PUBLICADO EL 29 DE DICIEMBRE DE 2015
No llego al 2016. Ni de broma. Aún vamos por la mitad de las Navidades y
ya he estado a punto de palmarla dos veces. La primera, por un laconicidio
frustrado: mi suegra quiso hacerme creer que un hueso de jamón era un trozo de
lacón, y un poco más y me tienen que practicar una traqueotomía con el cuchillo
de la mantequilla. La segunda, por una okupación ilegal: mis cuñados, en una
suerte de confabulación judeo plutónica diseñada para hacerme luz de gas, juran
y perjuran que me dejé llevar por el espíritu de la Estrella (de la de Levante,
no de la de Navidad) e invité a toda mi familia política a tomar el aperitivo
en mi casa. Que me pongan las imágenes, pedí. Que les hagan un “Poli de Luxe”,
exigí. Pero se pasaron mis requerimientos por el arco del triunfo y por el
portal de Belén, y allí que aparecieron todos. Los treinta. Me río yo de lo de “casa
okupada, casa encantada”, Ada Colau. La próxima vez, que vayan a la tuya.
Mi familia es una plaga bíblica.
De langostas, para ser exactos, que después de la okupación no me queda ni un
trocico de hueva con almendras que echarme a la boca. Pero, a veces, hasta las más
bárbaras de las invasiones se agradecen: en este largo invierno de nuestro
desgobierno en el que las mesas de Navidad con sitios vacíos nos producen un
dolor insoportable, en el que intentamos llenar los huecos enormes del corazón rellenando
el estómago, en el que pretendemos compensar a base de dulces el sabor de boca
amargo que nos dejan las ausencias, en el que los que nos quedamos aquí, los
leftovers, los sobrantes, echamos tanto de menos a los que se han ido que
estamos a punto de volvernos locos, sólo el cariño de la familia, de la genética,
la política o la adoptada, de la que te viene de serie, de la que tú eliges o de
la que te elige a ti, te reconforta y te consuela. Que te dejen con la nevera
vacía o que intenten matarte con un hueso de jamón es peccata minuta, que mi
familia no tiene culpa de descender de los Borgia. Eso sí, para Nochevieja servidora
se lleva como acompañante a un catador de venenos. Por si los cianuros.
1 comentario:
OLE
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