PUBLICADO EL 26 DE MAYO DE 2015 EN LA VERDAD
Qué lío de elecciones: tras un fin de semana
pegada a la televisión, el domingo a última hora ya no sabía si este país
estaba votando para que saliera Edurne de alcaldesa o para que Esperanza Aguirre
nos representara en Eurovisión cantando un chotis en inglés; si Letonia,
Estonia y Lituania formaban parte de las coaliciones de izquierda o si la rusa
con cara de estreñida era candidata por Ganar Lo Pollo. Es lo que tiene juntar
dos acontecimientos históricos planetarios, que se te produce un desbarajuste
mental horroroso.
Más desbarajustados se han quedado muchos
candidatos. Desbarajustados y sin huella dactilar tras pasarse la noche
electoral dándole a F5 para actualizar resultados. Pero ya está. Se acabó.
Chimpún. Fin de partida, y hasta fin de partido en algunos casos. El pueblo ha
hablado; ahora tienen que hablar ellos y entre ellos, que después de la fiesta
de la democracia llega el resacón de los pactos. Y se echan un Alka-Seltzer al
coleto dispuestos a tragar lo intragable, a admitir pulpo como animal de
compañía, a firmar cualquier pacto con tal de no pasar de cien a cero, de no
perder poder. Sí, ahora saben lo que nosotros ya sabíamos desde hace tiempo:
que hace mucho frío ahí fuera. Porque las caricas que tenían el domingo por la
noche los desbarajustados eran parecidas a las que se les quedaron a muchos
españoles después de que los despidieran, o de que los echaran de sus casas, o
de que fueran por enésima vez al INEM o por primera vez a Cáritas. Y así
estamos. Y así están, descompuestos y sin novia: Olga María, la ex amante de Monago,
se ha descolgado tuiteando que "A todo cerdo le llega su San Martín”. A un
cerdo ibérico de dehesa extremeña, claro, que una no está para salir con un
marrano cualquiera. En Twitter, la venganza se sirve fría. Y, por lo visto, en
las elecciones también.
Ahora, a tomarse un café cargado y un
ibuprofeno para acabar con la resaca y a ponerse a trabajar. Con ilusión, sea
cual sea la posición que se ocupe. Con respeto hacia los resultados electorales.
Con los oídos bien abiertos para escuchar al respetable. Con capacidad para
asumir la derrota responsablemente y para gestionar la victoria sin
triunfalismos absurdos. Y que el primer acuerdo al que lleguen sea para que
vuelva Mocedades a Eurovisión. Si no, no hay manera.
1 comentario:
Ay compañera, nunca terminaremos de sufrir. En Eurovisión en la cola, y en democracia, educación u otros menesteres imprescindibles, también.
Porque ahora no paramos de contemplar los líos de alianzas y enemistades. Qué horror.
Resistamos. La adodo.
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