lunes, 17 de diciembre de 2007

Semana de Cine de Cartagena II

• Clausura de la Semana de Cine de Cartagena y el Teatro Circo se viene abajo con Manuel Alexandre. Pequeñito y emocionado, con todo el público en pie aplaudiendo y muchas lágrimas (servidora con rimmel waterproof, que ya tiene experiencia) recibe la Carabela de Plata a toda su trayectoria. "¡Maestro!" le gritan desde las butacas. Pero un poco más y tenemos una maldición tipo premio Donostia (ya saben, se lo entregaban a una actor y éste moría al poco tiempo, como pasó con Bette Davis y con Anthony Perkins), porque Alexandre tropezó subiendo la rampa de acceso al escenario. Menos mal que andaba por allí Andoni Ferreño, presentador del acto, y lo pilló al vuelo (Ferreño sólo hizo dos cosas bien esa noche, una fue ésta, ahora les cuento la otra).

• Gala rapidita, muy bien planificada y con una escenografía estupenda que hizo una empresa de Barcelona. Lo peor: el descontrol en la proyección de imágenes y un Andoni Ferreño fatal. Por lo visto estuvo de copas hasta las mil el día antes y estaba bastante espeso. Leía muy rápido, sin ganas y sin gracia (nenico, que te están pagando!).

• Premios per tutti y premiados que no asisten (qué casualidad, la mayoría estaban currando y no podían desplazarse hasta Cartagena, para que luego digan que no hay trabajo en esto del cine). Afortunadamente los que vienen son estupendos: Eduardo Chapero Jackson, que ya sólo merece un premio por trabajar en esto sin cambiarse el apellido, recogió su galardón al Mejor Corto por "Alumbramiento", peli multipremiada (León de Oro en Venecia, mejor corto en los Premios de Cine Europeo) y con críticas excelentes. Cuando le entregaron el galardón en forma de carabela, Eduardo dijo que era muy chulo y que lo iba a poner al lado de su barco de los Clicks de Famobil. Menos mal que no le entregaron el otro premio en forma de Submarino Peral, porque éste no les cuento lo que parecía. Para tenerlo en la mesilla de noche, vaya.

• Veo de cerca a Ana Álvarez y me da un patatús. Ya no es que sea guapísima (que lo es) y que tenga unos rasgos fabulosos (que los tiene), es que posee una cara absolutamente limpia y luminosa.

• Fiestuqui en el Club Naval. Descubro que tengo vocación de canapera. Don Manuel Alexandre sentadito, haciéndose fotos ("si puedo hablar mientras me las hago, ¿eh?") y recibiendo elogios. También se dejan fotografiar Ana Álvarez y Jorge Lucas (Daniel Echegaray en "Yo soy Bea"), al que tienen el morro de preguntarle si es homosexual como su personaje en la serie (pero qué bebe la gente??!!). Riversson el mago deja a todo el personal con la boca abierta improvisando juegos de cartas. Suena de fondo una banda estupenda, Sweet Alchemy, que lo mismo le tira a los Rolling que a los U2. Juancho (sí, el mismo que me decía aquello de "enhorabuena, querida, has alcanzado las más altas cotas de la sociedad local" pero que no se ha resistido a venirse con nosotros -¡toma del frasco, carrasco!-) se pasa la noche diciéndome "Uy, pero si esta canción tiene 18 años por lo menos". Parece la VH1, que te pone los videos con cartelitos tipo "Depeche Mode. Everything Counts. 1983" y claro, te entra una leche que pa qué al darte cuenta de los años que tienes.

• Ferreño no para de hacerse fotos con las señoras (Ferreño es de gustarle mucho a las madres) y sube al escenario para animar al público (segunda cosa que hizo bien) acompañado de Joseba Vázquez, un director de cortos que se acaba de estrenar como largometrajista con "Trío de Ases", con tráiler incluido en la Gala de Clausura, un pedo fabuloso y una novia simpatiquísima, Verónika Moral (otra de cara luminosa). Consiguen que la gente se despendole; fin de fiesta cantando por los Burning. Mucho, mucho frío fuera: esa noche sí procedían las pieles y hasta las camisetas de Damart Thermolactyl.
• Y una pregunta: ¿Por qué La Verdad le ha dado tan poca cancha al Festival? El domingo ponían en portada a Manuel Alexandre (si no lo hacen es para matarlos) pero luego le daban boleto a la clausura con media página. A lo mejor estoy equivocada, pero me da la sensación de que la cobertura de la Semana ha sido un poco floja. Para una cosa que hay, nenes!

• Por fin, los premios. Aquí van (cortesía de La Verdad, por cierto):

- LARGOS:
- Mejor película: "El baño del Papa" de Enrique Fernández y César Charlone
- Mejor director: Fatih Akim por "Al otro lado"
- Mejor guión: Fatih Akim por "Al otro lado"
- Mejor actor: César Troncoso por "El baño del Papa"
- Mejor fotografía: Ostad Ali por "Buda expolotó por vergüenza"
- Mejor actriz: Helen Griffin por "Little White Lies"

CORTOS
- Mejor corto: "Alumbramiento" de Eduardo Chapero Jackson
- Mención especial: "The Dark Side"de José Corral
- Mejor director: Elías León Siminiani por "Ludoterapia"
- Mejor guión: Miguel Ángel Blanca y Alejandro Marzoa por "Temporada 92-93"
- Mejor fotografía: Alejandro Oset por "Diente por Ojo"
- Mejor corto de animación: "La Dama en el umbral" de Jorge Dayas

CORTOS MURCIANOS
- Mejor corto: "Liquidación total" de David Macián
- Segundo mejor corto: "Los Infiernos" de Lucía Asensio Pérez

PREMIO JURADO JOVEN:
- "Little White Lies" de Caradog W. James

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Feliz Navidad

Una pequeña y casera muestra de felicitación. Pero eso sí, el año que viene me hago republicana (lo juro).

lunes, 10 de diciembre de 2007

Semana de Cine de Cartagena

Me invitan a la inauguración de la Semana de Cine de Cartagena. Agradecida y emocionada, porque estos rollos permiten que le de a las dos cosas que más me gustan -al ojo y al taconico- se lo digo a mi amigo Juancho. Él me pone en mi sitio con un "enhorabuena, querida. Has alcanzado las más altas cotas de la alta sociedad local". Demoledor.
Sin dejarme amedrentar por tipos que se codean con Teresa Berganza me enfundo un LBD (que no un LSD, que no es lo mismo) y me pongo a mi churri como complemento vestido de traje oscuro, según reza la invitación. Pero claro, ya saben que eso sólo se reduce a los invitados, porque luego los protagonistas acuden siempre en vaqueros y zapatillas; los super trajes de Heidi Slimane se los dejan para los Goya.
Me cruzo con Fernando Esteso. Fernando está raro, creo que es porque está acostumbrado a que las mujeres se vayan desnudando a su paso, algo del tipo "Señorita, ¿me muestra mi sitio, por favor?". "Sí, por supuesto. Y si quiere le enseño algo más, chato...". Pero no ocurre nada de eso, y Fernando ocupa su asiento sin que ninguna azafata se le insinúe. Se ve que ha perdido parte de su legendario magnetismo sexual. Uno de mis acompañantes insiste en ir a felicitarlo por "Los Bingueros". Me niego, a mí me gusta más "Agítese antes de usarla".
Pasan por mi lado Gabino Diego, Juan Díaz (el hijo mayor de La Hierbas en "Aquí no hay quien viva"), Eusebio Lázaro (Don Severiano en "Cuéntame") y William Miller (el novio hippy de Inés Alcántara). El tal William es impresionante, y de ello nos damos cuenta todas las asistentes, desde las que llevan el traje de Nochevieja del año pasado hasta las que se han puesto las pieles por aquello de que estamos en diciembre - aunque esta ciudad cada vez se parece más a Miami temperatúricamente hablando; estoy esperando a que en cualquier momento aparezcan Alejandro Sanz, Horatio Caine y la novia de Bisbal-. Abre la Semana su director Antonio Martínez y comienza el homenaje a Pedro Beltrán (lo mejor de la noche con diferencia), cartagenero, bohemio, guionista, actor, poeta y mil cosas más. Proyectan fragmentos de una entrevista a Perico Beltrán salpicada con algunas de sus interpretaciones; Eusebio Lázaro (también cartagenero), el guionista Juan Antonio Porto, el director Fernando Merinero y Gabino Diego cuentan anécdotas de Perico y nos dejan a todos embobados (lo de Gabino es impresionante: aparece en el escenario y a todo el público se le pone una sonrisa en la cara). Recitan poemas del homenajeado, unas cosas deliciosas que se editaron en un disco-libro llamado "Burro de Noria". En fin, nunca es tarde para descubrir cosicas buenas, porque aquí servidora se enteró de quién era Pedro Beltrán después de leer su necrológica en "El País". Burra (de noria) que es una.
Como fin de la gala, proyección de la película inaugural "Anastezsi", con la presencia de su director Miguel Alcantud (cartagenero también, claro) y parte de su reparto (Stefano Scandaletti, Juan Díaz, Jun Ichikawa). Stefano y Jun comentan en españolo que están encantados porque han tenido una acogida "muy caliente". Me alegro, porque si los llegan a acoger tras la proyección me temo que la reacción no hubiera sido la misma. Y es que después de ver a Derek Jacobi hecho una pepona y a Ángela Molina con las canas sin teñir, qué quieren... Intento apoyar mi escena, como dice Jam Albarracín, pero es que a veces lo ponen muy difícil.
Termina la peli y nos vamos a cenar. Copas de la organización en Ikebana. Vuelvo a casa. El sábado próximo es la clausura, con homenaje a Manuel Alexandre incluido. A ver si repito.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Verstringismo

Me quedo muerta. Veo "La Noria" el sábado por la noche (triste, lo sé, pero más triste es robar) y me encuentro con un fantasma: Jorge Verstrynge. Ahora se escribe así, con "rs" y con "y"; yo de toda la vida de Dios le había llamado Vestringe, pero bueno, quien hace esos cambios políticos también puede hacer cambios de apellido. Ojiplática estoy mientras le veo con ese look de guerrillero a lo Woody Allen en "Bananas", pero el momento exacto en el que se me atraganta la pizza es cuando Jordi González lo presenta como "asesor del Ejercito de la República Bolivariana de Venezuela". ¡¡COF, COF!! Un poco más y me ahogo con el champiñón. Menos mal que mi churri está en 5º de "Hospital Central" y en 2º de "Anatomía de Grey" y me hace la maniobra de Heimlich: el champiñón sale despedido y cae en la pantalla de la tele. Salvada.
Discuten una vez más sobre el comentario del Rey a Chávez y el referéndum que va a tener lugar al día siguiente. La cosa se va calentado y llegan sms del tipo "k se calle el k está al lado del calvo" (por Verstrynge). Está claro que soy muy vieja, porque ninguno de los espectadores reconoce al que está al lado del calvo. Verstrynge se ríe en tonos selváticos mientras yo recuerdo lo atildado y lo repeinaico que iba antes, cuando era Secretario General de Alianza Popular y estaba casado con María Vidaurreta (otra que tal baila, después de lo de Jorge estuvo saliendo con José Luis de Vilallonga; gusto exquisito que tiene la señora) y tuvo dos hijos a los que les puso Sigfrido y Eric (ahora les hubiera puesto Simón y Bolívar, todavía han tenido suerte los zagales). Después de la bronca con Fraga "evolucionó ideológicamente hacía posturas políticas socialistas y europeístas y, actualmente, marxistas y antimundializadoras" según Wikipedia. Y ahora acaba en "La Noria". Es lo que se conoce como "verstringismo". Sí, ustedes lo han oído en un diferencial de la 1ª temporada de "House":
- House: Veamos... ¿Cameron?
- Cameron: Tiene que ser algo autoinmune.
- Chase: No, yo creo que es lupus.
- House: Vale, y yo creo que con esta evolución tan rara que presenta es verstringismo. Ponedle inmunoglobina ya. Si mejora gano yo; si muere, vosotros.
Y digo yo que todo el mundo tiene derecho a cambiar. A mí antes no me gustaban las habichuelas y ahora me encantan, despreciaba la música disco y ahora tienen que atarme para que no me ponga a bailar como una loca cuando suena el "Last Dance" de Donna Summer. Pero es que una cosa es evolucionar de forma natural hacia los platos de cuchara y el funky y otra muy distinta es el vertringismo. Y más con esas pintas. Debería asesorarle Nati Abascal, que también salió en "Bananas" y entiende de atuendos guerrilleros. La diferencia es que cuando terminó el rodaje dejó allí el vestuario. Claro que ahora está muy ocupada con lo de Jaime y no sé si va a poder. Pobretica. Si es que no da abasto.


jueves, 22 de noviembre de 2007

Minis

• Muere Fernando Fernán Gómez. Y lo que más me fastidia (dejando a un lado la muerte misma, por supuesto) es que hay gente que sólo le va a recordar por sus exabruptos (Dios mío, cuántas veces los veremos estos días en televisión) y no por sus pelis, su ingenio, su voz... vaya, da igual, que cada uno lo asocie a lo que quiera, pero que vean las pelis, que es lo que cuenta, entre ellas (va para el sector murciano) "El extraño viaje", sobre el crimen de Mazarrón.

• Siempre quise ponerle Martín a mi hijo, pero claro, llamarse Martín Martínez era todo un riesgo porque o tenías una personalidad arrolladora y a todo el mundo le parecía curioso y estupendo llamarse así o te hundían la adolescencia para siempre. Mira tú por dónde, mi hijo hubiera aguantado ese nombre, como Fernando Fernán.

• Sí, me molaba mucho Fernando Fernán Gómez. He dicho "me molaba", no "me ponía", que no es lo mismo, aunque hay casos más raros por ahí: a mi amiga Carmen le pone Ruiz Gallardón. A Rajoy también le pone, pero de los nervios. Por cierto ¿conocen a alguien a quien le ponga Federico Jiménez Losantos? A alguien que tenga el valor de confesarlo públicamente, claro. Es simple curiosidad.

• A Joaquín Zamora (azultintachina) le han dedicado un articulazo en La Opinión del 21-11-07. Lo suscribo todo mientras me muero de envidia. Qué quieren, soy una mujer de sentimientos encontrados (además de una belleza legendaria).

• Ayer se entregaron los Premios de la Academia de la Televisión, con una gala muy bien capitaneada por Buenafuente (es lo que funciona, lo llevan haciendo los americanos toda la vida y de esto saben mucho: presentador ocurrente -Billy Crystal, Whoopi Goldberg, Corbacho, Rosa María Sardá... + parejas de presentadores entregando premios = buen show. Hay que olvidarse del tema experimental). Todo estupendo, pero ni una nominación para el Tomate, of course. Estos tíos no tienen sentido de humor.

• Bueno, sí que lo tienen: premiaron un espacio de TV Castilla-La Mancha llamado "Nuestro Campo Bravo". No me digan que no es buenísimo el título de programa.

• Hay un post de Marta Cibelina en 20 minutos donde dice que tras las elecciones se va a anunciar el lío entre un importante político del PP y una joven rubia y guapa, ambos casados. Lo mejor es entrar en los comentarios y ver las apuestas que se hacen sobre los posibles nombres. Apuesten aquí también si quieren. A jugaaaaaaaaaaaarr!!!!!

• La semana que viene hago caldo gallego. Interesados pónganse en contacto conmigo y preparen sus tuppers.

• Llueve en Cartagena. Y es una lluvia molona, finita, de la que va calando poco a poco en la tierra. ¿De qué era aquello de "llueve en mi corazón"? ¿Alguien se acuerda?

• Empieza a llover más fuerte. Con qué facilidad se pasa de la poesía a la mala leche.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Cosas que parecen libros (pero que no lo son)

Le había prometido a Carlos Recio que no iba a decir nada sobre el libriquio de José Mª Aznar "Cartas a un joven español", porque a pesar de que el título me deja fuera del target (y es que ya no soy joven, aunque no lo parezca porque estoy monísima) cada vez que entro en El Corte Inglés por la sección de libros José Mari me mira inquietante, con una de esas miradas que te siguen vayas donde vayas y con esa melena que no necesita a Rupert, sino a Eduardo Manostijeras. Y yo, mujer cumplidora de promesas donde las haya, mordiéndome la lengua para no hablar sobre esa portada. Pero resulta que contraataca Zapatero con "Madera de Zapatero", una hagiografía del muchacho escrita por Suso del Toro, y eso ya me supera. Y como también soy una mujer equilibrada donde las haya, voy y compro los dos. Al ir a pagar los pongo juntos sobre el mostrador, y noto que los libros empiezan a agitarse, sobre todo el de Aznar, así que meto cada uno en una bolsa. Cuando llego a casa los coloco por orden alfabético en mi biblioteca (sí, también soy una mujer ordenada); como el apellido de uno empieza por la A y el del otro por la Z los pongo a cada uno en un extremo de la librería. Me siento en el ordenador y al poco tiempo oigo un ruido sordo: se ha caído de la estantería "La ceremonia del adiós" de Beauvoir. Me levanto para ponerlo en su sitio y mientras me agacho a recogerlo oigo ¡plof! y veo en el suelo "El fantasma de Canterville" de Wilde. Antes de que me de tiempo a colocarlo en el estante, ¡plof! ¡plof!: Bioy Casares y Böll. Del otro extremo caen un libro de Wells y tres de Verne. Y siguen cayendo; por la izquierda saltan por la borda Borges, Cernuda, Conrad y Cortázar, por la derecha son arrojados al vacío Twain, Stoker, Shelley y Salgari. Y entonces me doy cuenta: Aznar y Zapatero están tirando todos los libros que hay entre ellos. Unos se resisten más que otros, como el de Camus, que lucha como un jabato, pero al final caen. Contemplo atónita cómo el suelo de la buhardilla se inunda de libros; unos abiertos boca arriba, como descerrajados de un tiro en la barriga, otros boca abajo, con las páginas dobladas al intentar parar la caída. Siguen tirando libros hasta que llegan a la enciclopedia de "Historia de España". Se paran. Se miran (sí, sé que los libros no tienen ojos, pero también sé que estos se están mirando). Se retan: Aznar hojea sus páginas rápidamente, como una ráfaga; Zapatero apoya el lomo en la pared con pose chulesca. Y ya no puedo más: no les voy a consentir que se carguen la "Historia de España" porque a ellos le dé la gana. Así que los cojo con fuerza (Aznar se resiste de tal forma que me quedo con la guarda en la mano, Zapatero parece más tranquilo, pero cuando menos me lo espero me salta a la cara e intenta ahogarme con sus páginas, consigo arrancármelo y "prosperidaz", "solidaridaz" e "igualdaz" se quedan impresas en mi frente y en mis mejillas, pero al revés -"zadirepsoprp", "zadiradilos", "zadlaugi", parece que me ha atacado Antonio Ozores-). Los meto en una bolsa y consigo llegar a El Corte Inglés mientras me golpean los muslos al andar, cosa que me fastidia muchísimo porque yo soy de moratón fácil y va a parecer que La Masa ha intentado meterme mano. Llego a la caja y abro la bolsa: están prácticamente destrozados. La chica me mira y oye mis explicaciones con cara de no creerse nada de nada: "Lo siento, si me trae los libros en ese estado no le puedo devolver el dinero, señora" (encima "señora", ésta tampoco piensa que soy joven. ¡Pero si estoy otra vez con el "Advanced Night Repair" de Estée Lauder, que me cuesta un congo!). Mosqueada vuelvo a casa, doy varias vueltas sin saber qué hacer con ellos hasta que decido meterlos en el congelador, como hacía Joey con "Mujercitas" para que la historia no avanzase y Beth no muriera. Les hago sitio entre un paquete de "Salto" de Frudesa, 2 pechugas de pollo y "El Resplandor". Y entonces me doy cuenta de lo bien que hice en invertir en un frigorífico "no frost" que no necesita ser descongelado. Dios bendiga a Smeg y a su tecnología.

lunes, 12 de noviembre de 2007

La vuelta de "Tómbola"

Pues estoy yo tan tranquila en mi casa el sábado por la noche (desde que estoy quitada de todo ya no salgo, pa qué) y voy y descubro que "Tómbola" ha vuelto. Sin avisar, así, por las bravas. Y además en plan remake, porque me encuentro al Rey diciéndole a Chávez aquello de "¡que te calles, Karmele!". Impresionante. Me quedo traspuesta y compruebo que es una cumbre tombolérica con todas las letras, con la Bachelet llegando tarde a poner orden (igualica que Ximo Rovira) y Zapatero en plan Lydia Lozano (por aquello de los ojos claros, porque el chal seguro que lo lleva mucho mejor él, dónde vas a parar). Vamos, un "Tómbola 2: el Regreso" en toda regla.
Y es que la influencia del tombolerismo en el panorama político es mucho más profunda de lo que parece, y gracias a ella la clase política ha aprendido cómo funcionan los entresijos de las exclusivas y la diferencia entre un robado, un robado-pactado y un posado-pactado: mientras Chávez da titulares a diestro y siniestro con la intención de crear expectación y tener así más público para su programa "Aló presidente" (igualito que la Esteban, que va dejando caer miguitas y sólo pone a caldo a la Campa en "A.R." - "yo sólo hablo en mi programa, ¿sabes?"-), el Rey se larga en cuanto Ortega abre la boca en claro y merecido homenaje a Chábeli, musa e impulsora de este movimiento. Es decir, una muestra clara del post-tombolerismo y su herencia transversal. Porque el sistema rosa se extiende como el universo, que se expande, o como mi celulitis, que también se expande: hay políticos que sólo conceden entrevistas a los periodistas de su rollo (como I.P. a Chelo García Cortés), que utilizan un populismo desmedido al más puro Rocío Jurado, que cuentan unas pelis que pa qué pensando que el público es tonto, que sólo están simpáticos con los periodistas cuando están en promoción-elección como si acabaran de sacar un disco o que ponen a caldo al otro para salir más en los medios. Y gracias a internet el sistema ya se expande del todo y a una rapidez pasmosa, y navegando por la red te encuentras con todo tipo de ramificaciones tomboléricas, como el "outing" cachondo que se le ha hecho a Chávez para que salga del armario (cosa que no me extraña nada porque está hecho una folclórica). Y yo en este caso estoy de acuerdo, mire usted por dónde, pero no en que salga del armario gay, que es una cuestión personal, sino en que salga del armario de los dictadores que se disfrazan de demócratas. Ése sí que es un "outing" que sirve para algo. Pero ésa es otra historia.
Y por si fuera poco el tombolerismo vuelve coincidiendo en el tiempo con el 30 aniversario del punk (se celebran los 30 años del "Never mind the bollocks" y los Sex Pistols se embarcan en una gira para hacer caja), coincidencia que no es casual puesto que ambos movimientos se confunden y se solapan entre sí compartiendo desde actitudes (insultos, desplantes, broncas, provocaciones o cortes de manga -recuerden el que hizo a los periodistas la Duquesa de Alba, una genuina antisistema-) hasta atuendos (la secreta adscripción al post-punk de Jaime Cantizano es lo único que puede explicar sus estilismos en "Dónde estás corazón"). Y al final las sinergias entre ambas tendencias y su influencia en la política terminan con un Chávez que parece un cruce entre Karmele (que lleva un rollo bastante Vivienne Westwood, ahora que caigo) y Sid Vicious. Y como Chávez está hecho un punki, pues nada, que God save the King.

jueves, 8 de noviembre de 2007

De Holy a Holly

Holy Golightly ("Desayuno con Diamantes") los llamaba "días rojos". Luz Casal, "días marrones". Mi compa Miguel M. (hoy elevado a los altares del diseño gráfico con un par de germinales) "esos días en que te molaría ser jardinero del Ayuntamiento y no calentarte la cabeza". Y yo los llamo "días de la nube negra", los conocen ¿verdad?, esos días en que parece que tienes sobre ti una nube oscura que te agobia y no te deja respirar, como si te rodeara un aire mefítico (tenía unas ganas de colocar esa palabra desde que la aprendí que ni les cuento) y en los que lloras hasta con el hilo musical de El Corte Inglés mientras haces cola en la caja. Peor que en el Mercadona en Navidad escuchando "El Tamborilero". Y no pasa nada especial, es un día igual que ayer y, casi seguro, que mañana. Un momento: ahora que lo pienso, a lo mejor es por eso. Sí, es muy probable.
El caso es que en esos días hay que alejarse de casi todo, especialmente de las canciones de amor macarras. Porque no sé si se han dado cuenta, pero cuando uno está así cuanto más cutre es la canción, más se llora; esta proporcionalidad directa alcanza su cota máxima cuando la canción es de Alejandro Sanz, al que odio entrañablemente (es decir, con las entrañas) y del que no tengo un solo disco, pero que en esos días aparece en cualquier lugar como si de un niño de "El Orfanato" se tratara: pones la tele y "mi soledad y yooooooooooo", pones la radio y la cancioncica del accidente y ¡hala, otra jartá de llorar!. En fin, un desastre. También es un día horrible para el rimmel.
Y, por supuesto, prohibidos los informativos, porque la visión de cualquiera de los desastres que ocurren diariamente ya es la debacle emocional. Así que me aíslo en un mundo de Tomates y Semanas, donde la mayor desgracia es la separación de Genoveva y Cayetano (no me resisto más, reproduzco textualmente: "Genoveva está abriéndose paso en un camino no exento de dificultades para una mujer joven, que asume en solitario el día a día y los cuidados de sus hijos de corta edad"). Supongo que el hecho de que pida 15.000 € mensuales de manutención y la casa de Somosaguas contribuirá a allanar ligeramente ese camino difícil y tortuoso, pero claro, deduzco que es un ataque de clasismo invertido lo que me impide solidarizarme con esta pobre mujer. Yo me identifico más con los caballos de Cayetano, que lo tienen que aguantar (literalmente) todos los días.
En fin, lo único bueno de esos momentos es que sabes que se acaban. Pero de vez en cuando hay una sorpresa justo cuando piensas que no puede ir peor : de noche y en perfecta comunión con el sofá hago zapping a 40TV y me encuentro con "Buddy Holly" de los Weezer y todo vuelve a encajar como las piezas de un puzzle sideral, que diría Wyoming. Y me voy a la cocina a prepararme un bocadillo de tortilla a la francesa (con tomatico restregao, claro) cantando a grito pelao. Y me sienta fenomenal el bocadillo. Y ya aguanto hasta el final del capítulo 200 de "Hospital Central", incluido el vomitivo texto del cierre que acompaña a unas imágenes igualmente estomagantes. Y el texto me parece vomitivo de verdad (porque lo es, ya saben, del tipo "cada día es una crisálida" y tal) cuándo sólo media hora antes hubiera llorado con él más que con la muerte de Chanquete. Y Ángela Channing vuelve a ser mi referente vital. Y esta es la historia de cómo pasar de una Holy -Golightly- deprimida a un Holly -Buddy- estupendo con sólo una canción. Pues eso, que aquí les dejo a los Weezer para que los utilicen en caso de emergencia, que compartir es vivir. De nada. http://www.youtube.com/watch?v=FiIC5qcXeNU

lunes, 5 de noviembre de 2007

Tríos

En mi cama siempre nos acostamos tres: mi churri, Joserra y yo. Claro, nos acostamos tres pero seguimos dos, que es lo que suele pasar en los tríos, que uno se queda de mirinda mientras los otros dos se lo montan (que se lo digan a Ross Geller). En mi caso es mi churri el que se retira pronto para poder practicar la autohipnosis, porque hace "Un, dos, tres... Tony Kamo" a la altura de "hincha, tú eres el mejor" y se duerme, mientras yo me quedo con Joserra, Manolete, Lama, el sanedrín y la madre que los parió hasta las tantas. Todos para mí.
Y los escucho y parece que estoy oyendo Dónde estás corazón en versión sportiva: no se dejan hablar entre ellos, le tiran al cuello a María santísima, hacen preguntas al más puro estilo Mariñas (Joserra a un deportista que se ha quedado parapléjico: "y tú, de cintura para abajo... ¿nada de nada?"), se encarnizan en la lucha contra Mediapro... bueno, y si llevan a una deportista al programa se pasan el rato comentando si la muchacha es guapa o no, porque esa es otra: el papel de la mujer en el deporte. Todo se reduce a las jugadoras de voley playa, los gritos de Sharapova, la contraportada del As o las chicas de la segunda temporada de Maracaná (ya saben, metieron a un grupo de bailarinas vestidas como las Bratz el día que salen a pillar cacho). Y eso sin contar con los chistes que habrá tenido que soportar María Escario por ser una de las primeras comentaristas de deportes (ahora, como la chica ya tiene una edad la han relegado del imaginario masculino casándola con Mª Teresa, en justa venganza machista por seguir cumpliendo años).
Y claro, es que hay que vender sea como sea: ¿acaso el deporte -el fútbol, vamos- genera tanta información como para llenar todos los días periódicos deportivos y programas de radio y de televisión? Pues por lo visto no, así que hay que inventarse polémicas donde no las hay, convertir el deporte en un espectáculo de porno soft o dar titulares imposibles, lo mismiquio que pasa con los programas del corazón. Eso sí, gracia sí que tienen los jodíos, porque hay días en que viendo las portadas en el kiosko una no sabe si comprarse el Marca o El Jueves.
Así que para desengrasar de todo esto me leo los artículos de John Carlin sobre la liga inglesa en EL PAÍS, que son una auténtica virguería a pesar de la decepción que me he llevado al ver su foto (antes de ponerle el acento a la I no salía): yo me esperaba un inglés delgado y decadente, tipo Sebastian Flyte, y me encuentro a un gordito rollo Philippe Starck principios de los noventa. Pero bueno, da lo mismo, los artículos siguen siendo igual de interesantes, sobre todo desde que tenemos a media plantilla jugando allí. Por cierto, ahora que se va Juande para allá a ver si le lleva una cestica con verduras frescas a Benítez, que con tantas baked beans sea está poniendo hecho un cerdico.
Y se preguntarán ustedes después de tanto rollo: ¿por qué esta tipa escucha El Larguero? Pues miren, primero porque si cambio el dial mi marido sale automáticamente del trance y me dice con voz de ultratumba "no lo quites, que lo estoy escuchando". Segundo, porque me va la marcha, claro. Y tercero, porque estoy esperando a ver si fichan a Nico Abad (Cuatro) y a sus zapatillas y me monto un trío en condiciones.

jueves, 25 de octubre de 2007

Libriquios

Últimamente el único programa que veo sobre el libros es el Tomate. A saber: J.J. Vázquez cuela entre las tetas de Blanca Cuesta y el culo de Darek alguna que otra reseña literaria, tipo "me he leido el último de Isabel Allende", y es que supongo que un licenciado en Filología Hispánica tiene que demostrar de vez en cuando que lee algo más que las cartas de Encarna Sánchez y la biografía de Norma Duval. Lo entiendo perfectamente, probablemente yo esté escribiendo este post por lo mismo. Pero sí, así están las cosas, el Tomate es el único programa cultural de televisión tras el cierre de "Estravagario" de Javier Rioyo (claro, con esos horarios sólo lo veía mi amiga Tiqui Lo., famosa insomne donde las haya) por lo menos hasta que se estrenen dos nuevos espacios sobre libros previstos para este otoño: "Marcapáginas" y "Páginas 2", dos programas que pretenden ser, según sus responsables, "amenos y divertidos". Madre mía! Cada vez que se asocian esos términos con la cultura salen unos cagarros que pa qué. Estoy empezando a echar de menos a Rosa León cantando aquello de "todo, todo, todo está en los libros...", aunque lo dirigiera Fernando Sánchez Dragó.
Mientras tanto, si huimos de la sección de los más vendidos de El Corte Inglés (¿pero qué nos pasa a todos con los cátaros y los templarios?) y de los recomendado de Círculo de Lectores no es que nos queden muchas referencias a la hora de encontrar un libriquio en condiciones. Por eso me permito hablar aquí de una cosa deliciosa que me estoy leyendo, "El curioso incidente del perro a medianoche", de Mark Haddon (sí, publicitado en los dominicales, que ya lo sé, que no voy de exquisita) y de la serie de libros de Henning Mankell protagonizados por el inspector Wallander, un policía más sueco que el sillón Poäng. Hasta mi suegra se ha enganchado, no les digo más.
Pero les aseguro que no pretendo darles una lista de libros que hay que leer obligatoriamente, ni de mis libros favoritos, eso ya lo hace de vez en cuando Pérez Reverte maravillosamente en sus artículos de "El Semanal", especialmente porque recomienda todos los joyones clásicos de aventuras. Yo sólo quería hablar un ratico sobre libros y de lo feliz que me hacen. Como el "Arthur&George", de Julian Barnes (aprendí una palabra nueva: "mefítico"; si no la conocen búsquenla en el diccionario, que no pasa ná - http://buscon.rae.es/draeI/ - y úsenla con la misma frecuencia con la que Antonio Alcántara usa "periclitado"), o el "Desgracia" de J.M. Coetzee, que me dejó traspuesta, tanto o más que "El corazón de las tinieblas" de Conrad. O cualquiera de Paul Auster o de Le Carré, con el que se aprende más de política internacional que leyendo cualquier ensayo tocho. O "Los Mandarines" de Simone de Beauvoir, por el que me hice existencialista y me pinté los labios de rojo. Incluso me gustan los libros que no me gustan, porque sé que me están esperando quietecicos y cerrados hasta que esté preparada para leerlos, véase el "Ulises" de Joyce (¡¡no puedorl, no puedorl!!) y todo el Siglo de Oro que nuestro fantástico sistema educativo se ha encargado de que aborrezcamos debidamente.
Por eso me paso la vida intentando que mi hijo llegue a disfrutar de los libros tanto como yo. A él sólo le interesan los coches y los super poderes, así que lo machaco diciéndole que el poder más grande de todos es el poder mental, en plan campaña Play Station, y que para tenerlo hay que leer libros, que son muy importantes. Y él me contesta: "Tí mamá, los libros son muy importantes. Y los toches". Y claro, voy y le compro el Auto Bild, que por algo se empieza.

lunes, 22 de octubre de 2007

Conoces menos canciones de Nacha Pop de lo que tú crees

O algo de eso hay, porque en el pasado cocierto de Nacha Pop+Los Secretos la gente no se movía ni de coña, excepto con dos o tres temas tipo "Nadie puede parar" y (hombre, claro) "Chica de Ayer". Probablemente salir un viernes por la tarde corriendo de trabajar, dejar a los críos con la madre, pegarse una ducha y engullir la cena sea incompatible con mover un poco la pata al ritmo de la música (y eso que en los 8O uno no se movía de la losa, vamos, que tampoco la cosa tiene una coreografía como de Bob Nichols). Es lo que trae consigo la cuarentena: tantos días esperando que llegue el concierto para hacerse un remember y luego estamos para hacernos el hara-kiri. Eso sí, mucha conversación, muchas copas y mucho darle al ojo, porque Antonio y Nacho Vega estarán ya un poco para tener de groupie a Massiel, pero lo que es el cuerpo técnico... madre mía, qué cuerpo! Jovenciquios, con los vaqueros caídos y los pelos de recién levantado... tela marinera. Pero que conste que yo los miro con ojos de madre, eh, no con mirada libidinosa, que no soy la Duquesa de Feria.
En cualquier caso, el problema no fué ni de los Nacha ni de Los Secretos, sino del cansancio de la gente. En cambio recuerdo el de Bob Dylan en Cartagena y me dan ganas de llorar: póngale ustedes a Dylan todos los adjetivos superlativos que quieran y que encuentren, pero excepto para los super mega dylanianos, exégetas de los ligeros matices de la cara de mala follá imperturbable del muchacho, para el resto de los mortales fué un coñazo tremebundo. Y eso que en aquel momento no había ni niños ni mogollones ni nos contemplaban casi 4 décadas, sólo ganas de verlo y de disfrutar con una de las leyendas vivas de la música, pero nada. Estoy por comprarme la edición bilingüe de las letras que acaba de salir a ver si así me reconcilio con el chiquillo, porque cosas como "no necesitas un hombre del tiempo / para saber de dónde sopla el viento" prometen. Pues eso. Y ahora, a recibir todos los comentarios de los fans de Dylan. Que sea lo que Dios quiera.
Por eso estoy pensando que el próximo concierto al que voy a ir va a ser el de I.P. Con las broncas que se arman entre partidarios y detractores (guapa vs choriza), la incertidumbre de saber en qué canción llorará contenidamente mirando al cielo, la posibilidad de convertirse en un experto descodificador del MI6 para interpretar sus crípticos mensajes (¿esto irá por Julián o por Paquirri? ¿esto será una declaración para el juez Torres o una amenza para la novia de Kiko?) y las ganas de ver a María Navarro moviendo su cuerpo monolítico al ¿compás? de una de las canciones seguro que consiguen que me olvide del curro, del crío y de toíco todo. Además, van los del Tomate. Ya les digo, mejor que Morrissey en el FIB.

jueves, 11 de octubre de 2007

Absolut constipating

Estoy hasta la senserreta del juicio de Lady Di! Yo creía que estaba muerta y bien muerta, pero no, hay una confabulación informativa empeñada en mantenernos al día de todo lo que está pasando con el tema: que si Dodi le regaló un anillo de compromiso (conociendo los gustos del padre... ¡GLUPS!), que si tomaba la píldora (como para no tomarla), que sí ella y Dodi se iban a casar... vamos, pa morirse. Y todo porque aún no comprenden que Carlos la dejara por Camila, que sí, será más vieja y más fea, pero por lo menos le da marcha y tiene un mínimo de cultura (Bárbara de "Yo soy Bea" es más lista que Lady Di de aquí a Lima). Y además mira de frente, que ya me decía mi madre que los que miran traviscornao no son de fiar, y Lady Di se pasaba la vida mirando con la cabeza agachada y de medio lado mientras toda la prensa interpretaba ese gesto de traviscorne como producto de su "gran timidez", todo ello sin hablar de su devoción por la manga farol, el azul pavo, el Super Pop, los pendientes de zafiro, la raya de ojos azul, los chulazos de medio pelo, Versace y las videntes. Lo que se dice un auténtico derroche de glamour y buen gusto. Antes tenía que haber actuado el MI5.
Pero lo mejor de todo es que ella, por morirse pronto y dejar solicos a los críos, tiene la culpa de que el Príncipe Harry haya salido fiestero: han publicado unas fotos del chiquillo esnifando vodka (madre mía, toda la vida bebiendo Absolut y yo sin saber que lo podía utilizar para desatrancarme las narices en vez del Rhinomer) y chupándole el pezón a un amiguete, que supongo que no sería vasco, porque sino le hubiera dicho aquello de "Con las muelas, pues!". Y yo, en cambio, mantengo la tesis contraria: si su madre siguiera viva, Harry habría pasado ya del vodka a las chutas. Pues eso.
Y como la única forma de no repetir los errores de la Historia es conocerla, desde aquí emplazo a Tita para que reflexione sobre estos sucedidos y acepte la boda de Borja y Blanca. Tita pide para su hijo una novia "joven y que sea buena niña", lo mismo que Isabel y Felipe querían para su Carlicos. Y fíjese lo que pasó, Tita: la monarquía inglesa casi se va a tomar por saco antes de que los cuervos dejaran de revolotear la Torre de Londres. Así que asúmalo, dejen que sigan con su rollo motero, sus tatus y sus despelotes, porque a lo peor puede encontrar una buena niña estilo Diana que la deje a usted en bragas (de La Perla, eso sí, pero en bragas al fin y al cabo). Por cierto, parece que me estoy constipando. Voy a ver si me queda un culín de Absolut.

lunes, 24 de septiembre de 2007

José Caine

Soy absolutamente capaz de elaborar un perfil de psicópata mientras me tomo un Cola-Cao. ¿Que no? A ver: varón blanco, entre 25 y 35 años, que ha sufrido abusos físicos y psíquicos en su infancia -madre castradora, padre maltratador-, de aspecto corriente. Vive solo o, como mucho con un gato al que acaricia mientras le cuenta quién va a ser su próxima víctima (también está la madre momificada en el cuarto de los trastos, que es otra variante). La casa ni les cuento cómo está de mierda, sólo tiene ordenadado el sitio donde están todas sus cosicas de psicópata. La pared la tiene decorada con recortes de prensa donde hablan de él (con lo fácil y lo baratico que te sale empapelarla con los rollos de Leroy Merlín, ahora que ha vuelto el papel pintado). Se relaciona con dificultad con los demás (normal, suele matarlos) y, por supuesto, sólo alcanza el climax cargándose a la chica en cuestión. Esto si es un psicópata sexual, porque si es uno de esos tipos que se dedica a poner bombas o a matar a gente aleatoriamente desde una azotea, es que tiene algún tipo de formación militar y sigue traumatizado por todas las escenas horribles que contempló al entrar en guerra.
¿Se dan cuenta? Estoy plenamente capacitada para que me fichen en el "C.S.I. "(me da igual Las Vegas que Miami que Nueva York, lo mismo me juego las perras al black jack que me pongo el bikini que me voy al MOMA), en "Mentes Criminales" (mola mucho, todo el día en el avión, de Quantico pa cá y pa allá) o en "El Comisario" las temporadas que toca asesino en serie (en las de bandas callejeras no, que yo soy muy fina y se mi iba a notar que me he infiltrado porque, claro, a mí los tops tan ajustados del Bershka que llevan las crías no me quedan muy allá; yo llevaría mejor algo de Marc Jacobs y eso canta mucho). El caso es que el único puesto que rechazaría sería el de experta en perfiles en el "R.I.S.". Y es que no quiero ni pensar el día en que Horatio Caine conozca a su homólogo en España (José Coronado). Se va a quedar con las manos en jarras y la cabeza ladeada para toda la vida, como la madre del Rey, que en paz descanse, porque ver cómo al otro lado del charco existe un grupo de expertos de la Científica que son iguales que tú y los tuyos (solo que todos blancos, aquí no hay ni hispanos ni negros) y a los que les pasan las mismas cosas (siempre hay una novata que no le hace caso al jefe y acaba malamente, y ese jefe tiene un pasado oscuro y traumático, y cara de estreñido para demostrar que tiene ese pasado oscuro y traumático) tiene que ser, como mínimo, inquietante. Imagínense un juego de espejos a miles de kilómetros. Lo que yo les digo: que cuando H. se entere se va a quedar traspuesto; seguro que le pide el ADN a José para ver si son hermanos. De todas formas, desde aquí seguiremos a Coronado y a su equipo a ver si aparece algún psicópata simpático, triunfador, con una infancia feliz y que se pone contento como todo el mundo, viendo la última del "As". Sería una novedad hasta para Grissom.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Guionistas

Definitivamente, necesito un guionista. Veo "Cinco hermanos" (Cuatro y Fox) y compruebo cómo los Walker son capaces de mentirse, pelearse, decirse las verdades a la cara y perdonarse, todo en un mismo capítulo. Pero fuera de una serie somos más que incapaces (o incapataces, que diría Miliki) de hacer todo eso: lo más que llegamos es a mentir, algo que facilita la vida a corto plazo y la complica a la larga, porque cuando intentamos llegar de verdad a los demás no encuentras ni las palabras ni el momento, y cuando los provocas sólo queda una especie de malentendido flotando en el aire (yo no me explico bien, él-ella no me entiende del todo) que contribuye a enrarecerlo todo aún más.
Por eso es mucho mejor vivir en una serie de televisión: grandes tragedias que precipitan un final con el que se cierra el círculo, amigos que se pelean pero que perdonan y olvidan y frases acertadas y/o aceradas que te hacen caer del burro. Todo eso partiendo de la base de que te toque una serie de formato clásico, claro, porque como caigas en "Los Soprano" o en "A dos metros bajo tierra", vas listo. Lo más seguro es que después de decir una frase inadecuada acabes en el fondo de un muelle de Weekhawkende o en la funeraria de la familia Fisher.
Así que si uno pudiera contratar a un guionista para todos lo días, yo lo tendría claro: el de las réplicas de Ángela Channing para la gente que me pone de los nervios, el de Chandler Bean ("Friends") para tener la frase ingeniosa siempre a punto, el del agente Cooper ("Twin Peaks") para contarle mis sueños al psicólogo, el de Bree Van der Kampf ("Mujeres Desesperadas") para machacar a las dependientas de las tiendas de lujo y el de Nora Walker ("Cinco Hermanos") para decirle a la gente que quiero que la están cagando, pero que les sigo queriendo. Ah, y los de Horatio Caine ("CSI: Miami") por si alguna vez tengo que interrogar a un presunto culpable de homicidio, que nunca se sabe. Los únicos que tengo claro que no quiero son los de "Hospital Central" (Dios mío de mi vida, es pa mearse). Y los de "Aída" tampoco, que para decir una jartá de groserías me apaño yo solica.
Aunque también estoy pensando en utilizar el sistema de la Fox: retransmitir los directos con unos segundos de retraso para evitar que se cuelen imágenes o palabras improcedentes (la última, Sally Field recibiendo el Emmy por "Cinco hermanos" metiéndose con las administración Bush). ¿Se imaginan? Poder cagarla -según criterio de la Fox-, borrar y rectificar. A ver cuando venden el invento por internet. Me lo llevo.

viernes, 27 de julio de 2007

Me voy de trabajo

Sí, sí, ustedes se van de vacaciones y yo me voy de trabajo. Ya lo decía mi madre, que las amas de casa no tienen vacaciones ni durante las vacaciones, pero es que esto es peor: me voy a una casa más pequeña, con vecinos (ARJL!), sin secadora, sin Canal Plus digital y sin chica (doble ARJL!!!!): la liberación de las mujeres occidentales pasa por el hecho de que las mujeres del tercer mundo dejen de cuidar a sus hijos para cuidar de los nuestros. Bonito, ¿eh?. Pero el caso es que no saben ustedes (o a lo peor sí) lo divertido que es planchar una montonera de ropa en pleno mes de agosto, con los goterones de sudor cayéndote por el canalillo -bueno, a mí no me caen porque yo no sudo-. Y para colmo de males me veo a la Nuria González subida en el Núfer (el super yate de Fefé) saludando a 4 tíos uniformados de la tripulación, como si fuera el Rey cuando visita un barco de la armada, mientras la chica sostiene a su última retoña en brazos. Mi Nuri sí que hizo una buena boda, y no su amiga Terelu, que va como vaca sin cencerro. Tiene que tenerle una envidia que ni les cuento.
El caso es que todas estas tipas, con sus tipos y sus tipazos, se pasan el verano subiendo y bajando del yate. ¿Y los críos? ¿Dónde están los críos? ¿Y las maletas? ¿Se tiran dos días metiendo un mogollón de ropa -esto por si llueve, esto por si refresca por las noches, esto por si me voy de cena, y luego ni llueve, ni refresca, ni te vas de cena- en una maleta que después no se puede cerrar? ¿Cogen la bici, el cubo y la pala, los biberones, los pañales, los juguetes favoritos, los DVD, el Dalsi y el Apiretal? ¿La olla pronto y el cuchillo cebollero -todo el mundo sabe que los cuchillos de las casas de las playas no cortan como los cuchillos de las casas de la ciudad, es un misterio irresoluble-? ¿Y cómo les da tiempo a estar en Sotogrande, en Ibiza y en Marbella al mismo tiempo? ¿Tienen el don de la ubicuidad? No, no, lo que tienen es chica, o mejor dicho, chicas que se lo hacen todo, absolutamente todo. Y eso sí es veranear, amigos. Por eso yo me pasa todo el año de vacaciones, con mi blog y mis diseñicos, cogiendo fuerzas para el verano. Porque lo que me espera... ¡ay, lo que me espera! Sólo les digo que me voy a Galicia con mi suegra. ¿Suficiente?

lunes, 9 de julio de 2007

Dreams, dreams, dreams

Esta noche me he soñado un capítulo entero de CSI Las Vegas. Pero no es que me haya acordado de uno, no, es que me lo he inventado enteretiquio (sí, sí, guionista y prota, que cuando una se pone, se pone). Y a las 6 de la mañana me ha dado tal cague (a Grissom se le ha escapado la rubia psicópata, y mira que yo estaba: "Grissom, que esas esposas están flojas", "Grissom, que la rubia se nos pira", pues ¡hala!, la rubia se ha pirao) que me he despertado. Pero ha sido un intermedio, porque me he vuelto a dormir y he seguido soñando hasta que he acabado el capítulo. Y eso ha sido lo mejor de todo, porque ¿cuántas veces tiene uno un sueño fabuloso, se despierta, intenta retomarlo y no puede? A mí me pasa mucho: estoy soñando algo así como de JURL, JURL, o de BOM CHICKA WAHWAH (efecto Axe) y cuando estoy en lo mejor me suena el despertador -sin comentarios- o me despierto yo solita con una mezcla de JURL y de culpabilidad. Sí, soy tan imbécil que cuando veo que la cosa se pone seria, me despierto (bonita herencia de los colegios de monjas). Me pasó con un cocinero de la tele: me entra a saco y, cuando estoy a punto de sucumbir voy y le digo "pero ¿y Luisi? ¿y tus 6 hijos?" Y me despierto. Como se lo cuento. Tonta hasta soñando. La verdad, no sé qué es más triste, si mi ataque de decencia o el que el rollo fuera con ese cocinero en cuestión (no les digo el nombre por vergüenza torera pero, evidentemente, no era Darío Barrio. Con ese a lo mejor me hubiera pasado la religión católica por la senserreta, que diría mi amiga Carmen).
Porque ese es otro tema: una sueña con hombres que en estado consciente no le ponen nada de nada. Nunca he soñado con John Cusack o con Jude Law, pero sí con tíos feos hasta la indecencia. Y ¡oh, cielos!, al día siguiente una los ve desde otra perspectiva: por ejemplo, si es un compañero de trabajo que por regla general te provoca dermatitis, cuando lo ves por la mañana te entra una especie de cosquilleo en el estómago, y lo miras, y lo remiras, y te ríes por lo bajini, y lo ves a cámara lenta y ligeramente desenfocado... hasta que tienes la primera bronca del día. Y entonces se oye el ruido de la aguja rayando un disco de vinilo, lo vuelves a ver a 12 frames por segundo y las cosquillas son sustituidas por un ataque de mala leche de los buenos. Y se restablece el orden natural.
Pero esta es la gracia de los sueños: una no puede controlar quién le va a hacer JURL, JURL mientras duerme. Me trago una maratón en Fox de Anatomía de Grey (la serie con mayor índice de doctores macizos de toda la historia de la sanidad norteamericana) y no sueño ni con Shepherd, ni con Sloan ni con Karev, no. Sueño con O'Malley. ¡Joder, si sólo por porcentaje me tenía que tocar un macizo! Pues no. Eso sí que es mala suerte. De todas formas me consuela pensar que hay gente mucho peor que yo, no se crean. Los hay que sueñan con hacer un Doble Royal. Y los hay que sueñan con Georgie Dann, como mi amiga Carol. Pero es que a ella le gusta Georgie. GLUPS!

viernes, 22 de junio de 2007

Los 80 ya son nuestros

Titulaba una de sus obras Ana Diosdado (ya saben, la que fuera esposa de Carlos Larrañaga, dando lugar a una de las parejas más asimétricas del hemisferio norte: ella, autora teatral, él, starlette geriátrica) que "Los 80 son nuestros". Y una mierda! Míos, al menos, no. Yo lo único que quería era estar en Madrid, ir al Rockola, ver las fotos de Ouka Lele (sí, mi hija se iba a llamar así, menos mal que he tenido un crío) y de Alberto García-Alix, los dibujos de Cesseppe y de Javier de Juan, ir a los Alphaville a ver la última de Almodóvar, volverme loca en el concierto de The Smiths en Madrid en el 85 (por cierto, lo retransmitió RTVE, ¡eso sí que era SERVICIO PÚBLICO, y no el nuevo programa de Juan Ramón Lucas!), ponerme un vestido de punto de Manuel Piña y salir por Malasaña. Muy bien. Pues no pude hacer nada de eso, primero porque no tenía la edad y segundo porque vivía a 500 Kms, que con 15 años y sin un duro son muchos. Así que me compraba "La Luna de Madrid" y el "Madriz me mata" (cuando los conseguía, claro, que no era fácil) y grababa los conciertos de Radio 3 en cassette. Y yo, auténtica modelna de pueblo (los peores, ser periférico deja secuelas), me afeitaba las patillas y la nuca, bebía Voll Danm a morro, llevaba unas hombreras dignas de un jugador de fútbol americano que se me caían cuando bailaba espasmódicamente (pero sin salirme de la losa , ¿eh?) y me comportaba como si estuviera en el centro de una movida cultural que se desarrollaba muy lejos de aquí. Sentía que pertenecía a un mundo que estaba a años luz, algo así como Mulder mirando su póster de "I want to believe". Triste, muy triste.
Pero ahora ¡ay, ahora!. Los niños de la Bola de Cristal (uy, suena como a novela de Stephen King, ¿no?) han crecido, tienen el poder y en pleno ataque de nostalgia inundan la tele de anuncios con fondos de Madness ("Our House") o versiones de "Neverending story", organizan conciertos de Los Secretos, consiguen reunir a Nacha Pop, reivindican los leggins (Dios mío, eso sí que no lo entiendo, creía que conocer los errores de la historia servía para que no se repitieran jamás) y hacen anuncios tan, tan buenísimos como éste. Por favor, métanse aquí
http://www.youtube.com/watch?v=dPr421a-re4
y véanlo, que es la versión extendida, y este artículo sólo era una excusa para introducir el spot. Como siempre, la buena publicidad es mejor que la buena literatura. Y ya verán como se les queda una sonrisa bobalicona en la cara. Eso se llama nostalgia (o morriña, que ya tuvimos bastante centralismo con la Movida). Disfrútenlo. Y viva la Coca- Cola.

miércoles, 20 de junio de 2007

La venganza de la mujer invisible

A la ínclita Carmen Martínez Bordiú le escribieron hace poco un libro que ella firmó (no con una dedicatoria sino como ¡autora!, con un par) titulado "La Mujer invisible". Curioso, siendo una de las tipas más visibles del planeta, al menos del planeta Hola, centro del único sistema solar conocido. En él afirma que a partir de una determinada edad las mujeres se vuelven invisibles y los hombres miran a través de ellas. Bien, eso es algo que a mí no me pasará porque yo siempre he sido invisible (sí, tengo ese superpoder aunque, la verdad, me hubiera gustado tener otro del tipo "no sé qué ponerme, esto me hace gorda ¡¡SHAZAM!! ¡2 tallas menos!, hala, cómo mola").
Sí, lo he sido desde los 6 años: no estuve expuesta a ninguna explosión nuclear ni me hicieron ningún experimento genético, sino que coincidí en clase con una chica monísima, alta, rubia y delgadita de la que me hice amiguísima. Nos pasamos la adolescencia juntas y buena parte de la Universidad, y era increíble: ella entraba en un bar y, con su sola presencia y sin abrir la boca conseguía que todos los tíos babearan. Para colmo, era (y es) una tipa estupenda, por lo tanto no podía odiarla como Dios manda. Así que yo invertía mi tiempo de invisibilidad en pegarme atracones de pelis, Radio 3, libros, revistas y demás. A este período de formación contribuyó definitivamente mi padre que, en plan profesor Xavier, me obligaba a volver a casa cuando el resto del mundo salía de marcha. Eso ayudó a cultivar mi mente (el espíritu no, porque vas desarrollando un odio adolescente hacia tu progenitor que ni les cuento) y desplegué un nuevo superpoder: el superpoder de "sé un poco de todo y lo que no, me lo invento, ya ver si así me como una rosca". Claro, que éste es un superpoder que no todos los hombres son capaces de ver, pero bueno.
De todas formas todavía hay casos de invisibilidad peores que el mío: ¿se imaginan ser Isotta Rossellini, la gemela fea de Isabella? Eso sí que es mala leche cromosómica. ¿O ser la hija de Teri Hatcher en "Mujeres desesperadas"? Eso es mala leche de los productores. E incluso se dan casos de hombres invisibles: piensen en Paquirrín y en tener como hermanos a Fran y a Cayetano. Eso es una putada.
Pero siguiendo con la teoría de la Bordiú todas, al hacernos mayores, nos volvemos invisibles. Así que, si ahora por nuestra edad todas lo somos y nadie nos ve, a mí al menos me oyen. Y no me digan que no es inquietante oir una voz que no se sabe de dónde sale. ¡Qué susto!.

viernes, 15 de junio de 2007

Frágiles

Qué frágil es la autoestima de servidora!! Animada por un par de buenos comentarios abro el ordenador todos los días para ver si aumentan las visitas, pero digamos que la cosa va regular-mal (esto es como el 4,75 -casi, casi-). Y sí, ya sé que una debe crecerse en la adversidad, pero tengo la misma cara que se te queda cuando te gusta un chico, y te exfolias y depilas (síntomas inequívocos de que una está dispuesta) y te pones monísima, y te pasas toda la noche buscándolo por los bares a los que va siempre, y ves a algún amigo y le preguntas, pero nunca sabían dónde estaba el fulano. Entonces vuelves a casa deprimida y pedo (eso sí, depilada y exfoliada, gracias a lo cual ahora tengo una piel magnífica).
Pues así estoy yo: hidratada y sola en el ciberespacio. ¿Y cómo tengo que afrontar esto? ¿Como las nuevas heroínas nacionales abandonadas? ¿Me hago un Dolce Vita y dos Ana Rosa proclamando a los cuatro vientos mi soledad cibernáutica, mirando a la cámara con los ojos llorosos y diciendo que ya nadie me visita? ¿Juego la carta de la pena, de la mujer sola que tiene que sacar su blog adelante, o de la abandonada cruelmente por otros blogs más aparentes y más jóvenes? ¿Me enzarzo en una discusión con Ángela Portero (Ángela, por Dios, las que tenemos las peras rodilleras no podemos usar esos escotes, hija!!), negando que yo haya abandonado mi blog durante días? ¿Utilizo el sistema Mosquera - sin Tony-, el Dibildos - sin Escassi- o el Pantoja - sin Julián-? Ay, Dios mío, si la he nombrado!! Ahora sí que me va a ir fatal. Ya me ha echado el gafe.

miércoles, 13 de junio de 2007

La religión de Bambi

Me dice Roberto Duque: "Tú sólo crees en El Tomate y en "Sexo en Nueva York", y así te va. Y mientras están llegando las moras, que tienen hijos y tienen la fuerza de creer en algo. Y nos van a comer por los pies". Sí, como verán Roberto Duque es apocalíptico y no está integrado, pero qué le vamos a hacer. De todas formas, convendrán conmigo en que la imaginería de Sexo en Nueva York (Manolos, Pradas y demás) es mucho más interesante que La Oración del Huerto, que quieren que les diga.
Pero ¿saben en qué creo yo realmente? En mi hijo. Y creo que puede llegar a ser un buen tipo, un tipo honrado, generoso, coherente, que conviva con los hijos de las moras y que les demuestre a éstos que cada uno puede tener (o no) su religión y practicarla (o no) libremente. Y que tenga toda la autoestima y la seguridad en sí mismo de la que carece su madre. Y que crea que puede ser un héroe y cambiar el mundo. Y que cuando vea que no puede, al menos esté satisfecho por haberlo intentado. Y que sea curioso, y que lea, y que disfrute. Y que cuando compruebe que todo esto no es más que un valle de lágrimas tenga el sentido del humor suficiente para sobrellevarlo.
Sí, es la misma religión que tiene Bambi. Yo mientras seguiré creyendo en San Shiseido Body Creator (al que le tengo mucha fe, porque yo le rezo todas las mañanas aunque la celulitis siga ahí de okupa), en San Sushi (puedes comer toneladas sin engordar) y en San Fujitsu (ya me contarán, viviendo en esta zona). Esperen un momento... todos mis santos son japoneses. A ver si voy a ser shintoista y no me he enterado.

viernes, 8 de junio de 2007

La final del mundo

Dice mi amigo Juancho que yo cuento su vida porque la mía es muy aburrida. Bien, llevas razón, así que prepárate, nene. Lo que ocurre es que a ti te gustaría que la contara Jorge Javier Vázquez, esa mezcla perfecta entre filólogo románico y portera marrana, que lo mismo te recomienda el último libro de Javier Cercas, que te cita a Cioran o que manda a no se quién a una "pis-party". ¿Pis-party? Yo sí que tengo pis-party permanente, y caca-party, porque le acabo de quitar los pañales a mi hijo...
El tío lo hace de fábula: nos da un una buena dosis de mierda firmada con un pequeño apunte literario. De esta forma los que lo vemos nos sentimos menos miserables (¿ves?, en el fondo el Tomate es un programa cultural) y practicamos la coprofagia-gourmet.
Cuando empezó el Tomate, pensé: "estos son los comentarios que yo haría", porque mi amigo Juancho y yo nos hemos pasado buena parte de la vida dándole la vuelta a los titulares del Hola, sustituyendo "Carolina, de vacaciones en Gstaad" por "Carolina se toca la seta en Gstaad", porque ¿de qué descansa Carolina? ¿De lucir chanelazos? ¿De cenar en el Luis XV de Alain Ducasse? ¿De ir al Baile de la Rosa? (bueno, de eso sí, porque tiene que ser un muermo ir todos los años con esa colección de momias, sobre todo con la tía Antoinette, que es más mala que la quina). Así que cuando vi el tono del programa comprendí que otros se habían rebelado públicamente por nosotros ante tanta gilipollez e iban a hacer en público los comentarios que uno hace en su casa cotorreando con las revistas sobre las rodillas. Ahora sólo queda esperar que la rebelión se extienda y el Hola sustituya "Ana Obregón y Darek: amor en Ibiza" por "Ana Obregón y su chulazo: follisqueo en Ibiza". Entonces será la final del mundo.

Los pelos de Paul

No sé si me gusta más la música de Paul Weller o su pelo. Siempre lo lleva perfecto, como Bowie. Es más, para saber lo que se va a llevar de verdad la temporada que viene sólo hay que seguir los pelos de cualquiera de ellos: se adelantan un año (incluso más) al resto del mundo. Claro que esta obsesión capilar sólo la pueden compartir mujeres con el pelo ondulado, el auténtico pelo-sorpresa: nunca sabes con qué aspecto te vas a levantar por la mañana, lo cual es una auténtica putada cuando duermes con alguien por primera vez. La única solución es despertarte antes que él, ir al baño, peinarte, quitarte las legañas, echarte un poco de colorete y el número 2 de Touche Eclat de Yves Saint Laurent (gracias, maestro, gracias!), meterte de nuevo en la cama y mostrar una auténtico falso aspecto de recién despertada. Así le pareces a Ellen Pompeo por las mañanas antes de irse al hospital, aunque el de al lado nunca se parezca al Doctor Macizo.

Así que el otro día me levanté con el pelo como Paul Weller en su época de "The Jam". Para completar el look me arreé un foulard de rayas al cuello y me fui al Corte Inglés. Y ¡oh, cielos, no me lo puedo creer!, por la megafonía sonaba "That's entertainment" (¿habrá sido Isidoro Álvarez mod en su juventud?). Y claro, el resultado fue que la gente miraba a una tipa que iba cantando en un inglés como de anuncio del disco de la Ñ y con un pañuelo larguísimo de dos vueltas al cuello mientras en el exterior estábamos a 30ºC. Eso sí, el pelo se movía de un lado a otro siguiendo el ritmo de la música. Fue una mañana gloriosa.