierno

PUBLICADO EN LA VERDAD EL 10 DE ENERO DE 2012

Me gusta el sol de invierno, ese solecico que sale después de varios días oscuros y fríos, que te calienta la cara y el corazón y que te permite quitarte la bufanda a la hora del mediodía. Pero estas Navidades no ha habido bufanda que quitarse porque directamente no había quien se la pusiera sin arriesgarse a que te diera un tabardillo (aunque seguro que hoy, con mi habitual tino, ha empezado la segunda glaciación, estamos a dos grados y esta columna vuelve a convertirse en un despropósito), así que Tita y yo no hemos podido ponernos nuestras pieles sintéticas, que ya saben que nosotras no usamos pieles auténticas: la baronesa porque es de P.E.T.A. (no del PETA, auque a veces lo parezca por sus declaraciones) y yo porque la única piel de verdad que podría pagarme es la de media docena de boquerones alrededor del cuello, y no quiero darle ideas a Lady Gaga.

A esta crisis le pega un tiempo dickensiano, con sus lluvias, sus brumas y sus niños con la nariz congelada, pero lo único que se congela aquí son los sueldos. Y con este sol, la calle es una paradoja de bolsillos vacíos y terrazas repletas, lo que hace que mi suegra, cada vez que pasamos por una, suelte “La gente no tuviera dinero, pero los bares estuvieran siempre llenos” (por favor, léanlo con acento gallego). Y sí, parece que las penas, con sol, son menos. Por cierto, me ha dicho mi suegra que me va a poner una demanda por derecho al honor y a la intimidad, que por qué voy contando cosas de ella en la columna, que si al menos servidora fuera Pilar Eyre que escribe esos libros tan bonitos sobre las reinas de España, pues todavía, pero que yo soy una columnista de provincias que me doy ínfulas, y que eso es lo peor. Para que luego digan que con Tele 5 no se va a ninguna parte: de tanto ver “Sálvame” y “De buena ley” mi suegra está preparada para ser pasante en el bufete de Javier Saavedra. No se lo tengo en cuenta, porque si Ana María Matute se describe como “un limonero enamorado de un abeto”, mi suegra aquí se siente como una hortensia transplantada en el desierto de Atacama, y estos calores tienen que trastornarla a la fuerza. Lástima de abrigo que le he comprado en las rebajas.

4 comentarios:

Ramón R. Iborra dijo...

Pues como te lleve a juicio finalmente, vas dada con el corporativismo en la judicatura...

Rosa Palo dijo...

Ostras!! NO había caído!! ¿me llevará la lima al talego, Mr. Mon?

Hong Kong Blues dijo...

Viva la polipiel. Yo me estoy haciendo adicto. Hasta el punto que he encargado unos zapatos brogues con piel falsa de leopardo a una tienda online de Seoul...
Y vivan las suegras, que nos dan tantos temas.
Me ha gustado mucho este post neorrealista. Qué necesario poder mirar fijamente a la realidad con una sonrisa.
Josú, ¡cuánto no sabrá usted!
¡Besos!

Rosa Palo dijo...

Desde luego, las suegras son nuestras musas. La mía me llama siempre después de publicar la columna y me dice que esuviera loca perdida, que cómo escribo esas cosas de ella... pero siempre partiéndose de risa. Es un amor de mujer.
Loca estoy por ver sus zapatos. Espero que no le sude mucho el pie, porque la auténtica polipiel coreana es lo que tiene. Por cierto, veo que sigue en su período coreanístico.
Le quiero, le adoro y le pongo una mrecería en la Plaza del Rey en cuanto ahorre un poco más.