miércoles, 29 de abril de 2015

MALAS MADRES


PUBLICADO EN LA VERDAD EL 28 DE ABRIL DE 2015

Mira lo que te digo, nene: el domingo es el Día de la Madre. Y si te piensas que un año más te vas a librar regalándome un collar de macarrones lo llevas claro, que no he sacrificado yo este cuerpo serrano para que tú te descuelgues con la primera chuminá que se le pasa por la cabeza a tu señorita. Haz el favor de romper la hucha y gastarte lo que te dieron por tu Comunión en un collar de los buenos, que de alguna forma tendrás que compensar este desecho de tienta en el que me convertí tras nueve meses de embarazo.

Porque servidora, hijo, no es “Por encima de todo, madre”, como dicen las famosas cuando están presentando la dieta de la alcachofa. Pues no: a veces lo soy por encima y, a veces, por debajo. Que yo, por ti mato y todo lo que tú quieras, y que daría mi vida por la tuya, pero que también necesito una vida propia. Que no soy una ni una canción, ni un poema, ni una santa. Que debo de ser una madre de medio pelo, porque no tengo una paciencia infinita ni practico la abnegación sin límites. Que estar contigo me hace enormemente dichosa, pero también lo soy ahora, sola ante el ordenador. Que me equivoco más de lo que quisiera y que te daré, sin querer, motivos para que te psicoanalices. Que hay momentos en que me dan ganas de decirle a Supernanny que se venga a vivir con nosotros, y noches en las que bendigo las pizzas de Casa Tarradellas, las salchichas de Oscar Mayer y el puré de patatas Maggi. Y que el día que tú naciste no fue el más feliz de mi vida porque estaba dolorida, asustada y con más puntos que un mantel de Lagartera, pero que en cuanto vencí al miedo comenzaron los días luminosos de besos y cosquillas.

Así que procura que el collar sea bien grande, que al menos me tape las teturrias colganderas que me dejaron siete meses de lactancia y toda la culpabilidad que llevo dentro por no ser la mejor madre del mundo. Pero piensa que, a pesar de todo, has tenido suerte: podrías ser hijo de una desclasada devenida en pija que te llevara con pantalones tirolés y calcetines con borlas cuando ya te ha salido pelo en las piernas. Entonces sí que necesitarías terapia. Seguro.

viernes, 24 de abril de 2015

POR UN PUÑADO DE VOTOS


Lo que me pasa a mí, no le pasa a nadie: ¿ustedes creen que con la que hay montada con el corte de pelo de Letizia, llega el jefe y me dice que escriba sobre Rato? ¿Sobre Rato? ¡Pero si a estas alturas de semana ya se han hecho todos los chistes, hombre, que está el tuiterío que se sale! Además, si esto fuera una publicación como Dios y la primavera mandan, en esta época del año estaríamos hablando sobre cremas anticelulíticas y factores de protección. O sobre la enésima separación de Belén Esteban: la pobre, tan preocupada por si el Migue le compraba o no la maleta a la Andrea para que se fuera de viaje de estudios, y el viaje se lo estaba pegando él con una camillera. Claro, que esto me pasa por trabajar en una revista donde son todos unos viejunos con ínfulas de analistas políticos, que me tienen envidia por mi juventud y mi frescura y no me dejan brillar como la gran creadora de opinión que soy. Así estamos.
Y no será porque no hay tema que te quemas, que el PP nos está dando material para hacer periodismo cultural y de calité: ver los vídeos electorales de Monago y salirme el crítico gafapasta que llevo dentro es todo uno. El extremeño se puso primero en plan John Singleton y sus chicos del barrio, y ahora le ha dado por hacer rendido homenaje a la “Nouvelle vague”, mayo del 68 incluido. Y todo ello sin un logotipo del PP que echarse al ojo y sin un atisbo de vergüenza. Lo próximo es aprovechar el paisaje extremeño para rodar Por un puñado de votos; Monago a lo Clint, con purito en la boca y zoom de acercamiento de plano general a primer plano; con orgía neurótica de sangre, polvo del camino y tiros a cascoporro. Un blockbuster en toda regla. Para que luego digan que el cine español no funciona.
COLUMNA COMPLETA EN http://www.gurbrevista.com/2015/04/por-un-punado-de-votos/

miércoles, 22 de abril de 2015

VIEJOS


PUBLICADO EN LA VERDAD EL 21 DE ABRIL DE 2015
“¡Qué mayores estamos, nena!”, me dice mi santo mientras vemos a Ana Belén y a Víctor Manuel charlando con Pepa Bueno. Sí, estamos mayores, pero sólo Víctor, él y yo, porque Ana, la jodía, ha firmado un pacto, no sé si con el diablo o con la mejor esteticista de Madrid, y ahí está viendo pasar el tiempo, delgada, guapa, entusiasmada, la musa intergeneracional hecha más de hueso que de carne, la tipa que consiguió convertir una boca fea en una sonrisa hermosa, tan pizpireta y tan juncal como cuando cantaba “España, camisa blanca de mi esperanza” en el 84.
Y sí, estamos mayores porque nos sabemos sus canciones, las de ella y las de Víctor. Y porque nos cuesta tres días recuperarnos de una juerga, porque amanecemos como si el mercancías de las 4:30 nos hubiera arrollado durante la madrugada, porque nos tomamos un protector de estómago antes de salir a cenar y porque hemos sobrevivido a conciertos, fiestas, decepciones, angustias y tristezas, a la cebolla caramelizada y a las reducciones de Pedro Ximénez. Tenemos mucha calle detrás, que dice la Esteban. Y más de la mitad de esa calle la hemos recorrido juntos.
Nos conocimos sin canas, a estrenar. Él fumaba Ducados, yo Fortuna a escondidas. Ahora, él toma pastillas para el colesterol y yo uso gafas; seguimos fumando. Soportamos nuestras manías y compartimos nuestros silencios. Unas veces somos Pepa y Avelino, otras Antonio y Mercedes, muchas los Roper. Él lleva con humor que le nombre en las columnas, las pilas de periódicos acumulados en la mesa del comedor y mi mala leche matinal; yo, que vea el fútbol y que se deje los armarios abiertos. Él ha visto cómo me invadía la celulitis, yo cómo le han ido saliendo arrugas alrededor de los ojos. Y ambos vemos cómo el niño que duerme en la habitación contigua crece mágicamente por las noches, mientras a nosotros nos vuelve a arrollar el mercancías.
Dice la escritora Nina Bawden que “Una buena razón para escribir novelas sobre la base de tu vida es que tienes algo para leer en la vejez, cuando se te ha olvidado lo que pasó”. Yo no tengo novelas, pero sí columnas. Me gustará leerlas cuando no sepa ni dónde he puesto las gafas y él, atento, las encuentre, las limpie con el faldón de su camisa y me las acerque, regañándome por haberlas perdido una vez más.

viernes, 10 de abril de 2015

ÁTAME

Hay libros que los carga el Diablo. O, peor aún, que los escribe una señora que resume su propia obra con la frase “esta es mi crisis de mediana edad, con mayúsculas”. Por eso, cuando en tu ADN llevas un registrador de la propiedad y estás en la crisis de la mediana edad, con mayúsculas y capitulares, no debes de leer 50 sombras de Grey, que se te meten cosas raras en la cabeza y te entra por el cuerpo un no sé qué, un qué sé yo, y te da por hacer cosas locas, como teñirte el pelo o practicar el bondage con un país entero. Que, por lo visto, Mariano quiere dejar de ser gris y convertirse en Grey. Que quiere amordazarnos a todos, ponernos las esposas y darnos con la fusta. Quién nos iba a decir que dentro del cuerpo de un señor de Santiago de Compostela se ocultaba una dominatrix con barba.

COLUMNA COMPLETA EN http://www.gurbrevista.com/2015/04/atame/

miércoles, 8 de abril de 2015

Kenia


PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 7 DE ABRIL DE 2015

Leo en el muro de M.: “Me ha costado encontrar información de la brutalidad del ataque terrorista a Kenia en las redes sociales… no debo seguir a la gente adecuada y mi TL es una frivolidad de mierda total”. Tu TL y el mío, amiga: 147 muertos y nosotros preguntándonos si, finalmente, el Migue le habrá comprado a la hija de Belén Esteban la maleta para poder irse de viaje de estudios. Dramas del primer mundo.

Dice Javier Cercas en su último libro que “la realidad mata, la ficción nos salva”. Cierto, nos salvan la ficción, y el humor, y la superficialidad. Constituyen una burbuja que nos aísla del dolor, del propio y del ajeno: si de verdad supiéramos lo que ocurre en otros lugares, nuestras buenas conciencias europeas no serían capaces de soportarlo. Porque la realidad mata, y lo hace a tiros. Pero, a veces, hasta a las más inconscientes se nos revuelven las entrañas cuando vemos muertos de primera, muertos de segunda y muertos de tercera regional: todos hemos sido Charlie Hebdo; ninguno somos un estudiante asesinado. Y no lo somos porque los conflictos que se desarrollan más allá de nuestro ombligo se han convertido en un ruido de fondo y, ante ellos, la angustia sólo nos dura un destello; el tiempo de ver una pieza en el telediario, de hacer click con el ratón o de escribir una columna. Y seguirá siendo así hasta que Hollywood lleve al cine la matanza de Garissa, y Lupita Nyong’o interprete a la chica que permaneció oculta durante 48 horas en un armario, embadurnada de la sangre de una de sus compañeras asesinadas para hacer creer a los terroristas que estaba muerta: entonces lloraremos un poco más. Sobre hora y media, aproximadamente.
Titula Owen Jones una columna en “The Guardian” acerca de las matanzas del Congo con un rotundo “Seamos honestos: ignoramos las atrocidades del Congo porque está en África” y, entre otras cosas, afirma que nos olvidamos de las guerras complejas en países sin peso estratégico porque no nos afectan directamente. Bien, seré honesta. Honesta e imbécil: la única guerra compleja que me afecta directamente es mi lucha contra la celulitis, que mis muslos sí que tienen peso estratégico. Por eso, acabo la columna y me meto en internet a ver si encuentro unos pantalones cortos con los que no parezca una butifarra. Y mi buena conciencia europea se queda tranquila porque he sido una estudiante asesinada durante 400 palabras.

miércoles, 1 de abril de 2015

MADRIZ


PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 31 DE MARZO DE 2015

A Madrid le han dedicado más canciones que a Nueva York: desde los Burning hasta Los Enemigos, pasando por Joaquín Sabina o Ketama, lo mejorcico del artisteo nacional ha trasteado las guitarras mientras le cantaba a sus bares y a sus calles. En la periferia hemos tenido menos suerte: a Cantabria le ha tocado David Bustamante, a Almería el otro David, Cañita Brava le ha graznado al caldo gallego y Luis Aguilé a sus vacaciones en Castellón. Aquí, nuestro juglar ha sido Francisco Galián: “Déjame estar presente en tu corazón / tú y yo y el Mar Menooooooooooor”. Definitivamente, los madrileños salen ganando. Eso sí que es una tara del centralismo y no los problemas de Cataluña con Hacienda.

Para una señora de provincias con ínfulas culturales, Madrid es la tierra prometida, el Shangri-La, la pera limonera. Madrid siempre es una posibilidad. Cuando llegas por la noche, con las luces iluminándote la cara y la cabeza, tienes la sensación de estar en el lugar donde todo está a tu disposición: en Madrid eres Falete en un buffet libre. Y como Madrid tiene cuerpo de gran ciudad pero alma de barrio, es el único sitio del mundo donde puedes encontrarte con colegas que cumplen (y sobrepasan) expectativas, con nuevas viejas amigas y con dos tipos en la Plaza Mayor que piden para jamón, relax, putas, coca, whisky y vino, por ese orden. Transparencia en las donaciones, se llama eso.

Los madrileños se quejan de Madrid, pero tienen el mismo derecho a hacerlo que las supermodelos que se lamentan porque les llamaban “jirafa” en el colegio: ninguno. En Madrid no hay playa, vaya, vaya, y ni falta que les hace, porque gracias a eso no se te riza el pelo, ventaja indescriptible para las mediterráneas que practicamos la autogestión capilar, como Tita Cervera y servidora. Madrid se peina con melena lisa, se escribe con d, se pronuncia con z y se canta por rock and roll. La pena es que no le puedo dedicar un tema porque entono como si a Lola Gaos le estuvieran pisando un callo, así que la única manera de homenajear a la capital es marcándome una columna. Tanto me gusta que cualquier día de estos me voy pa Madrid, compadre, y me instalo en el Palace como Julio Camba. Que una es una señora; de provincias, sí, pero señora al fin y al cabo.