PUBLICADO EL MIÉRCOLES 12 DE AGOSTO DE 2015 EN LA VERDAD
Decía el cartagenero Perico Beltrán que Luis García Berlanga se definía como anarquista
burgués independiente porque su partido empezaba y acababa con él mismo. Berlanga
inventó una ideología donde todo son ventajas, mucho más fácil de asimilar que
“El banquero anarquista” de Pessoa, y a la que se puede acoger cualquiera:
si hay
cerveza fría, viva la anarquía, pero si entras en un parador, se te pone cara de
señora con turbante y perlas. Y yo he estado a una aparición mariana de
volverme Pitita Ridruejo.
He sacado cuentas para ver lo que me cuesta retirarme en un parador
gallego, que la cabra siempre tira al norte, y ni vendiendo lo poco que tengo y
mi alma al diablo me da para pasar más de tres meses. Una pena: me encantaría
refugiarme en un microcosmos donde las sábanas son blanquísimas, donde los
abuelos parecen un clon del Marqués de Leguineche, donde se desayuna en tres
tiempos, donde se leen los periódicos sin prisas y donde hay hora del vermut,
del té y de cualquier cosa que se pueda beber. “Espera a que lleguen los de
Podemos y lo conviertan en comunas”, dice M. mientras pone su vista en el
paisaje y los ojos se le llenan de ría. No me preocupa en absoluto: en cuanto
entren los podemitas y los camareros sepan con mirarlos si les gusta más el
calimocho con Ribera del Duero o con Rioja, caerán rendidos al decadente encanto
de los paradores, que no hay que subestimar los poderes ocultos que te
convierten en señora con turbante y perlas en un plis. Porque haberlos, haylos:
en el parador de Cardona, la habitación 712 está cerrada al público y sólo se
abre por expreso deseo de algún cliente rarito, ya que en ella se producen fenómenos
paranormales. Dicen que los muebles aparecen juntos en el centro de la
estancia, que se oyen ruidos sin que haya nadie y que se perciben extrañas
presencias. Aunque, para presencia extraña, la de Rato en el despacho del Ministro
del Interior. Será porque su ex mujer sigue siendo la Presidenta de Paradores.
Más que berlanguiano, es acojonante.
2 comentarios:
Lo de Paradores es un misterio. Y un símbolo. Permiten viajes al anclado pasado, sus atenciones son más ásperas que las de El Corte Inglés y hasta con fantasmas te cruzas. Y, sin embargo, enganchan.
Quizá porque tod@s tenemos algo de Juana la Loca contemporánea (lo digo también aludiendo a los turbantes que enlazan sus dos últimos textos).
Por cierto, un día le contaré lo que nos sucedió en el Parador de Cardona. Sobrenatural.
¡Besos y Besicos!
Por Dios, cuénteme ya lo del Parador de Cardona! Qué suspense!
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