lunes, 25 de marzo de 2019

FEMENINA

PUBLICADO EL MARTES 5 DE MARZO DE 2019 EN LA VERDAD

Acabo el domingo derrengada en el sofá viendo la entrevista de Jordi Évole a Tita Cervera en "Salvados". Ella, iluminada como un Caravaggio y brillante, como un suelo recién encerado, a la pregunta "¿Es usted feminista?" contesta "Soy femenina, las mujeres somos muy bonitas y muy guapas, muy especiales, y somos las mamás de los hombres". Lo suelta sin despeinarse, que ella ya viene despeinada de casa. Menos mal que Tita, que es más lista que el hambre, habla a continuación de la necesidad de equiparar sueldos porque hombres y mujeres somos igual de inteligentes. Acabáramos. Pero es que una señora que tenía un Lichtestein en el cuarto de baño puede ser lo que le de la gana: femenina, perro, gato, unicornio, mamá de hombres o de dragones. Las demás mujeres, las que en el aseo sólo tenemos un mueble de Ikea mal montado, sólo podemos ser feministas. 

El feminismo es el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre, tal y como lo define la RAE. Punto. Que todavía tengamos que estar explicando estas cosas a estas alturas es alucinante. Que todavía haya gente que no se defina como feminista porque lo identifica con un grupo de tías feas, gordas y sin depilar que odian a los hombres y que salen a las calle con unas tijeras de podar dispuestas castrarlos, es más alucinante aún. Entre eso, el ruido de fondo y los listos que intentan capitalizar el feminismo para anotarse un tanto, estamos apañadas: no sé si me da más miedo un cavernícola ignorante o un modernito al que se le cae la fachada en cuanto rascas un poco con la uña. 

Lo cierto es que yo no soy ni bonita, ni guapa, ni especial, pero sí soy mamá de un hombre. El hombre que ahora mismo está con una gripe virulenta que lo tiene sin comer, hecho un vendo, tirado en el sofá. El hombre que recibe por igual los cuidados de su padre y de su madre: los besos de uno, los mimos de otra, el paracetamol de los dos. El hombre que con catorce años se define como feminista porque es de sentido común que todos tengamos los mismo derechos y las mismas oportunidades, mamá, hija. Pues eso, Tita, hija. Que voy a ver si arreglo el mueble del baño, que el segundo cajón se me atranca cada vez que intento abrirlo.   

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