PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 15 DE DICIEMBRE DE 2015
El Twitter es un campo de minas. O de sueños,
depende de quién tuitee: escribe Monedero “Vamos a ganar las elecciones porque
somos pueblo y sentimos como el pueblo. Somos, es nuestro secreto, una máquina
de amor. Gracias Pablo”. Una máquina de amor.
Él se queda tan fresco y yo me quedo tan muerta. Monedero convertido en una “love
machine”. No en una “sex machine” a lo James Brown (o a lo Pedro Sánchez, que
vaya piolet enseñó mientras escalaba con Jesús Calleja), ni siquiera en un
orgasmatrón a lo Woody Allen. En una máquina de amor. Acabáramos.
Después de esto, Monedero está a un paso de
empezar a tuitear frases de Paulo Coelho. O de soltar un “Buenos días , mundo”,
a lo Rosa Benito. Rosa Benito sí que estaba casada con una “sex machine”, que
Amador era muy de venirse arriba en cuanto Rosa le ponía una mano encima. A
Benito se le puede perdonar cualquier cosa (o no), desde que se casara con
Amador hasta que diga que antes de volver a “Sálvame” se parte las piernas y
luego aparezca en el “De Luxe” como si tal cosa. Pero a Monedero no se le puede
perdonar la cursilería, que se empieza siendo una máquina de amor y se acaba
mandando PowerPoints de gatitos. Porque Monedero, tras esa pinta de ex
componente de Ismael y la banda del Mirlitón, oculta un corazón de adolescente
enamorada de Justin Bieber. No quiero ni pensar los wassaps que van a salir de
su teléfono felicitando las fiestas: “Te quería mandar algo súper especial para
esta Navidad, pero tuve un problema. ¿Cómo envuelves un abrazo y un besote?”. Los
mensajes de los políticos los carga el diablo. Que se lo digan a Rajoy.
Entre la “love machine” y la “sex machine”, yo
me quedo con la “dance machine”, a lo Miquel Iceta, que yo soy más de bailar, aunque
acabe cayéndome sobre un suelo enfangado de cubatas por intentar hacer de
Olivia Newton-John subida a unos tacones de doce centímetros. Es lo que tiene
ser también una “drink machine”. Menos mal que me espatarro sobre el suelo y no
bajo un señor con bigote, como le pasaba a Dorothy Parker. "Me gusta
tomarme un Martini. Dos como mucho. Después del tercero estoy debajo de la
mesa. Después del cuarto estoy debajo del anfitrión”. Los Martini también los
carga el diablo.
1 comentario:
La entiendo en cuanto a su drink machine. Me preocupa que en SPPain lo que más se lleva es el forget machine.
Mucho AMOR para usted.
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