PUBLICADO EN LA VERDAD EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 2015
Mi vecina se he echado novio. En principio, echarse
novio no tiene nada de extraordinario, a no ser que te llames María del Monte,
seas monja o tengas noventa años. Éste último es el caso que nos ocupa: a sus
ochenta y nueva tacos, mi vecina ha empezado a salir con otro octogenario. Arrobados,
pasean por la acera cogidos de la mano como unos adolescentes, como dos
enamorados. Como Preysler y Vargas Llosa.
Mi vecina ha tenido siempre el don de la
alegría: ha pasado por todo lo malo que se puede pasar en una vida, o en dos o
en tres, y ha seguido manteniendo la sonrisa en la boca y la raya en el ojo. Antes
se acicalaba sólo para ella; ahora se arregla también para él. Preysler, en
cambio, se ha emperifollado más para sus revistas y para sus patrocinadores que
para sus hombres, que Isabel es fina filipina y no hay amante en el mundo que
le nuble la vista. Cuando Preysler se ha enamorado, siempre ha sido para sumar,
nunca para restar. Por ello, Vargas Llosa no tiene de qué preocuparse: tras
dejar a su esposa e hijos por su amadísima Mary, el poeta Shelley se quedó sin el
apoyo de William Goodwin, su mecenas. Vargas Llosa también ha dejado a su
familia por una amadísima, pero ha ganado a Manuel Colonques como benefactor. Y
si Isabel ha sido capaz de convencerle para que cerrara la fiesta de
Porcelanosa con un discurso, nada impide que su próxima novela la protagonice una
baldosa de gres porcelánico. Llosa será un Nobel de las letras, pero es un
novel en temas de imagen. Para eso ya está Preysler. Para eso y para devolverle
un sueño de juventud.
Dicen que el amor inmaduro es agotador, pero
que el maduro es energizante. Es lo que tienen los amores jurásicos, que te dan
un chute de adrenalina mayor que un Red Bull en el desayuno. Yo, por si acaso,
quiero desayunar lo que desayuna mi vecina. O lo que se trasiegan Preysler y
Vargas Llosa recién levantados. O lo que almuerza Miquel Iceta, que no sé si
estará enamorado, pero que tiene mucho hot, tiene mucho tempo y tiene mucho
down. Parecía Kevin Kline en “In & Out”, desparramo perdío, que hay que ser
muy hombre para bailar como una loca. Seguro que Vargas Llosa también bailó por
“La gozadera” en la fiesta de Porcelanosa. Mi vecina siempre la baila en el
Hogar del Pensionista.
1 comentario:
Que viva el Amor Jurásico. Y usted. Creo que ya le conté: mi abuelo, a los 84 años y viudo, se reencontró con su primer amor, que tenía 80 años y también estaba viuda. Se re-unieron y vivieron una estupenda historia.
Y todos con genes murcianos.
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